John Cale, en vanguardia a los 80

El galés exorciza los fantasmas globales modernos y evoca a Nico y David Bowie en un notable álbum de canciones hipnóticas en el que toman parte talentos mucho más jóvenes

El inquieto John Cale, que cumplirá en  marzo 81 años, publica Mercy.

El inquieto John Cale, que cumplirá en marzo 81 años, publica Mercy. / INFORMACIÓN

J. B.

El documental de Todd Haynes sobre The Velvet Underground (2021) reanimó no solo la leyenda de la muy citada banda neoyorquina sino la importancia de este galés emigrado a Nueva York llamado John Cale. Músico de diversos registros: ejecutante radical de viola, pianista neoclásico, punk rocker de vanguardia. Y, más todavía, caballero inquieto, a los casi 81 (que cumplirá el 9 de marzo), fascinado por los poderes de la electrónica y atraído por los talentos de generaciones más jóvenes.

Por ahí se mueve Mercy, la novedad que nos entrega quien un día produjo los primeros discos de The Stooges y Patti Smith. Álbum que ofrece un contraste sónico respecto al regreso a la crudeza guitarrera de Black acetate (2005) y el art-rock con flecos electrónicos de su hasta ahora última obra con composiciones nuevas, Shifty adventures in Nookie wood (2012). Su clima fantasmal, de madrugada descarriada a la luz del neón, tiene más que ver con las revisiones enrarecidas del clásico Music for a new society (1982) que brindó en el disco de remakes MFANS (2016).

Un cuaderno de perlas pop

Un cuaderno de perlas pop / porJordiBianciotto

En aquellas nuevas versiones extremadas venía a exorcizar la muerte de su enemigo íntimo Lou Reed, y ahora, en Mercy, se las tiene con otra clase de espectros, como el auge de las ideologías totalitarias, las pandemias y el cambio climático. Asuntos que flotan en torno a un repertorio que desde el homónimo tema de apertura clama por la autocompasión: «Días y días perdidos en la angustia / Noches llenas de lujuria / Levántame y muéstrame misericordia / Piedad, ten piedad», aúlla Cale como un paquidermo herido entre los fríos oleajes del sintetizador.

Mercy transmite cierta angustia y desamparo, si bien Cale logra que los recursos electrónicos extraigan una distante emotividad de las canciones, aunque sea a título terminal. Un halo narcótico, como de enfermo sedado que tiene visiones, cubre piezas como Marilyn Monroe’s legs, con los zumbidos y drones del artista británico Actress. Este es también un disco de colaboraciones: Weyes Blood, dando un suave eco vocal a Story of blood, donde el piano da paso un soundscape de ensueño (o pesadilla); el dúo Sylvan Esso en la enmienda a la Europa moderna de Time stands still o los chicos de Animal Collective, agitando las alucinaciones de Everlasting days.

Melancolía y desazón

Los fantasmas pueden tener rostro humano y cercano: Nico, la «dama lunática yonqui», en Moonstruck, y David Bowie, con quien ronda por la noche neoyorquina de los 70 en la álgida Night crawling. De hecho, Noise of you, el nuevo single, transmite un ánimo que puede traernos a la memoria aquel Where are we now, del penúltimo Bowie. Ecos melancólicos, y desazón por el futuro, que Cale procesa sin autocomplacencia, caminando en los límites del arte musical, en el filo, como siempre fue.