En remotas cuevas y abrigos, sobre márgenes de piedra seca o en pequeños riscos. La sierra de Crevillent alberga más de una decena de belenes plantados en cumbres o cerca de ellas por sociedades deportivas, grupos de excursionistas o particulares, cuya visita, este año, está más de moda que nunca.
Cuando el confinamiento fue levantado para los deportistas, Crevillent comenzó a vivir una verdadera explosión de salidas a la sierra. Decenas, incluso centenares de personas, especialmente a pie, tomaron literalmente los caminos que suben desde el casco urbano hasta la montaña. Un boom como el que probablemente nadie recuerda. Y esta afición continúa diariamente, haciéndose más intensa durante los fines de semana y en estas fechas navideñas. Precisamente los belenes han sido un aliciente añadido a esta práctica deportiva, convirtiéndose en los últimos años en una tradición para muchas familias.
El belén que se lleva la palma está a mitad de subida del Castellar Colorat. Es uno de los más visitados porque su acceso es más o menos sencillo y por su tamaño y cuidados detalles. Su impulsor es un crevillentino amante de la Sierra, Emilio Ibáñez, que lo planta desde hace más de una década en este lugar. Entre los más conocidos están los que instalan el Centro Excursionista de Crevillent y la Societat Acclivis. El primero lo hace en el collado del Picatxo de San Cayetano. Este año sin acto de inauguración por el coronavirus, pues normalmente los miembros de este club acuden en buen número para ofrecer sus villancicos al Niño Jesús.
Acclivis lo planta en otra cumbre, una de las más altas, en El Puntal. Y otro grupo popular entre los crevillentinos, los Amigos de la Montaña, instala sus nacimientos entre pequeñas cuevas de los Altos del Cantalesdéu.
Otros nacimientos particulares se encuentran diseminados por la sierra. Hay belenes en el Barranc dels Mondongos, el pico de El Frare y en El Campanà. La mayoría de ellos son retirados en pasar estas fechas navideñas. Las inclemencias del tiempo suelen castigarlos bastante y es costumbre recogerlos para volver a plantarlos poco antes de la siguiente Navidad.
Belenes de altura en un enclave muy frecuentado por senderistas, ciclistas y atletas, que llenan de espíritu navideño y de alegría la Sierra de Crevillent.
