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Fotografía

Matthew Barney Danza testicular orgánica

Matthew Barney: Danza testicular orgánica

Mi interés por la danza tiene que ver con el drama esencial de un objeto en el espacio, la interacción con la gravedad y la posibilidad de que el objeto se caiga o falle.

Matthew Barney

Es así, de este modo y con estas palabras como Matthew Barney, escultor, pintor, videoartista y fotógrafo, de forma espontánea y sin proponérselo define su trabajo. Con este mensaje hila las capas que configuran su obra que tiene mucho de literaria, aunque a diferencia de un novelista que realiza su trabajo en solitario, Barney se rodea de colaboradores, algunos de los cuales son personajes mediáticos, como la actriz suiza Ursula Andrews, el escritor de New Jersey Norman Mailer y el escultor californiano Richard Serra, entre otros. Su lugar de trabajo no es un pequeño despacho con una mesa, un ordenador y una biblioteca, es un plató cinematográfico con los focos de su mente cargados de potente iluminación pues poderosa es su imaginación visual, repleta de inventiva con las formas de una nueva manera de expresar la inspiración dadaísta y la fantasía que desarrolla de manera orgánica. En su imaginario reúne a los atletas de la mitología griega con el atletismo que se practica en la actualidad, escenarios del cine musical hollywoodense, de gran presupuesto, a la manera de Busby Bekerley y Bob Fosse, el psicoanálisis freudiano con visiones mágicas en asombrosas secuencias, recreando imágenes que fluyen, a través de poderosos temas que recuerdan al cine futurista de Stanley Kubrick y los enigmas surreales que podrían existir en las películas de David Lynch transitando por el filo del film Blade Runner de Ridley Scott.

Matthew Barney Danza testicular orgánica

Matthew Barney (San Francisco, California, 1967) concibe sus ideas de la misma forma que un artista podría proyectar su trabajo a través de la fotografía, creando composiciones que encuadra como si se tratara de imágenes estáticas, y que el ritmo que contiene su montaje las convierte en auténticos films sin diálogos aunque no mudos, pues sus secuencias están llenas de coreografías envueltas en música construida a través de partituras que podemos reconocer, pues hacen alusión al cine musical del Hollywood dorado, a films de acción trepidante e incluso a sinfonías clásicas ejecutadas por grandes orquestas; no es necesario pensar que podrían estar relacionadas con los spots publicitarios que nos invaden a través de los medios de comunicación, sino que es la publicidad quien se ha reflejado en las ideas de Barney tomándolas como inspiración. En sus inicios trabajó como modelo de Ralph Lauren y desfiló en las más importantes pasarelas neoyorquinas para poder financiar sus primeros videos.

Matthew Barney Danza testicular orgánica

Field Dressing

Cuando sus progenitores se separaron, fue a vivir con su padre a Idaho, ingresando en la Universidad de Yale para estudiar cirugía plástica, decantándose así mismo por el atletismo, el fútbol y la lucha. El cuerpo humano y el atletismo influyen en toda su creación. Su estancia en Yale duró únicamente un curso, pues enseguida cambió la medicina por las bellas artes en la que se graduó con honores. Su tesis fue un vídeo, Field Dressing, donde dejó constancia de las bases que influirían en sus trabajos posteriores. Tiene fama de considerarse uno de los artistas más ambiciosos de los últimos tiempos, la crítica internacional parece apoyar esta idea. La escultura y el videoarte son, principalmente, los medios en los que desarrolla su trabajo. Su madre, la pintora Marsha Gibney, le hizo tomar consciencia de que el arte era un camino con el que podía expresarse. Su fascinación por el cuerpo humano, sus posibilidades y sus limites considerando la fisicidad del deporte de gran importancia marca toda su trayectoria, logrando convertir estos conceptos en los elementos principales de su obra, configurando el esencial leit motiv de sus escenas.

Matthew Barney Danza testicular orgánica

Cremaster

Es el músculo que se encuentra en el pliegue de la ingle y bolsa testicular, conocida como escroto, en las que forma la túnica eritroidea. Su función es regular la temperatura de los testículos y favorecer la función de los espermatozoides. Es considerado como una extensión del oblicuo menor del abdomen, desarrollándose en toda su extensión, únicamente en el cuerpo masculino. En las mujeres, el cremaster está formado por pequeños bucles musculares en el ligamento redondo.

