De cuarentañeros a «boomers»

Raquel Gu y Bartolomé Seguí publican sendos y complementarios cómics donde reflejan cómo sus generaciones, a partir de los 40 y tantos y hasta los 70, viven hoy el paso del tiempo y afrontan la vida

Raquel Gu 
y Bartolomé Seguí.

Raquel Gu y Bartolomé Seguí. / porannaabella

Anna Abella

Nada de cuarentones y sí cuarentañeros o cincuentañeros y más. Y sí, boomers, esos más de 12 millones de nacidos del baby boom en España desde 1957 y que ahora tienen entre 46 y 70 años. La barcelonesa Raquel Gu, a sus 51, en La edad estupenda (Sapristi), y el mallorquín Bartolomé Seguí, a sus 60, en Boomers (Salamandra Graphic), coinciden al visibilizar y reivindicar en viñetas, con humor, costumbrismo y desde la cotidianidad de la experiencia personal y de su entorno, las generaciones de las que ambos forman parte, y en la que tantos se sentirán identificados. Porque los 50 o 60 de hoy, constatan, no son como los de nuestras madres y padres. Los efectos del paso del tiempo: la muerte de amigos y padres, los achaques y enfermedades, las arrugas y la pérdida de belleza canónica, el sexo y su ausencia, la menopausia o la preocupación, compartida con los jóvenes, sobre el presente apocalíptico que vivimos son temas que se suceden en estas dos propuestas que sirven para celebrar (el viernes 17 de marzo) el Día del Cómic.

Una página de Boomers, cómic de Bartolomé Seguí, y viñetas de La edad estupenda, historia gráfica de Raquel Gu.

Bartolomé Seguí / porannaabella

Seguí (1962), Premio Nacional de Cómic 2009, con una carrera entre Barcelona y Palma y obras como Historias del barrio (con Gabi Beltrán, en Astiberri), terminó la tercera adaptación de las novelas de Carvalho de Vázquez Montalbán (junto a Hernán Migoya, en Norma) y afrontó Boomers. Obra de autoría completa y guion propio donde retomaba a la pareja protagonista, ya más entrada en años, de Lola y Ernesto, serie que creó en los 80 para El Víbora. Ernesto era su álter ego, como lo es, en el caso de Gu (Raquel Garcia Ulldemolins, 1972), La estupenda, quien ha habitado sus tiras en El Jueves junto a su pareja, El estupendo, y sus amigas, y ahora amigos también, y sobre los que en 2017 publicó ¡Estoy estupenda!. «La juventud se glorifica, y con razón, es una época maravillosa. Pero llegas a los 45 y te vuelves invisible como mujer -lamenta Gu-. Te critican si no estás bella, delgada, sin arrugas. La menopausia es un tabú y te dicen estás menopáusica en tono despectivo o se ríen de tus sofocos. Y hay que decir alto y claro que lo real eres tú y no esas imágenes de cuerpos perfectos que crea la Inteligencia Artificial o salen con filtros en las redes. También a los hombres les pesa la herencia patriarcal que les dice que deben ser fuertes y supertíos. Sufren ese vértigo vital y una vulnerabilidad que no es tan distinta a la de las mujeres».

De cuarentañeros a «boomers»

Una página de Boomers, cómic de Bartolomé Seguí / porannaabella

Estas tiras, recalca, «se rebelan contra todo eso». «A nuestra edad nos queremos más y mejor y ante el vértigo vital, surgen interrogantes como qué quieres o hacia dónde vas. Eres más consciente de que somos finitos y en vez de desesperarte buscas reírte de ello con humor». Porque, añade, «el tiempo pasa muy rápido y empiezas a relativizar muchas cosas y a valorar otras. Por edad, hemos pasado ya malos tragos o dramas: padres perdidos, enfermedades, hijos adolescentes que empiezan a sentir las turbulencias de la vida, separaciones, despidos… Ya no estamos para tonterías, como si nos sale una cana». Seguí coincide con ella. «En los 40 no sentí ninguna crisis, pero sí a los 60. Lo discutimos con mi hija de 30 años. Yo no tenía asumido ese punto peyorativo del ok, boomer o del pollavieja. Yo lo reflejo desde la aceptación, sin las quejas típicas de nuestra edad, aunque ves que tu tiempo ha pasado y ahora son los jóvenes los que empujan. Tomas conciencia de que tienes más historia que futuro. Y quieres aprovechar los años que te quedan lo mejor posible. Eliminas las cosas superfluas, el perder el tiempo con gente que no te aporta nada. Y hago un canto a la amistad, a la pareja, a lo que verdaderamente importa». Como dice uno de los personajes, «lo importante en la vida es amar y haber amado».

