Contar historias de ficción para reflejar la realidad es la actividad literaria más antigua de la civilización humana. En un primer momento, incluso en sociedades no ágrafas, la memoria individual va reiterando las mismas fábulas de forma oral y será en momentos concretos de la evolución de las lenguas cuando se pongan por escrito. En el caso del español, la obra antigua y más conocida es El Conde Lucanor del Infante D. Juan Manuel del siglo XIV. Esta tradición ancestral se perpetúa por los siglos siguientes hasta nuestros días y es donde podemos encuadrar Noticias del Antropoceno (2021) del académico de la lengua José María Merino, octogenario, con una gran labor cultural en su haber y reciente Premio Nacional de las Letras 2021.
El cuento tradicional se caracteriza por mostrar una historia breve, sencilla y con personajes escuetos, arquetípicos; en él todo está pensado para mostrar una idea sencilla, con voluntad de enseñanza, mediante una estructura tradicional de planteamiento, nudo y desenlace, y con una progresión temática lineal. Doctrina que ya defendía en su discurso de ingreso en la Academia con la idea de que la ficción literaria le servía para afrontar la realidad (https://www.rae.es/sites/default/files/Discurso_Ingreso_Jose_Maria_Merino.pdf). Esta es la base con las que Merino escribe los 48 de Noticias del Antropoceno, agrupados temáticamente en cinco grupos y en un epílogo. La unidad de todas estas historias, la mayoría inéditas salvo seis, se consigue con la idea central del libro: «La agresividad humana lo invade todo; la naturaleza humana se debilita y envilece» (p. 14). Esta idea se recoge bajo el neologismo «Antropoceno», compuesto, siguiendo la terminología de las eras geológicas, de dos formantes griegos «antrhopos» (ser humano) y Kainos (nuevo); por lo que sería la nueva era del ser humano.
El Antropoceno no se presenta bueno para el ser humano pues muestra temas tan actuales como el cambio climático, la basura como arte, el continente de plásticos, la muerte de las abejas, la basuraleza, la inteligencia artificial, la crisis de 2008, la industria eólica, el tráfico de órganos, los refugiados, la creación de virus mortales, la cuestión del género gramatical (robots/robotas, p. 269), la censura en el uso del léxico, etc. Todos ellos, incluso con cierto humor (el síndrome de «turistravío», p. 164), provocan que, hasta Dios, en el primer cuento, dimita como creador del mundo (p. 19-22). Esta temática define de forma pesimista la sociedad en la que vivimos. Con predominio del narrador tradicional omnisciente en tercera persona y con el sustento de una gran galería de personajes arquetípicos, con la reiteración de niños y adolescentes en varios cuentos, las historias sencillas que cuenta aparecen ante nuestros ojos como piezas del puzle que supone este libro.
Los cuentos presentan una gran maestría en su composición, tanto en aquellos relatos que nos recuerdan a la literatura juvenil, como en otros más complejos, como La biblioteca fantasmal. Se práctica una redacción fácil, muy legible, pero realizada mediante una sintaxis muy trabada, con predominio de la frase larga construida mediante un orden claro y fijo, con un excelente uso de la coordinación y de la subordinación precisas, sin hipérbatos. Siempre se obvia cualquier intención de oscuridad lingüística con la que conseguir una literariedad o poeticidad impostadas. De hecho, de los muchos temas de los que se vierte opinión, se encuentra la literatura actual: «Además, la literatura que ahora funciona mejor es esa que yo siempre he aborrecido, de usar y tirar, hecha de libros con plazo largo de extinción, novela histórica de medio pelo, género negro ramplón, que nadie piensa que tengan más futuro que el mayor número de posible de ediciones antes del siguiente best seller» (p. 184).
Y ¿Por qué deberíais de leer esta colección de cuentos? Porque es una excelente muestra de un género ancestral y porque, en este caso es el resultado de una vida narrando historias bajo la perspectiva de alguien que vive una época que intenta comprender; de ahí que muestre, mediante la ficción literaria, una observación precisa de todo aquello que puede configurar nuestra era.