El ciclo Cremaster (1994-2002), es la obra maestra de Matthew Barney. Un proyecto de videoarte, producido por el mismo autor, dividido en cinco partes, fusionado con escultura, fotografías y dibujos. Versado en la identidad masculina, funciona como una suerte de biografía de identidad cercana a la mitología; este título hace referencia al citado músculo cremáster que sostiene los testículos y hace que estos se muevan, arriba y abajo según los cambios de temperatura, el miedo, la estimulación externa… Supone una importante ruptura con su obra anterior, girando hacia una estética de espíritu fantástico donde aparecen sátiros, hadas y demás personajes de resonancias mitológicas, situados en barrocos escenarios. El tema de los fluidos corporales, la anatomía masculina, la alquimia y el deporte. Barney fue atleta en su juventud, adquiriendo un espléndido cuerpo que muestra como personaje principal de su obra, alejándose del autorretrato, recreando ficciones atemporales. Una reina enloquecida por el amor de un héroe trágico. Desbordante ópera, western gótico y crepuscular, gansters, escenas de horror, drama de costumbres en época victoriana. El vestuario, maquillaje, máscaras y simbología masónica, etc, acentúan el propio carácter épico de esta gran obra. La realización de los films que componen el referido ciclo, de manera estudiada no siguen un orden cronológico, figurando en primer lugar Cremaster 4 (que se exhibió en 1994), Cremaster 1, en 1995, Cremaster 5 (1997), Cremaster 2 (1999) y el tercer Cremaster en 2002. Integrándose todos ellos en una conciliación histórica entre mitología y autobiografía, estableciéndose relaciones entre arquitectura y escultura a través de tramas que la aproximan al guion cinematográfico rodado en estudios. El orden secuencial de estas películas se correlaciona a la altura de las gónadas durante el proceso embrionario de diferenciación sexual con Cremaster 1 que representa el estado testicular más elevado y el Cremaster 5, el más bajo. Al autor no le interesan los espectadores pasivos, por ello las tramas que componen esta obra forman parte de un embrión en el que parece contarnos una idea en la cual resulta imprescindible involucrarnos para completar el argumento y las estrategias contenidas en la propuesta, y así poder desarrollarlas para su asimilación, aunque también se puede disfrutar de la fuerza y belleza de su iconografía, los movimientos de la cámara, el audaz vestuario y el resto de elementos y conceptos que forman parte de este trabajo sin necesidad de llegar a entender plenamente las rocambolescas historias que se relatan.

Matthew Barney Danza testicular orgánica

Para esta excitante y revolucionaria infraestructura vanguardista no toda la crítica es positiva, siempre su trabajo ha generado opiniones dispares: unos piensan que solo busca impresionar con imágenes vacías de contenido mientras otros aprecian la compleja riqueza, de gran significado, que figura con derecho propio en los anales del arte contemporáneo. Barney es un maestro de la simbología que gusta de jugar con el espectador. Más allá de los capítulos fílmicos del ciclo, la obra se completa con series de fotografías, cuadros con dibujos y pinturas e instalaciones escultóricas que añaden elementos narrativos a las diferentes tramas.

Para mí es fundamental que este ciclo pueda verse completo pues se trata de una sola pieza dividida en capítulos. Aunque en la actualidad puede viajar mas allá de los limites de un museo y en mi opinión, cuanto más lejos, mejor, pero sinceramente pienso que el museo contemporáneo es su verdadero hábitat. Ha confesado el autor.

Se ha de dejar constancia de que su trabajo como cineasta supone lo opuesto al cine comercial, la diferencia estriba en que la desbordante imaginación y los mensajes que contienen sus imágenes difieren en el lenguaje y en la forma de los existentes en la cinematografía para masas. La crítica de arte Ángela Molina opinó sobre esta obra en su interesante artículo, La cabeza contra el trastero (Babelia, El País, 2002) en el que hablaba sobre la posibilidad de que existieran claves autobiográficas en la obra de Matthew Barney… […no tiene límites a la hora de hacer pedazos la Historia, trascender la naturaleza humana y predicar el apocalipsis de la masculinidad… ] […Cremaster sería el músculo de la Historia que permanece inhiesto ante la implacable caricia de la destrucción…] […no es el tipo de obra audiovisual de digestión rápida, al contrario, se necesita masticarla una y otra vez hasta degustar cada ingrediente para saber de que está hecha.]