De cuarentañeros a «boomers»

Viñetas de La edad estupenda, historia gráfica de Raquel Gu. / porannaabella

La muerte

«No estamos preparados para la muerte ni la vejez. Mi padre murió poco antes del covid, he visto a mis suegros consumirse en una residencia pese a estar bien cuidados, cuántos autores de cómic de poco más de 60 murieron el año pasado… Ves que tu boleto está en la ruleta, que quizá te quedan 10 o 15 años en plenitud si tienes suerte», confirma Seguí. «Lo que da más miedo es la mala muerte. La sociedad debería permitir que puedas morir con la misma dignidad con la que has vivido. Pienso mucho en poder elegir y salir por la puerta grande antes de degenerar demasiado», se sincera. El personaje de Angus, que piensa a menudo en la muerte, es la «cara B» de Gu. «Me sirve para quitarle un poco de hierro y para expresar cosas que me preocupan y me pasan por la cabeza pero que si las dijera en alto me llamarían loca o agorera. Ella puede parecer pesimista pero es muy vital. La muerte está ahí y no la vamos a evitar, así que mientras tanto vivamos lo mejor posible».

De cuarentañeros a «boomers»

De cuarentañeros a «boomers» / porannaabella

«Desde que nacimos hemos vivido muchos años en paz y pensábamos que el futuro siempre sería mejor, porque siempre habías ido mejorando tus condiciones de vida, pero vemos que el péndulo vuelve hacia atrás, que cosas que creías consolidadas, como la libertad de expresión, las pierdes y vuelve la censura. Da miedo», asume un Seguí descolocado ante este presente de «Mordor»: «Nunca pensé en una pandemia, y mira. Y ahora la amenaza de la tercera guerra mundial, el Apocalipsis climático… ves que está aquí ya y les dices a los hijos: ‘disfruta todo lo que puedas porque quizá lo que viene será peor’».

Surge también en ambos cómics el tema de las fake news y la verdad, que cotiza a la baja. En La edad estupenda, en la figura de Chicho. «Siempre ha habido demasiados como él: detestable, machista, manipulable y sin pensamiento crítico, que no contrasta nada y se cree todo lo que le dicen si cuadra con sus sesgos», señala Gu. «Es muy preocupante que cualquiera lance mentiras y queden ahí como verdades. ¿Cómo las desmontas? Los fack checkers tienen futuro. Hace falta sentido crítico. Porque para los poderes, cuanto más alienados estemos, mejor para ellos», opina Seguí.

Bartolomé Seguí  Boomers   Salamandra Graphic   104 páginas / 20 euros

Bartolomé Seguí Boomers Salamandra Graphic 104 páginas / 20 euros

El legado a los jóvenes

Ambos dibujantes se sienten algo «culpables» por el mundo que les estamos dejando a las nuevas generaciones. «Por no haber hecho las cosas algo mejor cuando podíamos, aunque entonces no éramos conscientes de ello -señala Gu-. A los jóvenes seguramente les pasará lo mismo. El diálogo intergeneracional es estéril. Ellos no están en posición de escucharnos, no nos prestan atención, creen que son batallitas del abuelo Cebolleta». Opina Seguí que «quizá deberíamos salir a la calle a reclamar derechos en vez de ser revolucionarios de sofá, haciendo comunidad desde Twitter o memes. Mira en Francia, que han salido a luchar para que la edad de jubilación no suba a los 64 años y aquí estamos en los 67 sin decir nada». En Boomers, los personajes se sienten «apátridas temporales», que ya no son el target de su ciudad. «Pareces fuera del mercado, sí. Eres joven un número reducido de años, eso se acaba pronto, y no entiendo que la sociedad, con ese culto a la novedad, luego se olvide de todo lo que tú has aprendido durante la etapa madura, que no se aproveche tu experiencia. Se me escapa que quieran que trabajes hasta los 70 pero que a los 50 ya no te quiera nadie», lamenta Seguí.

No le ocurre al autor como a muchos boomers que esperan jubilarse cuanto antes, porque para él, su oficio es su hobby. «Pero sí tienes ganas de sacarte la presión de encima por los tempos de los encargos. Pero mucha gente ha sufrido precariedad y solo quiere llegar a buen puerto pronto y tener calma. Nosotros quizá aún nos jubilaremos, pero mi hija tiene asumido que su generación, que ha pasado dos crisis y luego la pandemia, no».