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El tamaño sí importa

Natxo Vidal.

El poeta siempre es un explorador, un buscador de sensaciones y un incansable guía hacia la belleza o el dolor. Todos los grandes autores de la poesía han intentado encontrar su voz, su tono o esa obra que les pudiera hacer únicos en el Olimpo de los elegidos. Realmente todo autor, tanto en prosa como en verso, tiene su libro, esa publicación que destaca sobre las demás, como ese hijo que es una figura del deporte y destaca sobre los otros. En ocasiones, los autores sufren una suerte de iluminación, como una epifanía, que les lleva a sacar un libro llamado a ser una referencia.

El tamaño sí importa

XL, de Natxo Vidal, publicado por la editorial murciana La fea burguesía en su colección de poesía, con prólogo de Alberto Chessa, es una obra de las que nacen para perdurar. Natxo ha realizado un poema-río de mil versos, consecutivos, sin descansos, tal vez buscando la obra unitaria, el cénit de su poesía. Como dice Chessa en su magnífico prólogo, que sirve de pórtico: «Como te decía, no has escrito un poemario; has escrito otra cosa que obliga a separar la última sílaba del vocablo anterior: un poema-río, casi oceánico. Eres listo y has leído lo tuyo, de suerte que sabes bien que para ciertas cosas, como es una autobiografía en verso, un autorretrato (¿en espejo 10 // convexo? No: más bien como «un árbol / reflejado en un río»), la composición más corta no es la mejor idea, porque no tolera (o lo tolera mal) el grado de experimentación y de arrojo que tú necesitabas ensayar aquí. Y encima va y te sale bien. No sé si será por ese marco entre rural y legendario donde decides sembrar tus recuerdos («Recuerdo, sobre todo, los gorriones», empiezas a largar), o por esa acrobacia que se bandea entre una cierta tensión hermética y una distensión enlodada, pero lo cierto es que hay un halo de misterio que recorre todo el poema, como una nebulosa, un sfumato. Y eso que estás hablando de sustancias documentables (lo que has vivido, a la postre), aunque, amigo mío, ¿qué hay más enigmático que tratar de volver a hacer real lo que ya se nos fue? Como tú mismo sentencias: ‘no / es / lo que pasó, sino lo que recuerdo’. ¿Y no será que lo que se vive es al cabo solo lo que se recuerda?».

Natxo Vidal, en XL, ha desnudado su alma para traernos sus cuarenta años en mil versos. Podríamos pensar que es una audacia, una locura, pero Natxo ha sabido aunar su poética en estos mil versos. XL es un canto a su vida, a sus fobias, filias y a todo ese universo vidaliano al que tan acostumbrados nos tiene. Me llama poderosamente la atención que vuelva a usar una imagen tan potente como es el desollamiento de un conejo. También vuelve al uso de coloquialismos y a imágenes pop del cine, la música o de la propia literatura. Natxo Vidal ha subido a una cima mostrando una obra valiente y repleta de hallazgos. XL nos muestra otro Natxo, tal vez más serio, más reflexivo con su mundo y lo que le rodea.

Natxo Vidal (Monóvar, 1978) es profesor de música. Autor de los siguientes poemarios: Atrás no es ningún sitio (Accésit en el VI Premio de Poesía Dionisia García, 2006), Sal en los ojos (finalista del Premio de la Crítica Literaria Valenciana 2013), La niña que jugaba a la pelota con los dinosaurios (2013), Ícaros desorientados (2015), Mi parte de la pólvora (2018) y Así termina (2020). Igualmente, ha publicado el libro de relatos Stravinsky en el Birdland (2018). Ha colaborado con las revistas de arte y literatura El coloquio de los perros y La Galla Ciencia y parte de su trabajo aparece, además, en otras revistas, foros y fanzines. Forma parte de la antología de relato breve Semana de pruebas (2009) y ha recitado sus textos en Murcia, Alicante, Almería, Cartagena, Madrid, Valencia, Albacete o Nueva York, entre otros lugares. Actualmente es profesor de trombón en el Conservatorio de Música de Murcia.

Si dijera que XL no me ha sorprendido mentiría. No solo me ha sorprendido, muy gratamente, por cierto, sino que me ha fascinado. Estamos ante una obra muy valiente y que, sin salirse de su camino, nos trae algo novedoso. Vidal juega con un título que puede tener muchas interpretaciones, pero habla claramente de su cambio de década. XL son sus cuarenta años y toda la extensión de una obra digna de ser un referente en la poesía alicantina. Natxo ha hecho cumbre, su primer ochomil, ahora a la conquista del resto de montañas.

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