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Literatura Santiago Muñoz Machado Director de la Academia de la Lengua

«Llama la atención el respeto religioso que se tuvo ante Cervantes»

Cervantes, editado por Crítica, aparece, entre otras cosas, para dilucidar qué biógrafos de los que ha tenido el autor del Quijote estuvieron más cerca de la realidad de su vida, que a veces ha sido una biografía vituperada, engordada con tópicos o enflaquecida con envidias

Santiago Muñoz Machado, en su asiento de la Academia de la Lengua. josé luis roca | JOSÉ LUIS ROCA

Santiago Muñoz Machado, director de la Academia de la Lengua, la entidad que se empeñó en certificar para siempre la dignidad al más importante escritor español de todos los tiempos, publica mil páginas (un centenar y pico son notas) sobre la vida de Cervantes. Cervantes, editado por Crítica, aparece, entre otras cosas, para dilucidar qué biógrafos de los que ha tenido el autor del Quijote estuvieron más cerca de la realidad de su vida, que a veces ha sido una biografía vituperada, engordada con tópicos o enflaquecida con envidias. O distorsionada por las fuerzas vivas de los años en que Cervantes, nacido en 1547 y muerto en 1616, ya no podía defenderse. En cuanto a las malas lluvias que cayeron sobre esa biografía, Muñoz Machado se extraña del respeto religioso que se tuvo en tiempos acerca de la vida y las andanzas del extraordinario escritor.

Muñoz Machado acaba de publicar Cervantes.

La actitud de Avellaneda, por ejemplo, contrasta con la caballerosidad con la que Miguel de Cervantes responde.

Ese tipo de cosas describen a un ser humano. Parece increíble su bondad, sí. Esa manera de afrontar una situación de gran penosidad como fue que trataran de reventarle la obra. Él no se dejaba llevar por la ira, siempre fue un personaje templado. No se ve en su obra ni una sola crítica severa contra nada ni contra nadie. Utiliza la ironía pero no es sarcástico. Es un personaje tranquilo.

¿Acaso estaba ensayando en esas reacciones su propia obra? Porque en toda su obra hay una enorme ironía.

La ironía del Quijote corresponde a su manera de ser. El Quijote es Cervantes mismo.

¿Por qué fue, en ese sentido, tan caballerosa también su relación con Lope de Vega?

Bueno, hubo un momento de crisis en esa relación. Se produce en 1604. Probablemente Cervantes había repartido el Quijote en pruebas manuscritas para que le hicieran los sonetos introductorios tan propios de esos libros, entre ellos Lope de Vega, porque una vez él escribió que no había nadie tan tonto que lea a Cervantes o algo parecido. Salvo eso, la relación entre Cervantes y Lope de Vega fue estupenda. Se dice que Lope de Vega se enfadó mucho por las consideraciones que hay en la primera parte del Quijote sobre la decadencia del teatro en España porque ya no se atiene a los cánones. Pero eso, bien analizado, no tendría por qué molestar a Lope de Vega, porque él mismo decía cosas parecidas de su teatro. Decía que escribía para el vulgo y cobraba tan tranquilo. Más allá de eso, ambos se dedicaron grandes elogios y ahí están para quien los quiera consultar.

Esa distancia que se preestablecía entre los escritores, resulta algo connatural al oficio, ¿no? ¿Usted no percibe eso aquí en la Academia?

¿Las envidias?

Sí.

Envidia es una palabra muy gorda. Pero que se producen celos entre los académicos por la aparición de obras nuevas y su valoración, pues sí. Hay de todo, naturalmente. Hay escritores que saludan con entusiasmo la aparición de una obra nueva del compañero y otros que lo ven con reticencia y se les nota en los ojos. Los ojos descubren el alma, ¿no?

¿Ha tenido que mediar en alguna reyerta?

No, nunca. Es que no la he visto, no se ha producido y no he tenido que mediar en nada de eso.

¿Por qué fue tan rápida la difusión de una obra como el Quijote en tiempos que no resultan como los de ahora?

