Ildefonso Serrano García se jubilaba el pasado día 15 de marzo y dejaba el cargo de director general de Cooperativa Eléctrica "San Francisco de Asís" de Crevillent, ahora también conocida por la marca Enercoop, que es la enseña que agrupa a todas las empresas cooperativas. Han sido 51 años en una entidad que, como el Barça, es más que una cooperativa en Crevillent.

¿Cómo llegó a formar parte de esta cooperativa que tiene 14.000 asociados en el pueblo, casi la mitad de la población?

La cooperativa se creó en 1925 y yo entré en 1961 y lo hice trabajando de botones. Tenía 15 años. Fui auxiliar, oficial... Hice de todo hasta que en 1983 el consejo rector me eligió como director general. Para mí la mejor Universidad ha sido la calle y el trabajo.

¿Habrá pasado por momentos de todo tipo, difíciles y de satisfacción?

La cooperativa ha vivido momentos difíciles con nuestro suministrador de energía, que era Iberdrola. Fueron años, de los 60 y hasta los 80, en los que la cooperativa optó por expandirse y, de entrada, empezó por sufrir las consecuencias en Crevillent porque el aumento de potencia se nos negó por parte de Iberdrola. Fueron años muy complicados porque casi todos los días, en el invierno, Crevillent se quedaba sin luz. Hasta los año 1987-1988 no se firmó la paz con Iberdrola. Crevillent no podía seguir aguantando más apagones.

¿Y los buenos?

Siempre han venido con los nuevos negocios que la cooperativa ha emprendido, como fue la minicentral hidráulica en Calasparra, el proyecto de sistema de cogeneración junto con la sociedad anónima laboral Lanatín. Entre los dos generamos energía eléctrica y térmica, pero Lanatín quebró y la cooperativa se quedó el 100% de la cogeneración. El último negocio es la fábrica de briquetas de cáscara de almendra. Además, también tenemos más minicentrales o participación en minicentrales, cuatro de ellas en Portugal y otra en Galicia.

¿Cómo marcha esa fábrica de briquetas?

La energía térmica que producen las briquetas de cáscara de almendra es algo que no se da en ningún otro sitio del mundo. Las comercializamos en cajas de seis, que son doce kilos, o bien con el sistema retractilado en plástico. En las panaderías y pizzerías están teniendo mucho éxito. Es un sustitutivo del gasoil y de la leña. No es lo mismo que vender energía eléctrica, pero quien las prueba repite.

¿Y el huerto solar de El Realengo?

Está produciendo y es uno de los huertos solares más grandes de Europa. Este huerto solar lo hemos vendido por parcelas de 100 kilovatios. Hay propietarios inversores de casi todas las comunidades de España. Toda la energía que se produce viene a la red de nuestra cooperativa. Por eso, podemos presumir de que Crevillent, con unos 30.000 habitantes, es, hoy por hoy, el municipio de España que más energía limpia consume.

Dicen que usted ha gestionado siempre a contracorriente. ¿Esa ha sido al clave del éxito?

La clave ha sido que la cooperativa siempre ha vendido a precios más bajos que el resto del mercado, entre un 15% y un 20% y eso se ha logrado porque en una cooperativa se trabaja en equipo. Yo he podido ser director general, pero en el cooperativismo lo que importa es el equipo. Hemos trabajado siempre contra las grandes empresas. A esta cooperativa se la ha conocido por el "David de las eléctricas" porque estábamos siempre en la lucha contra las grandes compañías.

¿Además, han llegado a estar presentes en otras poblaciones?

Sí. Fuimos la única pequeña empresa de España que salió de su territorio histórico para distribuir energía eléctrica. Empezamos a distribuir con red propia en otras ciudades españolas y nos metimos en la provincia de Valencia, en Canet d'en Berenguer, en Zaragoza, donde tuvimos que luchar contra Endesa. Y estábamos creciendo hasta que, desgraciadamente, las grandes empresas consiguieron que la ley cambiara y se nos acabó el proyecto de expansión fuera de Crevillent.

¿Nunca han tenido ofertas de compra o absorción por una empresa grande?

Se ha intentado, pero no se ha conseguido porque una cooperativa es muy difícil que se venda. Si se nos ocurre vender la cooperativa eléctrica a mí y a todos los consejeros nos cuelgan del campanario de la iglesia. La cooperativa no solamente vende la energía más barata, es que tiene una obra social impresionante. Todos los años dedica entre 350.000 y 500.000 euros a la obra social. La cooperativa es para el pueblo de Crevillent algo tan importante y, con todos mis respetos, como el Ayuntamiento. La cooperativa es aquí como un Ayuntamiento paralelo, es algo muy especial.

¿El aumento gubernamental de las tarifas eléctricas les trastoca sus planes?

Nos afecta igual que a todos. La cooperativa no tiene más remedio que aplicar la subida, siempre manteniendo ese diferencial respecto a otras compañías.

¿Es cierto que son la cooperativa eléctrica más grande de España?

Como tal cooperativa eléctrica somos la más grande e importante de Europa por su número de socios, instalaciones y todo. Cooperativas eléctricas en España solo hay veinte y dieciséis de ellas están en la Comunidad Valenciana. En antigüedad, andamos a la par.

¿A qué se piensa dedicar ahora, una vez jubilado?

Como se suele decir, para empezar voy a tomarme un año sabático. Lo tengo abandonado, pero hace treinta años me dedicaba a la organización del deporte escolar y a nivel autonómico, incluso. Ahora solo lo hago a nivel local y podré dedicarle más tiempo. Además, tengo ocho nietos y un noveno que llegará en agosto. Así que, como abuelo, cuidaré de ellos.

¿No le han tentado para algún proyecto o responsabilidad en la política?

Yo no sabría estar en política. Tengo dicho en mi casa que si algún día me meto en política, que me lleven al psiquiatra inmediatamente. Es verdad que me lo han propuesto muchísimas veces y ahora, con 66 años, no voy a meterme. Desde la cooperativa sí se ha hecho una política social muy importante para Crevillent y siempre con un equipo de trabajo a tu lado y un consejo rector extraordinario.