Colson Whitehead: "La violencia racial en EE UU no la ejerce solo la policía"

Tras ganar dos premios Pulitzer con El ferrocarril subterráneo y Los chicos de la Nickel, Colson Whitehead publica El ritmo de Harlem (Random House). El hampa negra de los años 60 sirve de ancla a una historia criminal con envergadura de gran novela neoyorquina

Colson Whitehead, en el Centre 
de Cultura Contemporània 
de Barcelona. Elisenda Pons

Colson Whitehead, en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona. Elisenda Pons / porRAMÓNVENDRELL

Ramón Vendrell

¿Qué opina de las novelas de Chester Himes protagonizadas por los detectives Ataúd’ Ed Johnson y Sepulturero Jones?

Me gustan, pero solo son una influencia más en este libro. A lo mejor serían la referencia número 15 de las 20 que he utilizado. Pero Himes era un escritor negro que escribía de delincuentes en Harlem en los años 50 y 60, así que resulta inevitable que venga a la cabeza. Sobre todo me han inspirado películas. Atraco perfecto de Kubrick, los filmes criminales de Jean Pierre Melville, thrillers estadounidenses de los 70 como Tarde de perros... En cuanto a referentes literarios, Richard Stark [uno de los seudónimos de Donald E. Westlake] sería el principal. En concreto sus novelas con Parker como protagonista han sido un gran modelo para crear el delincuente sociópata Pepper.

«La violencia racial en EE UU no la ejerce solo la policía»

Colson Whitehead El ritmo de Harlem Random House 368 páginas / 20 euros / porRAMÓNVENDRELL

¿Ha sido su intención elevar la literatura de género a digamos literatura seria?

No. No distingo entre alta, media o baja literatura. La literatura funciona o no funciona y ya está. No me parece que la novela criminal necesite que la elevemos a nada.

¿Cómo funciona el racismo entre afroamericanos?

De la misma manera que entre blancos. En no pocos países de Europa se considera el pelo muy rubio y la tez muy blanca el ideal de belleza, y a medida que se oscurecen el pelo y la piel vas bajando de categoría. Esa discriminación en la cultura blanca se reproduce en la cultura negra.

¿Existió en Harlem el Club Dumas?

No, pero sí clubs elitistas similares. Cuando se alcanza cierta posición en la vida se tiende a ingresar en algún club para dejar fuera a los demás. Hay asociaciones de empresarios, banqueros y abogados negros parecidas al Club Dumas.

Ray Carner, el protagonista, está más preocupado por prosperar económicamente, sin excluir la vía delictiva, que por los derechos civiles de los negros. ¿Una actitud habitual en el Harlem de los 60?

Hay gente que tiene un compromiso político y gente que no. No sé por qué entre los negros eso tendría que ser diferente que entre los blancos. Si eres un delincuente, tienes previsto un atraco a un banco y el jefe dice «lo vamos a hacer el martes», nadie en la sala dirá «no, el martes no puedo, que es el día de la manifestación». También hay personas que trabajan 14 horas al día y no tienen tiempo para dedicar a esa dimensión política. Y en 1964 había en Harlem gente con cierta edad que había padecido discriminación bestia toda la vida y que no tenía ningún motivo para creer que Malcolm X o Martin Luther King iban a cambiar las cosas. Considero que reflejar esto es hacer un retrato realista de la diversidad de Harlem.

¿No está siendo un poco cínico?

El ritmo de Harlem es un libro sobre criminales y su tema es la mentalidad del delincuente. Sería ridículo atribuir a los personajes grandes compromisos sociales. Por otro lado: no pasa nada por ser cínico a veces.

Si hay una cosa inmutable en Estados Unidos es la violencia policial contra los negros. ¿Por qué?

Cambiar eso significaría cambiar cómo nos relacionamos, cómo nos tratamos, y mucha gente sencillamente no quiere hacerlo. EE UU se construyó sobre el genocidio de la población nativa y la esclavitud de africanos. Es así y se tiene que aceptar. Lo que ya es más difícil de aceptar es que ahora elijamos a presidentes que son supremacistas blancos [en referencia a Donald Trump]. Esto nos dice que por desgracia la violencia racial en EE UU no es patrimonio exclusivo de la policía, tiene representantes en todos los ámbitos de la sociedad.

Presenta Nueva York, no solo Harlem, como un engranaje movido por una corrupción sistémica.

Y creo que no exagero ni una pizca. Me parece que Nueva York es lo bastante grande y diversa como para acoger todo tipo de relatos, desde los que la exaltan como destino de inmigrantes que aspiran al sueño de la clase media hasta los que reconocen su corrupción absoluta.

¿Cómo habría sido su noche ideal en el Harlem de por ejemplo 1962?

Soy más del downtown de Manhattan, donde en 1962 habría podido ver a Bob Dylan, y pocos años después a The Velvet Underground y a Jimi Hendrix. Pero un antro de jazz de Harlem en el que actuaran John Coltrane o Miles Davis a las dos de la madrugada no sería mal sitio para estar.

Le habría tirado más el Cafe Wha? de Greenwich Village que el Apollo Theatre de Harlem, vamos.

Por mis gustos musicales, sí. El ritmo de Harlem es el primer libro de una trilogía. El segundo entra en la década de 1970 y el personaje de Pepper pasa algunas aventuras en Greenwich Village, incluida una escena en el Cafe Wha?

¿Ha visto el documental Summer of soul, sobre el festival cultural de Harlem de 1969?

No, aunque he leído que es muy bueno. El parque donde Ray Carner entierra el cadáver de Miami Joe, porque funcionaba como cementerio ilegal de gánsteres asesinados, es donde se celebró ese festival. Entonces se llamaba Mount Morris Park y ahora Marcus Garvey Park.

Parece haber bastante de usted en la fascinación de Ray Carner por los muebles que vende en su tiempo en el lado bueno de la ley.

Son más que muebles, son símbolos de ascenso social. El mobiliario era muy importante en esa época. Prefiero los años 70 a los 60, pero sí, esos muebles me encantan. Los veía de niño en sitcoms como La tribu de los Brady.