El momento de Joan Castejón

Jean Leymarie, famoso crítico de arte francés y que fue director del Museo Nacional de Arte Moderno y director de la Academia en Roma, experto en Picasso y en la pintura holandesa, escribió una interesante reflexión sobre el realismo social en la pintura que viene que ni pintada (jé) ahora que escribimos sobre la obra dibujada de Joan Castejón: «Cada gran artista crea su propia realidad – exterior o interior- que ha de traducir con un lenguaje autónomo y personal». Castejón, que tiene en movimiento otra muestra pictórica dedicada a aquel movimiento asociativo de la pintura social española de mediados los años sesenta, el Grup d’Elx, donde formó parte definitiva junto a Coll, Sixto, Agulló y el crítico Ernesto Contreras como redactor del Manifiesto, tiene bien ganado su puesto en esa hipotética por inexistente galería de la fama del rock’n’roll pictórico del realismo social hispano. Y es que Castejón pronto entendió su quehacer artístico como una representación de la realidad, eludiendo referencias a la metáfora o la abstracción. El pasar por cárceles franquistas a causa de su ideología le marcaron un camino que le llevó a luchar por lo que creía, la causa de los invisibles, en aquella España que vivía de espaldas al mundo anclada en la autocracia.

En ese Realismo social, que gente como los jóvenes valores que formaron parte de grupos como El Paso, Equipo Crónica o Dau al Set, pretendían dar una imagen de la plástica española bien diferente a la que apoyaba directamente el oficialismo franquista y que trataba de reflejar una sociedad en continuo cambio, más acorde con los nuevos tiempos que estaban golpeando a la puerta de la historia.

Tras la llegada de la democracia, que tantos cambios trajo a este país, para bien y para lo otro, artistas como Joan Castejón que se habían dejado la piel y algo más en defender su concepción del arte, como también lo habían hechos literatos como Marsé, Goytisolo, Benet o el malogrado Martín Santos desde la literatura, buscaron nuevos caminos donde desarrollar esas ideas de progreso que cada nuevo día se necesitaban para no quedarse embarrados en un camino tortuoso.

Joan Castejón, ilicitano que con el grupo de teatro de su pueblo había encontrado parada y fonda en Canarias, conoció, se enamoró y casó con Paca, una de las personas que más han influido en su quehacer artístico y personal. Desde su refugio al pie del Montgó, montaña por la que los viajeros medievales que llegaban por mar descubrían su llegada a Dénia, Castejón nos ha continuado ofertando esos dibujos exquisitos de los que, una vez, fueron admirados por una galerista que tuvo el cuidado mimoso de colocarse unos guantes para tocarlos, como muestra de respeto a una obra que acababa de descubrir.

El próximo martes, 31 de enero, los admiradores de su obra podremos asistir a la inauguración de su nueva exposición, Dibuixos en el Centre Ovidi Montllor de Alcoi a las 19 h. Os aseguro que es, sencillamente, magnífica.