Por primera vez en más de 50 años de tradición festera en Crevillent, los días grandes no están siendo multitudinarios para evitar aglomeraciones y nuevos focos de contagio de covid-19. Sin embargo, lejos de pasar por alto las celebraciones de Moros y Cristianos en honor a San Francisco de Asís, declaradas de Interés Turístico Internacional, el municipio alfombrero ha desplegado en los últimos días una programación ajustada a la nueva realidad que se ha combinado con recuerdos por redes sociales de los desfiles de otras ediciones.

Este año no han tenido lugar ni embajadas ni entradas. Las calles no huelen a pólvora y no hay algarabía en las puertas de las kábilas y cuartelillos. Sin embargo el patrón, San Francisco de Asís, no se ha quedado solo ya que la entidad festera y la población en general se ha ocupado de que el espíritu festero no decaiga y ayer al mediodía se ofició una misa en la iglesia Nuestra Señora de Belén que esta vez no ha ido acompañada de la procesión para evitar concentración de personas.

Eso sí, la misa tuvo aforo limitado, todos con mascarillas y distancia de seguridad, pero manteniendo la esencia con los cánticos del Orfeón Crevillentino que puso el broche al encuentro litúrgico con habaneras y el himno festero, ataviados con un sobrio traje negro. La solidaridad de los comparsistas también se dejó ver al llevar al templo sagrado bolsas con productos alimentarios y de higiene que después gestionará Cáritas para aquellas personas que están padeciendo en sus hogares los efectos económicos de esta crisis sanitaria.

Por la tarde, el auditorio de la Casa de Cultura mostró un ambiente mucho más festivo, pero sin apenas fiesta. Los Moros y Cristianos hicieron un extracto de las dos embajadas con ballet del bando de la media luna en un escenario en el que se intentaba hacer un guiño a las representaciones que no han podido tener.

La jornada de ayer también sirvió para homenajear a Manuel Fuentes Figueira como Embajador de Honor de la Festa. Estos actos comenzaron de cara al fin de semana con obras de teatro o incluso un acto de exaltación de la fiesta, en el que también intervino el alcalde, José Manuel Penalva, para dar ánimos a la población que este año no ha podido disfrutar de una pasión muy arraigada, teniendo en cuenta que engrandece por unos días al municipio y conlleva que vengan visitantes de varios puntos del país para deleitarse de la tradición local. Otros actos han quedado suspendidos por las fuertes rachas de viento como el concierto de música festera, y se está estudiando si pronto podrá tener lugar.