Tras 91 años el «Kiosko Rafael - Puerta del Mar» pone punto y final a la gestión de tres generaciones que, con esfuerzo y dedicación, han conseguido dinamizar el turismo y posicionar la playa del Postiguet a nivel internacional.

El legado de toda una vida mirando al mar

Los inicios de este negocio se remontan al 1911 -hace ya 111 años- cuando fue inaugurado bajo el nombre de «Kiosko Tío Pepe». Dos décadas después, José García, tras emigrar a Nueva York, decide volver a Alicante y consigue la concesión. Y así es como empieza a escribirse la historia de un negocio familiar que, con los años, constancia y mucho sacrificio, se convertiría en todo un símbolo de la ciudad.

El legado de toda una vida mirando al mar

Raíces

El negocio familiar impulsado por José García con el tiempo pasó a estar en manos de su hijo Rafael, que fue el precursor de todos los aires de cambio y las mejoras que vivió el negocio. Su evolución ha sido fruto de la perseverancia del hijo y las nietas de José García por querer apostar por él y desvivirse para que saliera adelante a pesar de sucesos como la Guerra Civil Española o las riadas que marcaron a la ciudad de Alicante.

Aires de cambio

Cuando Rafael cogió las riendas del negocio quiso darle un toque innovador y le cambió el nombre a «Kiosko Rafael». Lo mismo sucedería en 2011 cuando sus hijas María y Mila cogieron el testigo y empezaron a regentar el que ellas llamarían «Kiosko Rafael -Puerta del Mar». Así pues, este negocio iría evolucionando con los años habiendo empezado siendo una horchatería para ser ahora todo un referente en restauración y calidad. Con una amplia y variada carta, y un trato excepcional, este negocio tenía cada año clientela fija que no renunciaba a disfrutar de la gastronomía mediterránea con vistas inigualables al mar. Clientes que ahora echarán en falta la cercanía de María y Mila que, tras toda una vida dedicada a la hostelería, dejan escrito un legado inolvidable y desean toda la suerte del mundo a los nuevos propietarios del negocio, que mantendrán el nombre de este local tan emblemático considerado como «imagen del Postiguet».

Ha llegado el día de despedirse. Hoy después de 111 años el «Kiosko Rafael» deja nuestras vidas.

Tengo cientos de recuerdos allí y creo que me costará mucho tiempo pasar por el kiosko y no girar la cabeza buscando a mi madre o a mis tíos.

Aún recuerdo como de la mano de mi yayo Rafael caminábamos desde el barrio del Pla al kiosko para pasar la tarde allí mientras él trabajaba. Las muchas historias de mi yaya Milagros sobre el kiosko explicándonos como exprimía limones a mano para hacer litros y litros del «mejor limón granizado del mundo». El día que puse mi primer helado y un montón de recuerdos que siempre llevaré en mi memoria.

Allí hemos pasado gran parte de nuestra vida. Hemos celebrado cumpleaños, comuniones, bautizos, comidas familiares y de amigos, bodas, carreras solidarias, y un sinfín de eventos que siempre recordaremos.

A mis queridos tíos Juan y Mila, y a mi adorada mamá María, ha llegado el momento de cerrar una etapa y empezar otra nueva que seguro que os deparará miles de cosas buenas, entre las cuales está vuestra merecida jubilación, después de tantos años de trabajo. Deciros que junto a los abuelos habéis convertido al «Kiosko Rafael» en un pequeño negocio familiar, en un lugar con identidad propia, acogedor y especial, donde ha sido un placer deleitarse con su gran cocina y esas inmejorables vistas al mar Mediterráneo.

Solo me queda por decir: gracias a todo el personal que ha pasado por aquí a lo largo de todos estos años, sin vuestro trabajo y esfuerzo nada de esto hubiera sido posible. A todos los clientes que fielmente habéis vuelto cada año durante vuestras vacaciones, a los que habéis parado a tomaros «esa ensaladilla» con una caña bien fría. A nuestros amigos y familiares que habéis pensado en nosotros para celebrar vuestros días mas especiales.

Y a vosotros, los nuevos propietarios, desearos suerte y pediros que por favor que cuidéis mucho de nuestro kiosko y mantengáis la esencia de este maravilloso lugar que, con tanto cariño y trabajo, ha construido nuestra familia durante tantos años. Quizás para vosotros sea solo un negocio de otros muchos, pero para nosotros ha sido y sera parte de nuestras vidas, nuestro hogar, el kiosko de nuestra familia, «nuestro kiosko».

Hasta siempre

Nuria Torrejón. Nieta del fundador de Kiosko Rafael

Emotiva despedida de la familia García Carbonell