En 1992 inició el movimiento vecinal como vicepresidente hasta que en 2008 fue nombrado presidente al retirarse el fallecido Antonio Soler Molina. En la asamblea del próximo mes de enero, dará paso a gente nueva con nuevas ideas.

¿Por qué lo deja?

El tiempo pasa para todos y no soy una excepción. Hay que saber retirarse a tiempo y hace seis años que quiero dejarlo. Las ideas están algo anticuadas y el funcionamiento de la asociación hay que adaptarlo a los tiempos que corren, modernizando las formas de comunicación. Es la hora de las redes sociales, las reuniones telemáticas, las webs.... He nacido muy pronto para adaptarme a la nueva tecnología, y aunque lo intento no lo consigo. Vamos a dejar paso a los jóvenes. Además el trato no es el mismo que cuando eres joven, en relación con algunas entidades públicas, a los de tercera edad no les consideran sus apreciaciones igual que antes, lo cual te desanima.

¿Cómo ha evolucionado el barrio en estos 30 años?

Cuando iniciamos la andadura de esta asociación, el barrio estaba hecho una pena. Faltaba de todo, alcantarillado en muchas calles, sin asfaltar, sin aceras, falta de iluminación, se había cerrado la playa en 1979 por contaminación y aunque se abrió al poner en funcionamiento la depuradora de Orgegia, la playa sufría sus vertidos a 150 metros de la orilla. Hacía falta un emisario submarino. La estación de bombeo del cauce estaba obsoleta, así como las estaciones impulsoras de Alfin y Torre Vistamar.

Era un barrio con urbanizaciones cerradas que había que hacerlas salir y formar un barrio unido donde las gentes se conocieran. En 1984 el MOPU se había encargado de convertirlo en un barrio de paso al convertir la avenida de Villajoyosa y de la Condomina en vías rápidas eliminando los aparcamientos, para conectar los nuevos barrios de Playa de San Juan y El Cabo. Esto hizo que los comercios y servicios que teníamos los vecinos, fueran marchándose. Cerraron, bancos, estancos, farmacias, joyerías, hostelería y poco a poco, todos los comercios.

¿Cuáles han sido sus logros?

Ante esta situación, desde los años noventa solicitamos multitud de cosas de las que conseguimos la construcción del emisario submarino a cuatro kilómetros de la playa; el traslado de la estación de bombeo por estar obsoleta y renovación de las estaciones impulsora de Torre Vistamar y el Alfín; los colectores de avenidas Costa Blanca–Condomina y calle Olimpo y Adyacentes; el encauzamiento de las aguas del Juncaret tras la última riada de 1997; conseguimos unas instalaciones deportivas para el barrio, tras ocho años de petición, con la construcción del Polideportivo Albufereta, junto con el local social para la Asociación, en el año 2000; creamos una escuela de fútbol y una de baloncesto; logramos oficializar las fiestas del barrio y nuestra Cabalgata de Reyes Magos.

¿Y su principal anhelo pendiente?

En los treinta años de historia de la asociación, a fecha de hoy, lo que más nos duele y consideramos un fracaso, consentido por las distintas administraciones, es no haber podido realizar el sueño que teníamos mis compañeros de inicio y yo, el mejorar la fachada marítima que tenemos el privilegio de tener en la Albufereta, desde Rocafel a la Cala de los Judíos. Desde primeros de los años 90, nuestra ilusión nos llevó a mantener reuniones con Ayuntamiento, Costas y Generalitat. Hubo proyectos, pero no se desarrollaron.

Además de esa transformación pendiente del litoral norte de Alicante, ¿Qué otras necesidades urgentes tiene la Albufereta?

Que los políticos cumplan con las promesas que, sobre nuestras peticiones, nos han trasladado y que a fecha de hoy transcurre el tiempo y no lo hacen. Entre las más importantes, el Plan Integral Playas de la Albufereta, el proyecto de embellecimiento del tramo final del encauzamiento del barranco, la restauración paisajística de Puerto Amor, la regulación y urbanización de las avenidas Villajoyosa y Condomina para que dejen de ser vías rápidas con aparcamientos, impedir que las aguas pluviales que transcurren a través del encauzamiento del barranco en la bahía corten la playa en dos, no admitir más caudales de otros pueblos de la comarca en el encauzamiento, el pabellón cubierto en el polideportivo aprobado por unanimidad en un pleno de 2011, o el proyecto de restauración paisajística en el Tossal de Manises.

Usted ha demostrado ser un firme defensor del asociacionismo vecinal. ¿Sigue siendo necesario hoy en día?

Estoy convencido de ello, es necesario continuar para que te concedan tus reivindicaciones, con un movimiento vecinal unido y con la única política de defender tu barrio. Los vecinos tienen que implicarse más en las asociaciones y que se integren los jóvenes.