Llevan años trabajando y perfilando un sonido que hoy es más libre que nunca, así lo explican Las Migas, cuarteto catalano-andaluz que acaba de lanzar Libres. En su primer disco autoeditado, grabado en Sevilla, seducen con coros que combinan con el flamenco de raíz, su masa madre, y desacomplejados acercamientos country y el pop. La libertad es asumir riesgos y ellas lo han hecho en un disco desenfadado que reivindica la libertad con temas como Antonia, una historia de amor lésbico rompedora y alegre, y La cantaora, una canción más urbana donde colaboran con María Peláe. Todas ellas se alternan como voz solista y también unen sus voces en un pegadizo estribillo a coro que reza: «Y es que mi canto no busca la rendición / ni ser sumiso, ni quiere que el corazón pida permiso / le sobra una explicación».

El disco cuenta con otras colaboraciones de campanillas: Estrella Morente pone su voz en Alba, inspirada en un poema de Lorca, y José Fernández Tomatito en Rumba para que te enamores. Ese respaldo por parte de grandes artistas es un motivo de orgullo para Marta Robles (guitarra), Alicia Grillo (guitarra), Roser Loscos (violín) y Carolina Fernández La chispa, cantaora con una voz superflamenca capaz de adaptarse a otros registros. Ella ha sido la última en incorporarse a esta banda en la que empezó la hoy consagrada Silvia Pérez Cruz.

«Es el primer disco que grabo y es un orgullo hacerlo con ellas», declara Fernández con una enorme sonrisa. «Me encanta innovar y aunque me siento flamenca y ese ramalazo siempre me va a salir, eso de enredar por todos lados me va. Estoy deseando llevarlo a un escenario. Eso es lo que más me llena», dice, pensando ya en el concierto de presentación que ofrecieron en Luz de Gas (Barcelona). La puesta de largo contó con invitadas especiales como Judit Neddermann, las Sey Sisters, las Maruja Limón y Magaly Sare. «Nos hace mucha ilusión», confiesan.

Concebido en pandemia

«Teníamos algunas canciones pero vino la pandemia. Eso nos permitió dedicarle mucho tiempo y cariño al disco», dice Robles, que se ha estrenado en la producción musical, junto a Oriol Riart, su chico, y Luis Villa (Unomusic). «El disco tira mucho al sur, que es lo que nos mueve a nosotras, pero también hay mucha innovación. A Marta, por ejemplo, le tira mucho la música norteamericana», añade Grillo. «Si arriesgamos en el disco es porque nos sentimos libres de todo tipo de prejuicios y etiquetas».

El querer de una morena, el tema de aires country que abre el disco, parte de letras de un garrotín tradicional. Empezó siendo una rumba y desembocó en el country. «Antes no éramos tan atrevidas. Este disco es diferente». El violín tiene un papel protagonista en esta canción cuyo videoclip demuestra cómo son capaces de reinterpretar piezas tradicionales «machistas» adaptándolas al sentir de las mujeres del siglo XXI. En cambio, Playa de San Lúcar, inspirada en un poema de Machado, y El mar, unas alegrías de Cádiz, son más tradicionales.

Durante la pandemia todas aprendieron a trabajar online. Se conectaban dos días a la semana y hasta hacían clases de castañuelas juntas a través del ordenador. «Curramos un montón durante el confinamiento», explica Loscos, que conjugaba su pasión por la música con el cuidado de su bebé. «A nivel técnico hemos aprendido mucho también», cuenta Robles.

Todos los conciertos suspendidos les dejaron más tiempo para perfilar las canciones y llegar al estudio con las ideas claras. «Nos hemos desnudado mucho las unas con las otras. De todo ese trabajo previo, de todas las conversaciones, ha salido el tono más feminista del disco. Somos mujeres y queremos ayudar a otras a salir adelante, a ser lo que quieran ser porque la libertad es eso», apunta Robles. Las Migas tienen una gracia especial para decir cosas sin alzar la voz. «Es un disco muy alegre, transmite fuerza y energía. Nada está tratado desde la pena o con espíritu de lucha», resalta Loscos. «Todo es muy para arriba. Te anima, te hace bailar». Incluso la Milonga del corazón, que empieza muy calmada, acaba muy diferente. En Arena del sur pasa lo mismo. Su violín no está siempre presente.

Madurez

«Hemos madurado a nivel de composición. Antes el violín estaba concebido como una guitarra más. Ahora si no aparece en un tema no pasa nada. Lo importante es que cuando aparece, aunque sea una frase, aporte mucho», señala Robles. Loscos opina igual: «El tema a veces no necesita de mi violín, pero le da otro toque a la canción».

Libres es también fruto de su guerra para dejar la discográfica con la que tenían un contrato que querían finalizar. «No podíamos dejarla por cuestiones legales y nos sentíamos encerradas. Decidimos luchar para ir por libre, autoeditarnos y hacer las cosas a nuestra manera», explica Robles. Tras un año de batalla, consiguieron su objetivo. «Es una experiencia muy nueva. Ahora Alicia y yo somos como dos empresarias y estamos aprendiendo un montón de cosas. Tenemos un equipo de gente que nos ayuda pero la responsabilidad es nuestra. Y es muy difícil, pero el resultado es supergratificante».