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Al rescate del faro de Santa Pola

Voluntarios peinan el entorno del mirador haciendo rapel para recoger latas y plásticos que vuelan a las zonas más escondidas

Los voluntarios peinaron la pinada donde encontraron todo tipo de restos. | ANTONIO AMORÓS

El faro de Santa Pola es uno de los principales iconos de la villa marinera. Uno de esos patrimonios que atraen las miradas de turistas cada día, y que la llegada del verano fomenta su afluencia. Sin embargo, el aumento de visitas trae consigo su peor cara, los residuos que desechan los que acuden al paraje natural. Desgraciadamente cada año el entorno del mirador acumula basura de pequeño tamaño, sin embargo, un grupo de voluntarios de GEA se ha encargado de que este verano la estampa cambie.

Los voluntarios del equipo de emergencias desplazándose con cuerdas por la ladera, ayer, junto al mirador del faro de Santa Pola. | ANTONIO AMORÓS j.r.esquinas/verónicaroche

El incivismo y los residuos que vuelan desde el faro de Santa Pola a las zonas más recónditas del mirador hicieron que ayer fuera un día clave para el «rescate» del entorno natural. Así, veinticinco integrantes del grupo de voluntariado GEA (Asociación del Voluntariado) de Alicante se desplazaron a primera hora de la mañana a este enclave para limpiar todo lo que el ser humano ensucia. Seis de los voluntarios pertenecientes al grupo de búsqueda y rescate en terremotos, aprovecharon para hacer rapel y llegar a los lugares donde el servicio de limpieza habitualmente no llega. Así, pudieron observar cómo el complemento estrella este año, la mascarilla, también formaba parte del paisaje.

La organización fue primordial entre los voluntarios de este colectivo que está extendido a nivel nacional y que tiene como uno de sus pilares la conservación del Medio Ambiente. Esta vez, además, se sumaron seis integrantes de la unidad de actuación en emergencias de la entidad para peinar la sierra con material de escalada y a varias decenas de metros de altura. Este grupo de voluntarios fue aplaudido por los centenares de visitantes que reunía el entorno en la mañana del sábado, como agradecimiento a su labor. Estos voluntarios son los mismos que actúan ante catástrofes como terremotos y entre ellos pueden encontrarse bomberos, médicos o psicólogos, entre otros muchos gremios, aunque lo importante es que sean personas concienciadas, apuntaba, Javier Rodes, coordinador del grupo GEA en la provincia, que explicaba que esta limpieza es necesaria de cara al verano porque es cuando más gente suele subir al entorno natural, mientras que tienen prevista una segunda intervención en la mitad de la temporada estival para revisar cómo está la zona.

Los trabajos eran más complejos que desde tierra porque tenían que emplear mecanismos verticales para limpiar. Y efectivamente vieron de todo porque siguen repitiéndose capítulos de visitantes que almuerzan sentados en una roca y luego no tiran los desechos del bocadillo, o los que fuman y tiran la cajetilla vacía. En total todos los voluntarios llegaron a recoger unos 100 kilos de basura. «Lo que te encuentras sobre todo son latas, y es lo más desastroso, luego los papeles que se vuelan y vienen incluso del núcleo de Santa Pola», apunta Rodes.

Al rescate del faro de Santa Pola

Al rescate del faro de Santa Pola j.r.esquinas/verónicaroche

Este profesional recuerda que en anteriores limpiezas han llegado a encontrarse hasta somieres o ruedas de coches en medio de la pinada. El colectivo apunta que el verano pasado también intervinieron en la villa marinera después de proponerlo al Ayuntamiento, que colabora también a través de la concejalía de Medio Ambiente porque la propia administración no tiene medios hasta ahora para llegar a puntos complicados como las laderas.

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