José Agustín Goytisolo, entre la dureza de la piedra y el temblor de las ramas

La editorial Lumen recopila en un volumen la Poesía completa del autor barcelonés, encuadrado en el grupo poético del 50

José Agustín Goytisolo

José Agustín Goytisolo

Carlos Ferrer

José Agustín Goytisolo (Barcelona, 1928-1999), integrante de la escuela de Barcelona (término acuñado por Carlos Bousoño) y del grupo poético del 50, cónsul de la poesía castellana en la capital catalana, hermano de los novelistas Luis Goytisolo y Juan Goytisolo, traductor de Pavese, Robert Lowell y Pasolini, es un poeta versátil influido por Blas de Otero, epicúreo y ciclotímico, que utiliza la ironía para esquivar a la censura franquista y la convierte en su modo de dicción, hace uso de la ternura y la sátira durante todo su obra como rasgos distintivos y muestra su aptitud para la parodia, como podemos verificar en el poema El discípulo, y para la consecución de una eufonía, una musicalidad y un ritmo en sus versos.

La editorial Lumen ha editado la Poesía completa de Goytisolo, diecinueve poemarios exentos de los prólogos e introducciones conforman una obra en permanente revisión cual palimpsesto, por lo que estamos ante una edición que incluye los dos poemas publicados en antologías y no en libro independiente (En tiempos de ignonimia y La voz y la palabra), pero que no incluye los dos poemas inéditos descubiertos por Francisco Javier Ayala Gallardo y publicados en la revista Ínsula de octubre de 2022. No obstante, resulta de sumo interés el aparato crítico incluido al final del volumen por los editores Carme Riera y Ramón García Mateos para poder comprobar unas variantes textuales, que muestran el incansable afán perfeccionista del poeta. Goytisolo se declara poeta irreconciliable con los «privilegiados, conformistas o cretinos», asume que será juzgado por su lenguaje poético, muestra una mirada de espejo cóncavo a lo Valle-Inclán que refleja todo lo que refracta, como también unos ecos de Machado, Lorca y Alberti (sobre todo en Los pasos del cazador) y considera que los poetas, esas «viejas prostitutas de la Historia», son «como cantos rodados:/ libres ante la fuerza/ duros y empecinados» y no poetas celestiales, «gente de orden por supuesto».

Su ingreso en el curso 1945-46 en la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona resulta clave, porque allí conoce a Gil de Biedma y a Carlos Barral. Su primer libro, accésit del premio Adonais de 1953, es El retorno, estructurado en seis partes y editado en 1955 con el aval de José María Castellet, tiene como tema central la muerte, el odio a la guerra, y rezuma una serenidad crispada fruto de su realismo crítico. En 1956, el libro Salmos al viento obtiene el Premio Boscán y es publicado dos años después, volumen que es una colección de doce poemas satíricos (cada uno con una cita bíblica) sin caer en lo panfletario, «deformación de la vida para provocar una auténtica visión de esta a modo de cuadro de costumbres» según el propio poeta, un reproche al esplendor burgués ajeno a la miseria reinante, una crítica a las actitudes evasivas que en el poema Los celestiales sigue una línea nerudiana. En este libro, en el que como en el anterior predominan los versos de arte mayor, el poema Autobiografía ejemplifica la quiebra de la unidad habitual autor/sujeto poemático, quizá por el cariz narrativo del poema que disuelve dicha unidad, unidad usual hasta entonces y que poetas como Ángel González y Fernando Quiñones empiezan a disociar. El uso de la ironía es necesario para burlar la censura franquista, la sátira y la parodia son recursos que permiten mostrar una realidad distorsionada desde el prisma del poeta, protagonizada por el burocrático, el banquero, los poetas oficiales… en un ambiente hipócrita donde la Iglesia está al servicio del general Franco. Goytisolo critica el discurso compuesto de falsedades y en ese rechazo muestra una forma humana de verdad.

Lector de Eliot, Aleixandre y Salinas, entre 1957 y 1958 escribe Claridad (1960), donde plasma «el afán de testificar la sociedad que me rodea y de la que formo parte» según Goytisolo, como comprobamos con los poemas de protesta que destilan indistintamente resignación, esperanza y decepción, aunque el libro también incluye versos sobre la infancia, algunos de clara influencia quevediana (como La guerra), lorquiana (Una canción, Con nosotros, Viento solano) y machadiana (Yo invoco, Contra tu pecho), la pérdida de la fe y una declaración metapoética como cierre. La asunción del verso de la lírica popular como propio le acerca a todo tipo de lectores, le dota de una personalidad distintiva y le aproxima a una tradición entonces denostada. Dividido en tres partes en la primera edición, pasa a cuatro partes en su edición de 1998 al incorporar nueve poemas y cambios de títulos y versos.

