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El arte de recrear y recordar Crevillent a escala

Juan Ferrández muestra sus últimas maquetas sobre edificios emblemáticos de la localidad

Juan Ferrández con dos de sus últimas maquetas, el mercado -izquierda- y Los Molinos. | DELTELL

La mayoría de ellos ya no lucen como antaño. Muchas de las construcciones expuestas ya han desparecido o su conservación es, cuando menos, deficiente. Pero el artista tiene recursos para que, al menos, se conserven en madera y a escala, para que su pasión por la marquetería no solo sea una afición mecánica, sino también sirvan de homenaje y recuerdo de aquello que no volverá.

El artista crevillentino Juan Ferrández Perán muestra, durante el mes de febrero en el Centre Jove Juan Antonio Cebrián, su colección de maquetas, que ya asciende a 27 edificios emblemáticos de la localidad, junto con ocho embarcaciones de gran tamaño.

La exposición está siendo una de las más seguidas en el citado enclave municipal. Ferrández presenta numerosas novedades a su ya reconocida colección.

Una de ellas es precisamente una de las maquetas de mayor tamaño que ha fabricado con sus manos. Se trata del antiguo albergue de Los Molinos, hoy centro educativo de la Fundación CAM. No solo cuenta con el edificio principal y originario del complejo. Junto a él destaca la ermita presidida por la Virgen de los Dolores y uno de los acueductos que suministran agua al mecanismo que da nombre a la finca.

Este edificio es uno de los pocos que aún se conservan casi tal cual cómo eran. Incluso las ruedas de molino siguen expuestas en el lugar. Allí, la Caja de Ahorros del Mediterráneo creó un museo etnográfico con piezas de gran valor para recordar los orígenes del Crevillent actual.

En ese pueblo neoindustrial de principios del pasado siglo destacaban construcciones como la yesera de Los Parreños, ahora recreada por Juan Ferrández, como el hospital que entonces también tenía Crevillent y del que hoy solo queda una ruinosa y olvidada estructura.

El artista recuerda otros lugares como la Casa de las Persianas, el antiguo puente de Jorge Juan, un taller de hilar o el desaparecido -ahora en construcción- teatro Chapí. En este edicifio, el protagonista de la exposición ha querido homenajear con un detalle a los cantantes crevillentinos. Con iluminación propia -más de 20 luces led-, el telón motorizado se alza para descubrir a dos reconocidos artistas crevillentinos: Pepa García Macía y Antonio Navarro.

Todas las manualidades que se muestran son verdaderas obras de arte que cuidan al máximo el detalle. Está el actual museo de Semana Santa, la ermita desaparecida de Santa Anastasia, la iglesia de Belén con su reloj en el campanario dando las horas, el lavadero público con su acequia, el cine Iris -tampoco ya en pie-, el antiguo matadero municipal, el colegio Primo de Rivera, el mercado, la fachada del Ayuntamiento, la Cooperativa Eléctrica...

En definitiva, más de un cuarto de siglo de afición y de detallista cuidado en la ejecución. El tiempo que Juan Ferrández lleva dedicado a sus maquetas, esas que «me han dado la vida», las que, junto a sus largas caminatas por la Serra de Crevillent, «ocupan buena parte de mi tiempo, aficiones sin las que no sabría qué hacer», apunta el artista. Asegura que ya le quedan pocos retos por plasmar en madera. Pero aún tiene algunos... ¿Y el antiguo castillo de la villa?

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