Leemos

Un placer mediterráneo

Cuando el presente ayuda a entender el pasado, siempre bajo el tamiz de lo lúdico, en Amores que matan de Elia Barceló

Elia Barceló

Elia Barceló / JoséJoaquínMartínezEgido

José Joaquín Martínez Egido

He vuelto a Santa Rita. Me he reencontrado con muchos personajes de la novela anterior. Y ha estado bien. Es como recuperar a un grupo de amigos a los que hace ya casi un año que no veías y con los que te dispones a pasar unas horas entretenidas. Pero no todo es tan apacible como podría parecer, porque cuando se tira una pared de la finca, además del montón de escombros, encuentras un esqueleto de bebé y unos cuadros valiosos de principios del siglo XX. Pero, por si no hubiera bastante, hay otro muerto. Es lo que tiene juntarse con estas personas de Santa Rita: que atraen historias fuera de la cotidianeidad de la mayoría de la gente.

Amores que matan (Roca editorial, 2023), de la autora eldense Elia Barceló, es la segunda novela de la saga de Santa Rita. Acaba de salir al mercado y se presentó en Elda este pasado jueves. En ella, con el estilo habitual de la autora, he asistido a una trama sencilla en su argumento y en su desenlace, pero muy abigarrada tanto por la amplia galería de personajes que participan (los de Santa Rita, el marchante, su mujer, la amante y hasta un mafioso ruso), como por el número elevado de temas abordados. Y todo ceñido a una máxima del género policiaco: aquí no se desentraña el final de la historia hasta la mismísima última página.

Con diferentes estilos lingüísticos (desde el más poético, hasta el más comprometido socialmente), el narrador omnisciente cuenta los acontecimientos y presenta a los personajes. Nos encontramos con Sofía, la matriarca de esa colonia transgeneracional que es Santa Rita, y con Greta, su sobrina. Además, también son protagonistas en esta entrega la inspectora Lola y el comisario jubilado Robles, quienes intentarán descubrir al asesino, al que el lector conoce desde el principio. Esta trama surge como consecuencia de otra, la del esqueleto del bebé, que tiene que ver con el pasado de la familia de Sofía; si en la novela anterior el misterio estaba en la generación de ella, ahora se traslada a una generación anterior. En ambas líneas argumentales he asistido al cóctel de géneros habitual en las novelas de Elia Barceló pues, si bien, se concibe como una novela policiaca, en ocasiones entra de lleno en la novela sentimental casi rosa, como el triángulo amoroso entre los personajes invitados de Monique, Chantal y el muerto, o el gusto por determinados atuendos, como los pantalones Capri y los sombreros Panamá; pero también es una novela reivindicativa feminista, por lo que casi todos los personajes hombre son poco o nada recomendables. Y, por último, con su parte de folletín para que todo pueda encajar. Todo ello bien sintetizado en las denotaciones y connotaciones del título de la novela.

Pienso que esta mezcla está encaminada al disfrute del lector, quien nunca queda indiferente ante lo lúdico. Creo que es evidente que la autora se ha divertido mucho escribiendo esta novela. De ahí las comparaciones con Thor, el gusto por el efectismo cosmopolita y de alta sociedad que supone la utilización de palabras en otros idiomas, incluso de la tradición sufí, el elegir entre tés poco habituales o el citar a Heráclito. Todo enmarcado en escenarios atractivos y sofisticados como el Lago Maggiore, Roma o Ginebra. Además, también se ofrece la transmisión de datos enciclopédicos sobre el movimiento pictórico de «El Jinete azul», o sobre el Misterio de Elche. A todos estos aspectos de contenido, se le suman otros relacionados con la expresión, como la abrupta intensidad de algunos diálogos (memorable la conversación sobre la vasectomía); las descripciones tan gráficas e intensas, como la del padre de Sofía; o las manifestaciones de venganza total de una de las protagonistas del triángulo amoroso: «Espero que sufra usted, aunque solo sea una fracción de lo que yo estoy sufriendo ahora» (p.360).

Y ¿Por qué deberíais de leer esta novela? En principio por su concepción original de la narración (ya marca de la casa) al mezclar e imbricar diferentes géneros narrativos en ella; y, claro está, porque esa intensidad y esa diversión que Elia Barceló siente al escribir se transfiere, sin ninguna duda, a la diversión de sus lectores. Esperando la tercera.