Durante la modernidad los arquitectos se implicaron en el estudio y racionalización de las viviendas. También en la construcción de extensas barriadas. Se aprecia en nuestra provincia, cuando la necesidad quedó convertida en virtud, al adoptar criterios de superficies mínimas y ausencia de ornamentación, eludiendo falsos romanticismos, abarató costes económicos al eliminar innecesarios recursos decorativos. Aquellos años vieron la construcción de arquitecturas dignas de ser reseñadas. El estudio y la divulgación son fundamentales para su conocimiento y aprecio. Su proximidad geográfica permiten la visita por curiosos interesados. A tal efecto, me refiero a tres actuaciones dentro de la arquitectura moderna, que con el alejamiento temporal de su construcción siguen siendo muy validas.

Entre los proyecto y realizaciones de José Luis Fernández del Amo para el Instituto Nacional de Colonización, se encuentran los poblados de San Isidro (1953) y El Realengo (1957), construidos en plena autarquía. Son edificaciones autónomas de viviendas destinadas a colonos agrícolas, incluyen equipamientos institucionales y dotaciones colectivas. Formalizados con arquitecturas de sencillos volúmenes e impecables planos blancos. Así como la colaboración notable de artistas plásticos locales autores de mobiliario urbano.

En Alicante fue Juan Antonio García Solera quién, siguiendo los principios de la arquitectura y urbanismo modernos, proyectó y dirigió el Complejo Vistahermosa (1962), destinado a clases medias altas de profesionales. Resolvió con los principios ya teorizados y aplicados por los arquitectos del movimiento moderno. Esto es, espacios despejados, circulaciones diferenciadas a distintos niveles, recurso a bloques abiertos destinados a viviendas de distintas tipologías formales y alturas para optimizar la orientación solar. También diversos equipamientos colectivos y dotacionales.

Con relaciones al pop Ricardo Bofill, y Taller de Arquitectura, inició en Calpe la urbanización de La Manzanera. Fue la aplicación y desarrollo de sus argumentos sobre la Ciudad en el Espacio. Se trata de edificios para viviendas cuyos interiores están resueltas en varios niveles. Los primeros fueron Plexus (1962); Muralla Roja (1966) con referencias culturales diversas y resultado muy lúdico; Xanadú (1968) edificio contundente de enigmática imagen cuyos perfiles rememoran el peñón de Ifach; el Club Náutico (1966) por su parte queda incluido en las rocas del litoral, al igual que las termas de las antiguas villas romanas próximas.