Veinte años después el dolor sigue siendo irreparable y a pesar de las múltiples muestras de cariño y amor, el vacío pervive para la familia de Silvia Martínez, aquella niña de 6 años que fue asesinada por ETA en un atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Santa Pola.

Aquel 4 de agosto algo en la villa marinera cambió para siempre, y desde entonces el recuerdo de la menor ha sido imborrable. Precisamente este jueves, en conmemoración de la triste efeméride, fueron cientos los vecinos, allegados y familiares, entre ellos sus padres, abuelos, tíos, primos y hermanos, los que volvieron a concentrarse en la plaza que lleva su nombre, a escasos metros del cuartel donde explotó el coche bomba.

Hablan los padres de la niña asesinada por ETA en Santa Pola: "Escuché a mi hija llamándome pidiendo auxilio"

Hablan los padres de la niña asesinada por ETA en Santa Pola: "Escuché a mi hija llamándome pidiendo auxilio" Áxel Álvarez

La convocatoria, como desde el primer año, partió de la familia, en particular de su madre, Toñi Santiago, que ya días antes hizo un llamamiento en redes sociales para seguir condenando aquel capítulo que se llevó la vida de la menor y de Cecilio Gallego, así como para reprobar el asesinato de todas las víctimas de la banda terrorista.

Pasaban las 20 horas cuando el padre de Silvia, José Joaquín Martínez, presentó emocionado un acto que arrancó con un minuto de silencio en honor a su hija. Recordó cómo en mayo de 2012 "los dos asesinos fueron condenados a 243 años de prisión cada uno. A día de hoy sabemos que uno de ellos, el mes pasado, ha disfrutado de cuatro días de permiso penitenciario acogiéndose al plan de la inventada justicia restaurativa que consiste en reunirse con las víctimas, ¿con qué víctimas se han reunido? nos preguntamos", señaló.

Varios agentes del cuartel, a escasos metros del acontecimiento, salieron con coronas de laurel y rosas blancas mientras sonaba la canción homenaje a los Caídos, abriéndose un cortejo de familiares que, con emoción difícilmente contenida, depositaron ramos de flores entre banderas de España.

20 amargos años de una tragedia

Al final del acto Santiago, ante una pancarta que rezaba «20 años sin Silvia. Yo no soy moneda de cambio», reivindicó justicia como lo ha venido haciendo incansablemente desde hace dos décadas, y relató lo que sucedió en su casa aquel 4 de agosto, cuando aquel ataque mortal acabó con su pequeña mientras jugaba en casa, y narró sus esfuerzos por tratar de salvarle la vida. «Este año particularmente me faltan las fuerzas», señaló. "Voy a retroceder 20 años atrás. Me voy a trasladar a ese 4 de agosto. Amanece un nuevo día y me dispongo a ir a mi puesto de trabajo, la niña pasó un día precioso, os lo puedo asegurar, aquella misma tarde había aprendido a tirarse de la piscina y a su padre lo llaman para irse a trabajar. Mientras se despedía de él le decía: 'papá papá, mira como me tiro a la piscina, ya no tengo miedo'. En un momento, en un instante, todo se vuelve oscuro, todo se volvió gris, y sólo vi un agujero a través de la pared y noté cómo la sangre corría por la nariz. Escuche a mi hija llamarme. Me dijo mamá mamá pidiendo auxilio" recordó entre lágrimas.

El acto, que estuvo apoyado por las asociaciones policiales Justicia para la Guardia Civil (Jucil) y Jusapol a la hora de difundir el homenaje, también contó con guiños de asociaciones locales como Cielo de Colores, que dedicaron una emotiva canción en recuerdo de la joven, igual que la santapolera Ana Sevilla, al piano, también hizo su aportación.

El encuentro no tuvo un corte institucional, porque parte exclusivamente de la familia, aunque entre los vecinos estuvo la alcaldesa, Loreto Serrano, y más representantes de la corporación, en señal de apoyo. Aún y así, y a preguntas de este diario, la primera edil condenó el atentado y refirió que «aunque hayan pasado 20 años es un día triste para Santa Pola. Seguimos recodando a nuestra niña, a la niña del pueblo que fue asesinada por unos etarras, delincuentes y asesinos».

Por último, y antes de que cerrase Santiago el encuentro, Laia Guirao interpretó aquella canción de Álex Ubago que dice algo así como «aquí te estaremos esperando, no mires hacia atrás, ¿y qué más le da si quiere volar, pero cortan sus alas al despegar? No te caigas, no desistas, vuela alto, no te rindas», canción que desde hace décadas les sigue acompañando.