Una parte importante de la primera edición del Quijote, la de 1605, se fue directamente a América y hubo que hacer otra edición de inmediato en el mismo año. ¿Cuál era el sistema de difusión? Pues el Quijote es una obra hecha para ser leída en voz alta, tiene capítulos más o menos breves y la práctica de la lectura en voz alta era una práctica muy extendida entonces y por eso se difundió ampliamente entre un público que era muy analfabeto. También, muy rápidamente hubo ediciones clandestinas en valenciano y en portugués que tuvieron gran repercusión. Además de esto, oye, era una obra muy divertida, que trataba de desbancar a la literatura caballeresca de su podio. Era una obra simpática, que se entendió al principio como una obra de entretenimiento y, por eso, acaparaba la atención de toda la gente.

¿Qué significado tuvo América para el Quijote?

Se difundió rápidamente en América. En 1606 ya hay una representación escénica en un lugar muy apartado del Perú, con personajes. Eso contribuyó enormemente a que se conociera. Además, varios criollos aprendieron a escribir basándose en las grandes obras de la literatura española. Por cierto, Cervantes quiso irse a América, se lo pidió a Felipe II pero no le hizo caso. Ahora especulemos: si él hubiese ido a América, ¿hubiésemos tenido Quijote? Bueno, no lo podemos saber, pero en América lo normal hubiera sido que se hubiese esforzado por hacerse rico, no lo sé.

¿Cuándo empezó a haber unanimidad respecto a la calidad del Quijote?

Es que solo hubo una época en que se puso en duda: a principios del siglo XVIII, cuando hubo quien dijo que era mejor el de Avellaneda que el auténtico. Pero aparte de eso, y de algunos franceses que dijeron que la obra no era buena, pues siempre ha habido unanimidad. Lo que ha tardado en formarse es el mito. El mito del escritor más grande y de la obra absoluta. En eso tiene mucho que ver la Academia, con la gran edición que hizo del Quijote y con que algún académico haya hecho una biografía y con eso Cervantes empieza a ser exaltado. Bueno, él y su correspondiente importancia histórica. Eso ocurre a mediados del siglo XIX.

¿Qué te ha enseñado Cervantes sobre la España de hoy?

La lectura de Cervantes hay que referirla a la España se su época, pero como es una obra tan rica, piensas en cosas de hoy: la arbitrariedad de los jueces, cargos públicos ocupados por gente sin valor, la ingenuidad de la gente que cree en cosas absurdas. Eso está en el Quijote y eso lo vemos a día de hoy.

¿Eso lo llevamos en la chepa o es algo que Europa nos ha ayudado a dominar?

Es algo nuestro. Hay un cierto carácter español que se refleja en personajes del Quijote. Son personajes eternos. Se debe a la forma de abordar las cosas que tenemos en este país: costumbres molares, costumbres religiosas.

Hay quienes han reescrito el Quijote: Francisco Rico, Andrés Trapiello. Cada uno a su manera. ¿Cómo has visto eso?

Muy admirativamente. Pero no tiene que ver una con otra. Trapiello ha hecho una especie de traducción al lenguaje actual y Rico hizo entonces una edición crítica, la mejor edición crítica que hay, por cierto.

Dice mucho de nosotros que situemos al Quijote primero como una carcajada y luego como una comedia humana trascendental, ¿no?

Sí. Él es un personaje que está continuamente sonriendo y presenta una visión de la vida amable, que puedan leer todos, incluidos los niños.

En la Feria de Fráncfort, un escritor alemán se acercó a Mario Vargas Llosa con un libro de mil páginas, como este que recorre la vida de Cervantes. A aquel autor alemán Mario le dijo que con el peso de ese volumen podía matar a un hombre… ¡No tendrás la intención de matar a alguien con un libro tan grande!

Ja, ja, ja, ja. No. Bueno, Vargas Llosa también ha hecho libros gordos, como La guerra del fin del mundo. Mi intención no es matar a nadie, es solo invitar a la gente a leer una vida extraordinaria.

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