El inexorable paso del tiempo y la elegía son algunas de las constantes en su obra, así como la muerte de su madre, Julia Gay, cuando el escritor tiene solo diez años, un lamento inacabable, una pérdida traumática («mi madre fue para mí un reino afortunado, un paraíso donde, sin ella, no fue posible ser absolutamente nada») que confiere un tono nostálgico a los primeros poemas de El retorno y que se repite en Las horas quemadas y en Elegías a Julia Gay (1993), donde queda patente la imposibilidad a reaccionar ante su repentina ausencia y donde la madre simboliza el paraíso perdido de la infancia.

Desde Algo sucede (1968), libro dividido en cuatro partes que se abre con el poema de ecos pavesianos Oficio de poeta, Goytisolo comienza a suprimir las comas, como podemos comprobar por ejemplo en su poema más conocido, Palabras para Julia, escrito para su hija cuando tenía siete años en tercetos blancos eneasilábicos y con un ritmo de salmodia, unos versos mediante los que el padre hace sabedora de su legado experiencial a su pequeña hija. En este poemario, Goytisolo aleja la poesía de las torres de marfil de los escritores y la vincula a la consuetudinaria realidad como leemos en El poema difícil: «El poema está dentro / y no quiere salir. // Golpea en mi cabeza / y no quiere salir. // Yo grito , me estremezco, / y no quiere salir. // Le llamo por su nombre/ y no quiere salir. // Bajo a la calle, entonces ,/ y lo encuentro ante mí».

Su trabajo en el taller de arquitectura de Ricardo Bofill posibilita Taller de arquitectura (1977), donde la ciudad adquiere protagonismo como espacio de convivencia pero desde un punto de vista crítico entre el sometimiento a la máquina y el miedo a las urbes desaforadas. El libro, que incluye treinta y cuatro poemas de libros anteriores con sus variantes y once inéditos, empieza con un largo poema introductorio, con alegatos como»la utopía no existe sino cuando se prueba / y se fracasa / y aquí no hemos siquiera comenzado». El mismo año se publica Del tiempo y del olvido, libro heterogéneo que evidencia que la creación poética es para el autor un bálsamo personal. Palabras para Julia (1980) se titula en un inicio Palabras para Julia y otras canciones, ya que el libro alberga una recopilación de poemas éditos cercanos al concepto de cantar por sus parámetros métricos y líricos y por su sencilla adaptación melódica; es su libro de mayor éxito hasta el punto de que algunas antologías posteriores utilizan como título también Palabras para Julia. El volumen Los pasos del cazador (1980) contiene unos pasos que conducen a la mujer (36 de los 85 poemas contienen la presencia de la mujer), el tema recurrente es el tópico medieval de la caza del amor, para lo que Goytisolo recrea rituales de seducción de la canción tradicional.

José Agustín Goytisolo  Poesía completa   Lumen    1.104 páginas, 30,90 euros

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De 1988 es El rey mendigo, donde ofrece al lector treinta poemas inéditos de tono elegíaco y un tanto sombrío, estructurados en dos secciones: una dedicada a personajes históricos como Absalón, Demócrito, Lucrecia Borgia, Epicuro, Marco Valerio Marcial, Publio Rutilio Rufus, Alfonso X, Ezra Pound, Salvador Allende y Alejo Carpentier, entre otros; y otra con composiciones que versifican las reflexiones del sujeto poético (el propio Goytisolo).

La noche es propicia (1992) es un poemario erótico con treinta y ocho poemas, dedicado a Pedro Salinas, que versa sobre una casual noche de amor entre dos desconocidos, la cual les marca el resto de sus vidas, y que obtiene el prestigioso Premio de la Crítica; según Goytisolo, es una «canción de albada al modo de los trovadores provenzales, me pareció muy adecuado utilizar esa fórmula en tercera persona para dejarle hablar a los protagonistas sin inmiscuirme» y que descarta a la mujer como objeto. Novísima oda a Barcelona (1993) es la historia de la ciudad contada en diferentes etapas por seis personajes enamorados de la ciudad ducal, el último de ellos es el nieto del autor, Víctor Aleixandre. La poesía «me ha ayudado a conocerme a mí mismo» asegura Goytisolo, «la escribes por la abundancia de tu propio corazón», aunque «me cuesta mucho escribir», lo que no impide que «en todas las ediciones de mis libros hay revisiones» y en este libro de 1993 homenajea a su querida Barcelona.

Si en Cuadernos de El Escorial (1995) versifica a Marcial, Juvenal y otros satíricos a golpe de epigramas divididos en diez partes, en Las horas quemadas (1996), su último libro, evoca la infancia y la juventud estudiantil en Madrid, pero con serena desesperación, en cuarenta poemas repartidos en cuatro partes y es que «el tiempo pasado se recupera mediante la palabra que glosa imágenes del recuerdo». José Agustín Goytisolo, cuando la poesía es la vida.