¿Qué dirían ustedes si un gran cuadro de un ilustre pintor alicantino fuese quemado en la noche de San Juan como parte de una hoguera? Seguramente exclamarían: «Una lástima».

La restauradora municipal Luisa Biosca ha coordinado los trabajos de rehabilitación. Jose Navarro

La restauradora municipal, Luisa Biosca, ultima estos días los trabajos de restauración de una de las pocas «lástimas» que se salvaron de las llamas y que se pudo localizar hace unos meses en un almacén municipal en bastante mal estado. Las «lástimas» eran cuadros de gran tamaño que realizaba Gastón Castelló para que formaran parte de alguna hoguera y que terminaban consumidos por las llamas ante los comentarios de los asistentes.

Otras dos «lástimas» ubicadas en la escalera principal del Ayuntamiento de Alicante. Pilar Cortés

Este curioso cuadro representa a una pequeña orquesta en la que el propio Gastón Castelló está al piano, mientras que miembros de la Gestora de Hogueras de la época aparecen tocando distintos instrumentos, como Tomás Valcárcel, Romeu Zarandieta, Ramón Guilabert y Jaime Ayala, con la Bellea del Foc de 1944, Solita Sabater, al arpa. Formo parte de la hoguera que gano el primer premio de las Hogueras de San Juan de ese año representando a la comisión de Benito Pérez Galdós, con el título «Alicante y las bellas artes».

Una tercera «lástima» que actualmente se puede observar en la primera planta del Ayuntamiento. Pilar Cortés

Al parecer, esta «lástima» la pudo albergar durante años Tomás Valcárcel en su casa, a quien se la regaló Jaime Ayela. A su muerte fue donada a la ciudad y llegó a estar expuesta en el edificio consistorial.

El proceso

Según destaca Luisa Biosca la pintura llegó hecha «una verdadera lástima». Aunque el artista tenía una magnífica técnica, experimentaba y hacía pruebas en este tipo de trabajos que sabía que iban a durar solo tres días expuestos. Además, utilizaba telas y bastidores de muy baja calidad. «De hecho, en este caso no utilizó ni bastidor, llevaba unos tableros claveteados y tres piezas largas de tela de algún tipo de sacos de harina de trama más fina», comenta la restauradora municipal. Este ha sido otro de los retos para la restauración, porque no se ha conservado bien debido a la poca calidad de los materiales empleados.

El cuadro llegó doblado, al parecer debido a su altura. Como tiene más de tres metros, en alguna de sus ubicaciones no debía caber y se decidió doblarlo por la parte inferior, clavetearlo y coserlo con cuerdas.

El proceso de rehabilitación ha sido muy trabajoso y ha durado más de año y medio. Lo primero que se hizo fue protegerlo, para que no cayera la pintura por el movimiento. Para eso, según detalla Biosca, «se empapela con papel japonés para poder mover el lienzo sin que la película pictórica se caiga, y se asienta la pintura. Tras quitarle las maderas que hacían las veces de bastidor se puso boca abajo para tratar la parte posterior que estaba muy sucia, con parches, costuras, trozos de «cartón fallero» y poder estirar la parte doblada. Hubo que eliminar los goterones de estuco que habían filtrado la tela y tiraban de ella haciendo arrugas.

«No tenía apenas bordes. Había sitios donde no podíamos clavar porque no había tela, se había deshecho. Se adhirió una tela de lino, después de fatigarla mucho para que no tuviera movimientos independientes, se sacaron los flecos y se adhirieron alrededor para poder fijar la tela al bastidor, mediante un reentelado flotante con una tela tensa que hace de cama para que descanse la original y no sufra», describe la restauradora. Luego se quitó la protección, se limpió y se hizo la reintegración cromática, en la que Luisa Biosca quiere destacar el trabajo de las restauradoras Julieta Sabouret y Desirée Cerdán.

Por otra parte, Biosca incide en que la restauración se ha hecho intentando respetar los años que tiene la pintura, «que se aprecie, que si tiene arrugas es porque tiene 80 años, se hizo con materiales deficientes y ha tenido una conservación deficiente».

Destino

Por su parte, el concejal de Cultura, Antonio Manresa subraya el «increíble» trabajo y valora que recuperar cosas de Alicante «siempre es interesante para la ciudad y para los alicantinos». También explica que «he hablado con mi compañero de l área de Fiestas, Manolo Jiménez y la idea es que el cuadro vaya al Museo de la Fiesta, y sirva de homenaje a una figura emblemática de las Hogueras como fue Gastón Castelló».

Todo parece indicar que el hecho de que en esta «lástima» los protagonistas fueran los miembros de la Gestora de Hogueras de entonces fue determinante para su indulto. Además de esta «lástima», se conoce la existencia de tres más que se encuentran en ayuntamiento de Alicante, dos bodegones de la hoguera del Mercado que están en la escalera principal, una con manzanas y otra con peces, y otra en la antesala de salón azul, inspirada en el Floreal de Pinazo.

La relación del pintor (1901-1986) nacido en el barrio de Benalúa, de madre alcoyana y padre de origen francés, con las Hogueras comienza cuando estando viviendo en París la «bohemia francesa» se entera de que en Alicante se iban a construir monumentos y a realizar celebraciones a semejanza de las fallas de Valencia, organizadas por José María Py. El desconocimiento de las técnicas hacen que sus inicios en la construcción de hogueras fueran difíciles, pese a lo cual su primer monumento le valió el primer premio de las Hogueras de San Juan, en 1928, dotado con 1.000 pesetas, con la hoguera titulada «Parada y Fonda», para el distrito de Benalúa, en colaboración con los pintores José Marced y Juan Such Roca. Castelló regresó a París para volver cuatro meses al año y continuar su trabajo como constructor de hogueras. El éxito definitivo le llegó con su hoguera de 1931 en el distrito Benito Pérez-Galdós, que se tituló «Els enemics de l’ànima alicantina».

Al estallar la Guerra Civil y tras el bombardeo del Mercado Central, Castelló huye a Albacete llegando a trabajar en un circo. Al finalizar la guerra, regresa a Alicante donde le encarcelan en el Reformatorio de Adultos y es condenado a seis años y un día de los que sólo cumplió 18 meses, en parte gracias al atenuante de que salvó arte sacro de iglesias quemadas. Continuó hasta 1950 trabajando en las hogueras, construyéndolas o creando pinturas y murales que le encargaban.

En 1956 Gastón Castelló es nombrado presidente de la Comisión Gestora, cargo que ostentó hasta 1960. Durante su mandato se cambió el sistema de Elección de la Bellea del Foc, Festival que él dirigió esos cinco años. También creó el Desfile Folklórico de la Provincia y la Cabalgata Histórica de Doña Violante y Alfonso X el Sabio. Inauguró la Casa del Foguerer, institucionalizó la Entrega de Recompensas, creó los premios para Portadas de Barracas, organizó unos Juegos Florales y realizó un sello propagandístico de la Fiesta. Fue pregonero de las Hogueras en 1960 y 1980.

Conservación

La obra llegó en muy mal estado

En la imagen de la izquierda se observa la obra integrada en la hoguera de Benito Pérez Galdós de 1944. En la del centro se aprecia cómo se dobló y claveteó por detrás. A la derecha, aspecto general que presentaba.