Matthew Barney Danza testicular orgánica

Björk

La cantante y compositora islandesa Björk también formó parte de la nómina de modelos que trabajaron en sus vídeos. Más allá de la profesión o quizá por ello mismo, fueron la pareja de moda, armoniosos, creativos, excéntricos, mundanos y asombrosamente inteligentes, además de raros, cultos y practicantes de la experimentación en el arte al igual que en su propia vida. Sus apariciones en público eran sonadas tanto en el buen sentido como en lo negativo. Solo ella fue capaz de protagonizar una lamentable situación, que tuvo eco en la prensa del mundo entero, en la que la sofisticadísima cantante, compositora y actriz agredió a un periodista arrebatándole el micrófono y dándole con él en donde le vino en gana, con una horrible expresión en su rostro; en este desafortunado momento se encontraba en un aeropuerto junto a Isadora, la hija de ambos. En los doce años que duró su relación solo existe constancia de que trabajaran juntos una única vez, en 2005. Ella actuó y compuso la música de su película Drawwing restraint 9, obra complicada, cuya trama transcurre a bordo de un barco ballenero japonés en el que Barney y Björk aparecen besándose, celebrando una ceremonia del té, en la que acaban rebanándose las piernas el uno al otro en un extraño ritual que sucede en un camarote que termina inundándose, rodeados de un coro de mujeres sirvientas ataviadas con trajes propios de las geishas. Esta sorprendente obra pertenece a la serie comenzada por el artista en su época universitaria, The Drawing restraint.

Sus magnos egos no estaban llamados a permanecer toda la vida unidos. En su separación, ella, con gran carga emocional y romántica, compuso una canción que le sirvió de psicoanálisis, la letra decía algo así: «…tú tienes miedo de mis ilimitadas emociones y yo estoy hasta el coño de tus obsesiones apocalípticas. Esto sucede por que te amé demasiado y quizá te amaré toda la vida». Pasado un tiempo, ella confesó haberse comportado como una adolescente en el asunto de la separación, pero no hay que olvidar que el desamor es uno de los grandes temas inspiradores de las composiciones musicales.

He de reconocer que el perfil de esta mujer jamás me interesó un ápice, ni tan siquiera cuando era la vocalista de los Sugarcubes en sus inicios; grupo que tuvo que abandonar debido a las tensiones entre ella y el líder de la formación. Su fama es todo un misterio y la venta de sus discos se debe a ardides publicitarios, como cantante utiliza las cuerdas vocales, sin apenas registros, para gritar o modularla con afonía melíflua. Sus composiciones deben su mérito a los arreglos efectuados por profesionales de la música electrónica de reconocido prestigio en el ámbito del trip hop; concretamente en su mejor álbum, el primero que publicó en solitario, como indica su título, Debut (1993), trasciende la genialidad que no forma parte de sus frutos, sino de la parte técnica, además las canciones fueron coescritas junto al productor del disco Nellee Hooper que había producido, asímismo, a Massive Attack.

El gran director danés Lars von Trier, realizador de grandes obras cinematográficas cuyo cénit se encuentra en el film de 1996 Rompiendo las olas, creador del absurdo movimiento Dogma, contó con Björk como protagonista en su film musical, Bailando en la oscuridad (2000), junto a Catherine Deneuve; convertida en una película de culto en la que la oriunda de Islandia interpretaba el rol de una mujer ciega, apareciendo en todo el metraje tras unas grandes gafas oscuras que no permitían ver las expresiones de su interpretación, además la película se filmó con la cámara al hombro, típico del Dogma, que se desenfocaba fácilmente, lo que complicaba apreciar con nitidez la complejidad de su talento como actriz protagonista aunque sí trascendía su egocentrismo actoral. No obstante, tuvo grandes reconocimientos pues ganó la Palma de oro del Festival de Cannes a la mejor actriz, el Globo de Oro y tuvo otras nominaciones de importante calado. Diecisiete años después de este rodaje, la actriz de una única película denunció por abusos sexuales a Lars von Trier, ocultando su nombre de forma absurda pues todo el mundo sabía a quién se refería. El cineasta negó los abusos denunciados, reiterando los problemas de un rodaje conflictivo. Ha continuado publicando discos, el último en 2017, donde suele aparecer en la cubierta como encantadora muñeca con una máscara de polvos de maquillaje apoderándose de su rostro, ataviada con pijamas de colores encubriendo las irresistibles canciones que ha sido capaz de crear.

Final

Se ha hablado de las influencias de Matthew Barney que han recaído en el arquitecto, poeta y artista visual Vito Acconci y en el artista y realizador de performances Chris Bourden, pero la obra de Barney va más allá en cuanto a universalidad y brillantez visual.

La 45 Biennale di Venezia otorgó a Matthew Barney y al Ciclo Cremaster, el Premio Europa 2000. De esta obra que, según se ha dicho, es una fiesta visual subjetiva y hermética, proporciona a la Historia del Arte algunas de las imágenes experimentales mas enigmáticas y hermosas que jamás fueron creadas, como una vasta producción de vídeo musical impregnada de los rasgos eclécticos de una cierta divina comedia con un perverso sentido del humor.

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