Vuelven las peleas de gallos a Crevillent que mueven miles de euros en apuestas

Fincas de las partidas rurales organizan las luchas ilegales en las que se juega mucho dinero, incluso con presencia de menores - Vídeos y fotos evidencian el cruel espectáculo que acaba cuando uno de los animales muere

Peleas clandestinas de gallos en Elche

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Rubén Míguez

Rubén Míguez

Una finca apartada del casco urbano de Crevillent, un sábado cualquiera. La tranquilidad del entorno de huerta la rompen decenas de coches, muchos de alta gama, que se apresuran a entrar en la propiedad.

En algunos vehículos van familias enteras, pero no acuden a pasar una jornada de barbacoa con amigos. En sus maleteros, viajan en transportines unos hermosos gallos directos a participar en peleas ilegales.

Secuencia de una pelea ilegal organizada en Crevillent con muchas personas viendo cómo los gallos protagonizan una encarnizada lucha.  | INFORMACIÓN

Secuencia de una pelea ilegal organizada en Crevillent con muchas personas viendo cómo los gallos protagonizan una encarnizada lucha. / Información

Los propietarios de esas casas de campo cobran unos 20 euros por cabeza por entrar a ver este lamentable «espectáculo» que acaba cuando uno de los dos gallos que pelean muere o queda mortalmente herido.

En el interior de estas fincas, lejos de ojos indiscretos que puedan chafarles lo que para muchos es un negocio, un indeseable lucro que vive del sufrimiento animal, los que han pagado se arremolinan alrededor de un cuadrilátero, el reñidero, techado con una lona para más privacidad y evitar el sol. Algunos toman asiento en unos andamios puestos como improvisadas gradas. Antes de comenzar empiezan las apuestas. La mínima hoy son 50 euros por pelea.

En un mismo día puede haber medio centenar de batallas, ya que los congregados pasarán allí el día entero, hasta altas horas de la madrugada. Unos elevan esas apuestas a más de 1.000 euros, convencidos de que uno de los gallos, cuyo valor oscila entre los 2.000 y los 10.000 o 20.000 euros, va a vencer con facilidad.

La bebida también corre mientras los espectadores de esta crueldad jalean a los dos animales, incluidos algunos menores, mientras protagonizan una encarnizada pelea en la que no tarda mucho tiempo en verse la sangre de las heridas.

Uno de los gallos cae, mientras sigue siendo picado por el vencedor, hasta que le separan. Ha ganado y quienes habían apostado por él cuentan los billetes a la espera de que empiece un segundo «round».

Prohibidas

Estas peleas de gallos, prohibidas en la Comunidad Valenciana, mueven miles de euros en apuestas y no son tan infrecuentes en Crevillent, y en otros municipios de alrededor. En la ciudad de la alfombra se están celebrando en algunas partidas rurales.

Vuelven las peleas de gallos a Crevillent que mueven miles de euros en apuestas

Un hombre ve la pelea de gallos. / Información

Este diario ha tenido acceso a vídeos y fotografías de algunas peleas ilegales organizadas recientemente en Crevillent que suelen celebrarse cada tres o cuatro semanas en algunas fincas, donde también hay docenas de gallos que se cuidan con el único propósito de servir para estas crueles luchas. Incluso, era posible encontrar algún vídeo colgado en Facebook, que ya ha sido borrado.

En las imágenes se puede ver a un numeroso grupo de personas, de varias etnias y nacionalidades, cómo disfrutan con estas peleas de gallos mientras suena a todo volumen música de bachata y rumba. Uno de los asistentes se aleja del reñidero con un niño de corta edad en brazos. Es de noche y la luz permanece encendida en la zona acondicionada para la lucha de los animales.

A los pollos les amputan las crestas y las barbillas para evitar que su sangrado les debilite en el combate o les impida ver al contrincante

En otra de las peleas, un chaval que apenas tendrá 12 o 13 años sostiene un gallo dentro del ring de batalla, mientras se oye a un adulto gritar «voy por 170 (euros)» para animar a apostar a los hombres que están alrededor del pequeño cuadrilátero.

Hay un detalle llamativo que enseguida delata para qué van a ser utilizados los dos gallos que aparecen en escena. Ninguno de ellos tiene cresta ni barbilla. ¿Por qué? Los criadores de estos animales destinados a las peleas amputan ambas membranas del animal, también en ocasiones las orejas, ya que se trata de unas zonas sensibles, con muchas terminaciones nerviosas, por lo que son las partes del cuerpo del animal que más sangran si sufren heridas.

