Aunque todavía está intentando asimilar que su nombre está vinculado al prolífico locutor de radio Juan Antonio Cebrián, Helena R.Olmo recoge el reconocimiento internacional de novela histórica por una dedicación de dos décadas a recopilar artículos, lo que se traduce en viajes a sitios recónditos en busca de respuestas sobre el anhelo de inmortalidad del hombre.

P ¿Cuál es el punto de partida de este ensayo sobre las culturas de la momificación?

R Empecé la investigación en Italia, un país con mucha conservación de cuerpos y donde encontré las primeras momias como la de Venzone, donde tras un terremoto sólo se salvaron unas pocas, y luego otras como la de Rosalía Lombardi que me dejó asombrada, una niña de dos años que murió en 1902 por neumonía y que, según la leyenda estaría fresca durante cien años, y cierto es que la vi antes y después de ese periodo y estaba visiblemente más marchitada, casualidad que estaba entrando algo de oxígeno a la urna.

P Hay una sombra que envuelve a todo este mundo. Después de la larga investigación, qué conclusiones saca de los ritos?

RIntentaron desafiar a la muerte o preservar al cuerpo para poder volver en otro momento. Otro caso aparte son las momias naturales que se mantenían por unas condiciones específicas , como las chinchorro, que se están derritiendo por el cambio climático y están buscando apoyo de las instituciones para protegerlas. Hay un gran misterio en otras porque estan intactas con todos los órganos internos.

P Aunque en el imaginario colectivo las egipcias son las más reconocibles, ¿qué cultura le impacta más a raíz del estudio?

RLa automomificación budista. Dura diez años el proceso y ellos mismos son sus propios embalsamadores porque quieren ir a un estado de meditación eterno y no se dan por muertos y desean convertirse en Buda, aunque no todos consiguen el estado de budeidad tras años sentados en la postura de la flor de loto.

P ¿Qué papel juega la cuestión sentimental?

RTenían miedo a la descomposición y era una manera egoísta de sentir a los familiares más cerca, como en el caso de los chinchorro, la única cultura que no momificaba jerárquicamente, nadie quedaba fuera de esa posibilidad. Con los petrificadores, sin embargo, el sentimiento no era humano si no científico para aprender la manera perfecta de la petrificación, bien con trozos humanos de hospitales o cadáveres de mendigos.

P A la hora de indagar, ¿las instituciones están abiertas a aportar información?

RHe contactado directamente con científicos y han sido amables, pero ellos están en un plano completamente académico y cualquiera que lea el ensayo tiene que entenderlo y para ello me ayudo de unas 170 fotografías, algunas inéditas en España cedidas por National Geographic.

P En uno de los capítulos se habla de las momias de Estado deificadas, ¿era una manera de asentar el poder?

RFranco como Hugo Chávez representan el culto a la doctrina y su personificación más allá de la muerte, pero sólo fueron embalsamados para frenar el hedor de la descomposición. Me aburren los casos de líderes políticos salvo el de Eva Perón por la momificación perfecta que hizo un médico español y que incluso sufrió capítulos de raptos; o el de Lenin, quien fue embalsamado contra su voluntad con unas técnicas de mantenimiento deficientes que cuestan al cambio 100.000 euros anuales.

P ¿Hay culturas que siguen momificando a sus familiares?

REn Guinea Ecuatorial hay unas tribus que logran el proceso ahumándolos, no se sabe desde cuando lo hacen y aunque el gobierno del país ha intentado reducir la práctica, se sigue haciendo.

P Hay científicos que marcan el 2080 para que la criogenización sea una realidad viable. ¿Andarán en lo cierto?

RYa se está debatiendo, hay escuelas que tratan el Transhumanismo y muy vinculado a la criogenización se estudia la conservación de la cabeza para rescatar la conciencia del cerebro conectándola a una máquina. Está a la vuelta de la esquina.