La villa marinera, convertida en uno de los centros neurálgicos de las operaciones militares durante la Guerra Civil, cuenta los días para lucir la puesta en valor de sus construcciones.

Y es que, después de un año de trabajos para restaurar las edificaciones que conserva de la contienda y para adecuar las rutas ciclistas, Santa Pola busca acercar a vecinos y visitantes un patrimonio histórico en vivo.

Un polvorín, cuatro baterías antiaéreas, tres de ellas restauradas, restos de una batería de costa inacabada, torres vigía, aljibes y búnkeres forman parte de la herencia que dejó en enfrentamiento militar en el cabo santapolero.

Y es que, la zona de Alicante fue objeto de un acoso incesante de la aviación y las sierras alicantinas fueron muy concurridas por aviones franquistas y de los aliados italianos.De hecho, según cuenta la historia, a finales del siglo XIX fueron construidos dos grandes asientos descubiertos para artillería de costa en el cabo de Santa Pola, con la finalidad de proteger dicha zona de la posible invasión de tropas extranjeras, además de como medida preventiva.

Posteriormente, en el año 1938, se mandó fortificar las líneas de frentes previstas y proteger los puertos. Por ello se construyeron en la sierra y en la costa de Santa Pola distintos tipos de fortificaciones (búnkeres, nidos de ametralladoras y trincheras, baterías antiaéreas?) y viviendas para soldados. Concretamente, estas construcciones militares se extienden desde la zona del Clot de Galvany hasta la playa de La Gola.

Respecto a los emplazamientos artilleros propiamente dichos hay que distinguir entre los antiaéreos y los de costa. Además existe otro emplazamiento inacabado en la zona exterior del Faro.

Itinerarios

Con el proyecto global para mejorar la sierra y sus bienes de interés histórico que ha supuesto una inversión de 300.000 euros, el Ayuntamiento pretende poner en marcha rutas guiadas para dar a conocer los monumentos militares.

De hecho, en las 1.250 hectáreas de terreno señalizado han realizado su trabajo un equipo completo compuestos por técnicos, arquitectos, ingenieros de medioambiente, archiveros, geógrafos, arqueólogos junto a ciclistas y senderistas.

Dejar de ser un lugar olvidado y objetivo del vandalismo es el nuevo desafío de este entorno monumental lleno de historia.