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Definirse en un instante

Narrativa particular para un momento de la historia reciente de España: Anatomía de un instante de Javier Cercas

Definirse en un instante José Joaquín Martínez Egido

Y el instante no fue otro que aquel en el que un 23 de febrero de 1981, el entonces presidente Adolfo Suárez se quedaba sentado en el hemiciclo del congreso mientras las balas zumbaban a su alrededor. Y a partir de esa imagen, de ese instante concreto, Javier Cercas construye Anatomía de un instante (Mondadori, 2009) combinando la técnica novelística con el género del ensayo en algo más de 400 páginas; de ahí que consiguiera con ella el Premio Terenci Moix de Ensayo y el Premio Nacional de Narrativa en 2009.

Es una novela con el hibridismo de realidad y de ficción. Con el matiz de que su inicio en una imagen televisiva popular: «Ningún personaje real se convierte en ficticio por aparecer en televisión […], pero es muy probable que la televisión contamine de irrealidad cuando toca, y que un acontecimiento histórico altere de algún modo su naturaleza al ser retransmitido por televisión, porque la televisión distorsiona el modo en lo que lo percibimos (p.14)». Y más, cuando encuestas recientes constatan que, por debajo de los 35 años, siete de cada diez españoles no saben quién fue Tejero.

El lector, al ser un tema tan conocido visualmente (instante narrado por Cercas de forma concisa, ordenada y perfecta, lo que lo convierte en ejemplo de presentación de hechos, p. 29-31), tiende a pensar que lo que se cuenta es algo así como un reportaje, como un testimonio periodístico. Pero lo que ofrece Cercas es una novela; si se quiere, una novela testimonio; pero una novela, al fin y al cabo, en la que los personajes son personas, cuyo comportamiento se constata en la realidad, pero se narra novelado, siempre novelado. Esta característica define la novela, la cual también se refleja en su estructura, pues el prólogo es, realmente un epílogo, y el epílogo podría ser El prólogo. Y en medio, cinco partes con títulos que ilustran de forma metonímica o metafórica cómo se fraguó el fallido golpe de estado, el desarrollo concreto de los acontecimientos de su ejecución y cómo terminó aparentemente. Se reconstruye todo a partir de los datos que han sido publicados en la prensa, pero con las reflexiones e interpretaciones del autor que configuran su componente ensayístico.

Cuando se publicó, no la leí. No me apetecía leer lo que, en principio, ya creía saber. Me suele pasar con otros temas. Cinco años más tarde, por una circunstancia académica, me animé a leerla y me sorprendió gratamente (¡siempre los prejuicios!). Además, su estilo, con el predominio de una subordinación muy alta, inclina su lectura hacia la pausa y la reflexión del ensayo. Los hechos, aun conocidos, se envuelven en un halo de conspiración, siendo la puesta en intriga de la novela. Esto provoca siempre querer conocer más de lo que ya sabemos. Ahora bien, no deja de ser una novela. Algunos años más tarde, la volví a leer para dictar una conferencia en las Aulas de Elda. Fue en el ciclo «España en la novela actual», programado en 2018 por su directora, Concha Maestre. Y, desde entonces, es recurrente en su salida de la estantería. Así, esta semana, en el aniversario de los hechos, de nuevo la he abierto y veo lo significativa que sigue siendo porque los derechos siguen estando amenazados. Y, como siempre, he vuelto a disfrutar con los recuerdos vitales que la acompañan, desde qué hacía yo aquel día siendo un adolescente, en el que, sin conocer el posible alcance del acto, los amigos nos llamamos aquella tarde para ver si salíamos. Efectivamente, aunque ignorantes, nos quedamos en casa sin vuelta gracias al conocimiento y a la prudencia de nuestros padres.

Y ¿Por qué deberíais de leer esta novela? Porque es una tendencia en la narrativa española mezclar realidad y ficción, como temática; y narración y ensayo como géneros. De tal forma que su lectura es una experiencia narrativa atractiva y diferente para un disfrute un tanto personal. Y, para los tiempos que estamos viviendo, es siempre un aviso a navegantes, tanto por su contenido, como por las actitudes de quienes vivieron el instante.

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