Quienes realizan esta cruel práctica buscan evitar que la sangre de esas membranas impida la visión de su contrincante y que el gallo se debilite con esa pérdida sanguínea y dure más en el combate. Cuando la Policía localiza en algún control a alguien que porta un gallo descrestado y desbarbado sabe que es usado en peleas ilegales.

Vuelven las peleas de gallos a Crevillent que mueven miles de euros en apuestas

Los espectadores apuestan mientras los gallos protagonizan una lucha encarnizada. / Información

Instinto

Las apuestas suben en esa pelea. Uno de los participantes acerca su gallo al otro, ambos aún cogidos por sus dueños, y enseguida se muerden los picos. Están preparados para luchar. Nada más soltarlos se enfrascan en una pelea por su instinto territorial. «50 al rojo», grita uno de los espectadores. Otro enseguida sube a 150 euros para el mismo gallo. «¿Quién da más?», se oye mientras los animales se despluman.

Atacan al cuello y con sus espolones, muy afilados. Uno de ellos acorrala al otro en una esquina y los emocionados espectadores de este cruel «espectáculo» se levantan y aplauden, animando cada uno al gallo por el que han apostado una suma importante de dinero. «¡Vamos colorao, cámbiale el color que está muy blanco!», grita otro alentando a que el gallo «rojo» provoque heridas al «blanco» que lo tiñan de sangre. «¡Vuélvelo vino!», insiste sin miramiento.

Vuelven las peleas de gallos a Crevillent que mueven miles de euros en apuestas

Asistentes a la pelea de gallos. / Información

"¡Apuñálalo!"

El animal de color rojizo termina acorralando en una esquina al blanco. «¡Vamos, métele!», «¡apuñálalo!», «¡acábalo!», se oye sin piedad.

Antes de que acabe el tiempo, 10 minutos por pelea, el pobre gallo blanco cae ensangrentado ante el júbilo general. «¡Mira, ciego y caminando, es un gallo tuerto!», rematan.

Los gallos que sobreviven también acaban malheridos y muchas veces pierden la vista al ser picoteados en los ojos. Del gallo fallecido se deshacen. El resto, correrá la misma suerte que el blanco y el rojo.

Drones y elevadas multas para acabar con esta lacra

La Policía de Crevillent vigila desde el aire y la ley autonómica o la ordenanza contemplan sanciones. La Ley autonómica de Protección de Animales de Compañía considera infracciones «graves» y «muy graves» la muerte de animales con sufrimientos, los malos tratos o la práctica de mutilaciones sin control veterinario. Causas que se dan en una pelea de gallos.

Las multas oscilan entre los más de 6.000 euros por las muy graves a 600 por las graves. Además de la consecuencia penal por maltrato animal, con penas de tres meses a un año de cárcel, se requisa el gallo. La nueva ley de Bienestar Animal castiga estos hechos con hasta 200.000 euros. Y en Crevillent hay una ordenanza municipal de protección animal.

Propietarios de casas de campo cobran una entrada por asistir y en una jornada pueden organizarse medio centenar de batallas

La Policía Local de Crevillent realizó un curso de protección animal, muy centrado en las peleas de gallos, frecuentes en el municipio. Desde 2022 ha incautado más de una docena de gallos de pelea. 

Fuentes policiales explican que emplean también drones para comprobar si hay reñideros o muchos gallos en fincas. Pero al celebrarse esas peleas en el interior de domicilios privados no pueden actuar dentro si no hay una investigación abierta y un juez autoriza la entrada.

Sí que realizan controles de tráfico para «pillar» a quienes participan y llevan un gallo de pelea en el maletero. Por quejas de vecinos han llegado a actuar en casas del núcleo urbano, donde parece erradicada, a priori, esta práctica. 

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El Ayuntamiento de Crevillent impuso el pasado verano una sanción de 6.000 euros a un hombre que fue sorprendido en un control de tráfico llevando consigo en el vehículo cuatro gallos de pelea que presentaban signos de haber participado en una lucha clandestina. Los cuatro animales estaban descrestados, lo que es síntoma de que se usaban para pelear.

Y a principios de este mismo año, la policía crevillentina intervino un gallo utilizado en peleas al que le habían cortado la cresta y que, desgraciadamente, había perdido un ojo en una de esas batallas.

En 2021, detuvo una pelea de gallos a plena luz del día en un parque de la ciudad y consiguió rescatar a uno de los gallos, muy malherido. En Elche también son frecuentes estas actuaciones, tras décadas de intervenciones contra esta cruel práctica.