Conseguir un coche antiguo y llevarlo al límite en el desierto. Este fue el reto que se impusieron dos jóvenes alicantinos y que les ha llevado a vivir un emocionante aventura que a buen seguro no olvidarán mientras vivan.

Ángel Hernández y Roberto Terol, tornero fresador y albañil, respectivamente, son amigos y alicantinos. El primero vive en El Moralet y el segundo en Ciudad Jardín. Con 21 y 20 años, ambos comparten, además de una buena amistad, dos aficiones, al mundo del motor y a la mecánica en general.

El reto fue importante: conseguir un coche antiguo y llevarlo al límite en el desierto. Y nada mejor para ello que la Tunisie Challenge, una especie de París-Dakar para románticos del motor de los años 70, que se celebró del 10 al 20 de abril de este año. Una vez conseguido el vehículo, un Renault 5, lo de más tenía que ir sobre ruedas.

Pero como todos los principios, empezar no fue nada fácil. Familiares, amigos, conocidos, cualquier persona que tuviese algo de aprecio a estos dos aventureros se echaban las manos a la cabeza e intentaban disuadirles de sus «locas» intenciones. Pero no tuvieron nada que hacer. La decisión estaba tomada, pese a no tener ninguna ayuda de ningún organismo ni empresa patrocinadora. «El 100% lo hemos costeado nosotros, tanto mecánica como económicamente», explican los jóvenes aventureros.

En plena aventura.

Finalmente, toda esa locura que se fraguó a mediados de octubre de 2021, comenzó a rodar el pasado mes de abril. Una vez tuvieron en sus manos el Renault Súper Cinco del año 1989, era hora de comenzar a prepararlo. «No disponíamos de los recursos financieros suficientes para realizarlo, así que decidimos conseguir los componentes necesarios y justos para poder usarlo en un rally, asientos, volante, panel de control, jaula antivuelco y unos buenos cinturones», recuerdan.

Primeros contratiempos

El 8 de abril salieron en dirección a la ciudad italiana de Génova donde tenían que embarcar hacia Túnez. Y en esa primera jornada llegó el primer problema con una rotura del radiador a la altura de La Junquera. Manos hábiles y paciencia hicieron que pudieran continuar el viaje.

Una vez metidos en arena, el principal inconveniente fue que el coche era demasiado bajo para el desierto. La temperatura de el bloque del motor, la dirección no era asistida, y problemas varios que pudieron solventar con esfuerzo.

Tras los diez días que duró la prueba en el país africano, finalmente regresaron a Alicante el pasado 21 de abril, «en un trayecto con lluvia y demasiadas dificultades, pero sorprendentemente con un coche que funciona como el primer día que comenzó esta aventura», explican con orgullo Ángel y Roberto.

Pero, como era de esperar, no va a quedar ahí la cosa. Este par de amigos alicantinos tienen claro que esto no ha sido más que el principio. «Nuestros objetivos son muy ambiciosos y ya estamos trabajando para el siguiente rally en Marruecos. Ojalá podamos recibir la ayuda que necesitamos porque a esta edad es muy complicado económicamente poder acometer este tipo de retos». Suerte.