El desafío no era nada fácil: ponerse en la piel de un relator de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para hacer una radiografía de las problemáticas de varios países como Burkina Faso, Somalia o Bielorrusia. Es la misión que este jueves tenían un grupo de alumnos de los institutos Canónigo Manchón y Macià Abela de Crevillent que participaron en la segunda maratón de derechos humanos que organiza cada año la comunidad educativa de ambos centros.
Durante el segundo cuatrimestre cerca de una veintena de estudiantes de Valores Éticos y Religión de 4º de la ESO de los institutos de secundaria se han preparado a fondo un trabajo de investigación, agrupados en seis equipos, sobre las vulneraciones de derechos en ciertos países y cuáles podrían ser posibles soluciones.
Este jueves los equipos de ambos centros se han enfrentado con sus mejores armas: argumentos. Y ha sido en una jornada didáctica en la Casa de Cultura donde había 200 alumnos de público observando la fase final de este trabajo, que se ha realizado de forma cooperativa, en grupos de entre 3 y 4 personas durante las asignaturas antes citadas. Al hilo, en el proceso han tenido que aportar una memoria investigadora y una exposición oral junto a unas diapositivas que reflejasen la situación económica, cultural y conflictos en cada país.
Los ganadores han sido los representantes de Somalia que han incidido en la situación extrema que sobre todo atraviesan las mujeres y las niñas que sufren la mutilación genital. Los segundos han relatado la situación de Turkmenistan, donde se repiten capítulos de corrupción, falta de transparencia y vulnerabilidad social, ya que hay estudios que hablan que alrededor de la mitad de la población vive todavía por debajo del umbral de pobreza. La defensa sobre Bielorrusia ha cautivado al jurado, compuesto por miembros de ONGs y representantes políticos municipales, quedando en tercer lugar. Este último país también se encuentra amenazado por el conflicto en Ucrania.
Nuria Pons Penalva, vicedirectora IES Canónigo Manchón, señala a este diario que esta iniciativa les inculca valores, y ayuda a los propios estudiantes a denunciar situaciones. Fran Ramírez, director del centro, apuntaba, también, que la actividad les ha hecho salir llenos de esperanza "porque hay una gran calidad en la juventud en cuanto a valores, estamos en el buen camino", resaltaba.
Cierto es que la actividad resulta completa y de lo más enriquecedora para el alumnado en aspectos como el uso de TIC, el fomento de actividades de investigación, el desarrollo de su capacidad de expresión oral–especialmente en presencia de público- o la formación en valores.
El centro indica que es "reconfortante ver de lo que son capaces nuestros alumnos y nuestras alumnas, jóvenes que, con actividades como ésta, se preparan para convertirse en ciudadanos responsables, con sensibilidad y reconocimiento de una problemática tan candente como la vulneración de los diversos derechos humanos en el mundo. Y no hay que olvidar que todos podemos hacer algo por los Derechos Humanos. Pequeñas acciones, como esta actividad, son un ejemplo".
