Impotencia, desamparo y dolor. Son los tres sentimientos que inundan a Florentina Palomino desde el pasado 10 de julio. Su marido falleció tras sufrir un infarto y siempre se quedará con la duda de saber si se podría haber evitado la muerte de su esposo «si la atención sanitaria hubiese llegado a tiempo».

Asegura que aquella fue la peor noche de su vida porque pidió ayuda en varias ocasiones y cuando la ambulancia llegó a su calle, los técnicos del Servicio Vital Básico (SVB) tardaron 20 minutos en subir al piso a pesar de que ella gritaba desde el balcón que su marido, de 70 años, se encontraba muy mal, según relata su cónyuge. En aquel momento estaban pasando el verano ambos en la segunda residencia que tienen en la villa marinera.

Esta vecina ha interpuesto varias reclamaciones ante la Conselleria de Sanidad a través del Servicio de Atención e Información al Paciente (SAIP), al 112 y al Ayuntamiento para que le den una explicación porque entiende que se cometió un delito de omisión del deber de socorro. Asegura que la administración más cercana no le ha contestado el escrito en el que informaba de la situación que atravesó.

En la queja formulada a la Generalitat expone que hizo la primera llamada al 112 a las 3.10 horas de la madrugada y la ambulancia tardó cerca de quince minutos en llegar, a pesar de que el retén se encuentra a escasos metros de su vivienda, en la calle Canalejas, según expone. Desde el telefonillo el personal de la ambulancia le indicó que antes de subir tenían que ponerse el EPI para prevenir contagios por el coronavirus, pero alega que la espera se hizo interminable ya que tardaron 17 minutos en subir, según siempre la versión de la mujer. «Desde el balcón los veía hablar y a pesarles de recriminarles su actitud no subieron, y lo hicieron cuando vieron que venía la Policía Local», relata.

De igual forma, asegura que no subieron sin material médico y apunta que el único equipo de protección que llevaban era una visera y una bata blanca, por lo que no entiende que la espera fuera tan larga cuando la situación epidemiológica no era tan crítica en verano, «porque afortunadamente la pandemia estaba controlada en la Comunidad Valenciana y no existían restricciones en ese momento», apunta. De igual modo, narra que el personal de la ambulancia olvidó el desfibrilador cuando subieron y volvieron a bajar a la calle a por él.

Desde el Servicio de Emergencias Sanitarias (SES) respondieron a su primer escrito alegando que cuando el personal del SVB entró a la vivienda, según el SES a a las 03.40 horas, se encontró al afectado en parada cardio-respiratoria y le realizaron una reanimación cardio-pulmonar básica. Se procedió, también entonces, a movilizar al SAMU «y dada la distancia a la que se encontraba, se movilizó, además, al personal del centro sanitario de Santa Pola a través del 112».

Según la contestación, el SAMU llega media hora después, a las 4.08 horas cuando se certifica la muerte de su marido, aunque según explica la afectada no cuadra la hora de la defunción de un informe con la que aparece en el certificado de defunción, unos minutos antes, tal y como ha podido comprobar este diario.

Antonio era un enfermo renal y estaban preparándolo para un trasplante de riñón, ya que incluso hacía diálisis desde casa.

Florentina explica a INFORMACIÓN entre lágrimas que tiene guardada en la retina aquella noche porque asegura que no comprendía la situación. Antes de que los servicios sanitarios llegasen intentó por sus medios practicarle la reanimación cardiopulmonar pero no sabía cómo realizarla y por eso se sintió fuera de lugar ya que quería ayudarlo y no podía. «Estuve súper mal, tenía que ayudar a Antonio a ponerse bien la lengua, he vivido su agonía y quería pedir socorro». Apunta que con estas críticas sólo quiere que se demuestre la presunta falta de profesionalidad por parte del personal que atendió a su marido para que no vuelva a repetirse.

«Quiero que lo que le pasó a Antonio no se repita»

El Ayuntamiento asegura que la Conselleria no ha contestado a la petición de aumentar la atención

Una de las demandas históricas de Santa Pola son una mejora de los servicios sanitarios, sobre todo en temporada estival cuando se dispara la población con vecinos que llegan a sus segundas residencias.

Precisamente Florentina quiere que con el triste suceso que le tocó vivir no se vuelva a repetir y por ello reclama que haya más agilidad por parte de los servicios sanitarios para que se atiendan las urgencias de forma eficiente.

En verano Santa Pola cuenta con un SAMU, compartido con Elche, además de la ambulancia del SVB, la atención de Cruz Roja en las playas y servicio médico 24 horas en el Centro de Salud, según explican en el Consistorio. Desde la Concejalía de Sanidad aseguran que han insistido en varias ocasiones que se refuerce la atención.

Gela Roche, edil del área, recuerda que se pidió por acuerdo del pleno que la villa tenga más servicios «pero aún no hemos recibido ni contestación (por parte de Conselleria) porque según ellos para la población que tenemos es suficiente el servicio, cuando de sobra sabemos que se nos queda corto por la cantidad de población flotante que hay».

De igual modo apunta que seguirán luchando para conseguir más servicios «pero es competencia de Conselleria y ni siquiera podemos dotarnos nosotros por otros medios, tienen que hacerlo ellos», asegura la edil.