Seguramente una de las últimas voluntades de Miguel Ruiz sería que el día de su entierro tanto amigos como familiares tocasen una batucada y bailasen a su salud. Así es como ha reaccionado su entorno más cercano hoy frente al féretro del escultor crevillentino, que falleció ayer a los 64 años.

La plaza de la Constitución junto a la Iglesia Nuestra Señora de Belén se ha convertido en un espacio para rendir tributo al artista mediante la música y el alboroto, ya que había decenas de personas en la plaza, algunas como meras observadoras de la escena. Aún y así había vecinos que no han terminado de entender esta forma de mostrar afecto junto a los restos del artista, teniendo en cuenta, además, las restricciones sanitarias que hay derivadas de la pandemia por coronavirus.

Miguel Ruiz fue autor de numerosas obras que se pueden contemplar al pasear por el municipio alfombrero como «Monumento a Jaume I» en la Plaza de la Comunidad Valenciana, «Homenaje al niño menaor» en la Plaza del Ayuntamiento, así como el «Monumento a la Festa» en el Paseo Fontenay o «Monumento de la Plaza de España». Era gran admirador de la obra de Mariano Benlliure, Eduardo Chillida, Joaquín Sorolla o Pablo Gargallo.