TRIBUNA

Sociedad de Conciertos de Alicante: medio siglo de gloria musical

Justo Romero

Cincuenta años. Medio siglo. Se dice pronto. La Sociedad de Conciertos de Alicante ha posibilitado en estos diez lustros que la ciudad de Óscar Esplá disfrute de la mejor música con los mejores intérpretes. Impresionan la cantidad y la calidad. De Los Ángeles, Berganza, Bumbry, Caballé, Fassbaender, Janowitz, Lorengar, Ludwig, Norman, Schwarzkopf, Talvela; Bronfman, Cherkaski, Ciccolini, Cziffra, Davidovich, Demus, Fischer, Gavrilov, Gelber, Kempff, Larrocha, Magalov, Orozco, Pires, Richter, Rubinstein, Sándor, Schiff, Sokolov, Zimerman; Accardo, Belkin, Bell, Kremer, Menuhin, Suk, Szeryng, Zimmermann; Bashmet, Oistraj; Aldulescu, Fournier, Starker, Tortelier, Yo-Yo Ma; Galway, Rampal; Bream, Segovia, Yepes; Puyana, Leonhardt, Tureck, Zabaleta, cuartetos Amadeus, Borodin, Italiano, Melos, Tokio; Trio Beaux Arts…

Prácticamente, en esta cinco décadas de lo mejor no ha habido solista o agrupación de cámara punteros en la escena internacional que no haya actuado en el escenario privilegiado de una institución, que, desde su ámbito privado, ha tenido siempre la excelencia como santo y seña de su día a día. Casi un millar de conciertos -995-, mil abonados y una palmarés de ensueño que recoge lo mejor de la música de este último medio siglo son memoria y orgullo de un presente empeñado en prolongarse a un futuro de tiempos difíciles.

Fue el 18 de abril de 1972 cuando la SCA comenzó su singladura en el Hotel Carlton de Alicante. Aquel día, el que entonces y hoy es prócer y alma máter de la sociedad, el abogado y furibundo melómano Rafael Beltrán, leyó el acta constitucional. «Óscar Esplá», dijo con satisfacción Beltrán, «ha aceptado ser presidente de honor perpetuo». En el mismo acto, Beltrán anunció: «Hemos nombrado socio de honor, a título póstumo, al gran pianista alicantino Gonzalo Soriano, fallecido apenas hace cuatro días de un infarto en su domicilio madrileño». 45 socios fundadores y 21 socios «protectores». El éxito fue inmediato. Cuatro años después, en 1976, eran ya 1.520 socios y había una lista de espera de otros 843.

Alicante se convirtió pronto en un referente en la agenda de conciertos de los mejores artistas y agencias. Se disfrutaba -y disfruta- de un ambiente de alta cultura musical, de un público bien rodado y de una gestión tan sagaz como entrañable. Hay criterio. Una sociedad «millonaria en ilusiones», como escribe Manuel Desantes en el documentado volumen publicado con motivo de la onomástica, quien no exagera al considerar a la Sociedad de Conciertos de Alicante como «uno de los grandes referentes de la música clásica de calidad españoles». Tampoco yerra Maria Joao Pires cuando escribe: «Las sociedades de concierto, como la de Alicante, deberían estar protegidas por toda la sociedad, pues se crean desde el corazón y trabajan con el corazón».

Hoy, de la mano de los mismos emprendedores que comenzaron la gesta aquel 18 de abril de 1972, y de sus herederos, la Sociedad de Conciertos de Alicante mantiene vigentes los cánones de calidad y exigencia que han marcado estos cincuenta años. Corren tiempos nuevos pero inciertos para las sociedades de concierto; cerca ha nacido el fastuoso Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA), y se ha desarrollado un formidable tejido musical, al que en absoluto son ajenos los conservatorios Superior Óscar Esplá y Profesional José Tomas; tampoco los premios de interpretación instituidos por la propia SCA en 1985.

Tiempo de onomástica y reconocimiento para una «institución cultural de utilidad pública sin ánimo de lucro» que hoy, cincuenta años de tanto y tantos, apunta al futuro con el orgullo y la raigambre de su pasado. También con la responsabilidad, ilusión y lucidez de siempre. Hechos son amores: la temporada 2023-2024 anuncia, entre otros, los nombres de Elisabeth Leonskaya, Yulianna Avdeeva, Eliso Virsaladse, Trío Guarneri, András Schiff, Francesco Piemontesi, Viktoria Mullova, Trío Zukerman, Cuarteto Schumann y Anna Lucia Richter, Gil Shaham y Gerhard Oppitz, Dezsö Ránki… ¿Alguien da más? ¡Felicidades y a por otros cincuenta años de gloria!