Callosa d'En Sarrià ya puede presumir de contar con uno de los museos etnológicos más interesantes de la comarca por el relato que hace de su historia y por la destacada cantidad de fondos con los que abrió ayer sus puertas (muchos donados por los propios vecinos de la localidad).

El museo, a escasos metros del ayuntamiento ubicado en la calle Sellesos, se levanta en un antiguo edificio de tres plantas, de unos 290 metros cuadrados útiles, distribuidos en área de recepción, zonas expositivas y una sala de estudio y biblioteca con volúmenes específicos sobre la historia arqueológica y etnológica de la Marina Baixa. También, pese a la antigüedad de la construcción original, tiene ascensor y con sus estancias adaptadas para personas con movilidad reducida. El coste total del museo ha sido de unos 220.000 euros, de los que 156 mil han sido aportados por la Diputación de Alicante (para la rehabilitación del edificio), 24.000 por el Ayuntamiento (para limpieza y presentación de fondos y aportación de mobiliario); y 40.000 euros por la Consellería de Turismo, a través del Plan Confianza, para la actuación de "mejora y eliminación de barreras físicas y arquitectónicas", según informaron ayer desde la Consellería.

Las obras comenzaron el 15 de septiembre de 2008, terminando en mayo del año siguiente, si bien su actuación integral no se ha terminado hasta ahora por modificarla para hacerla accesible.

De la alpargata al níspero

En su interior, el museo recorre la historia de Callosa con paneles que la narran con el apoyo de los objetos expuestos. Al entrar el visitante se encuentra, aparte de dos vitrinas con libros y productos de la cooperativa agrícola, con dos grandes murales que citan que la población fue conquistada a los árabes formando parte de la Corona de Aragón, bajo las ordenes del almirante Bernat de Sarriá, así como destacando la importancia del Fuerte de Bérnia, ubicado en el término municipal.

Al fondo del pasillo se encuentra la recreación del primer espacio doméstico: una antigua cocina de primeros del siglo XX dotada de todos los útiles de la época. A la izquierda, se despliegan en vitrinas infinidad de útiles de la actividad principal del pueblo: la agricultura. El rulo, la era, los trillos de silex, las cribas, las horacas y rastrillos recuerdan que no siempre se vivió del níspero, pues no fue hasta la década de los 60 cuando su cultivo se instaló, construyéndose para entonces la red de acequias. Antes de dicha fecha, este sector productivo se concentraba en el cereal, el almendro, el algarrobo, la viña y el olivo.

Junto a ellos toman presencia los otros dos productos en los que Callosa d'En Sarrià se hizo un nombre dentro de la economía de la región. Así, se rescata de su pasado el oficio del mampostero, el más emblemático junto con el de alpargatero. El arte en tratar la piedra del río Algar hizo famosas a las gentes de Callosa, que después utilizarían, como dictan los paneles del museo, "la piedra amarilla de La Nucía" por ser más manejable. De la figura del alpargatero apuntan a que se remonta a finales del siglo XVIII, si bien "Callosa se convirtió en un gran centro de producción de este tipo de calzado en el siglo XX, dando labor a casi todo el pueblo".

Tampoco se olvida el museo de dar cuenta de la importancia del herrero, cuyo trabajo se muestra con las tenazas, cucharones, candiles, arados, estribos y herraduras entre otros objetos varios expuestos. Y junto a ellos, en una amplia vitrina, se recrea también el aula de la vieja escuela del pueblo, con su mapa y su pupitre de madera. Ya en la planta superior continúa la muestra con recursos audiovisuales y la recreación de una habitación, y en la superior, se encuentra la sala de estudio y biblioteca.

Inauguración sin información

En la inauguración nadie pudo aportar datos ni sobre la cantidad invertida en el proyecto, ni sobre sus plazos de ejecución, ni su número de metros cuadrados... Allí nadie sabía nada. El alcalde agradeció la labor de los técnicos para tenerlo todo a punto, la edil de Cultura en destacar los 24.000 euros de arreglos de objetos, y en delegar en el jefe de la obra los otros datos. Éste los envió horas después, pues allí no los recordaba.

Rutas por el casco antiguo y el Algar

El Ayuntamiento, en colaboración con la Asociación de Empresarios de la localidad, está impulsado la creación de rutas para grupos al estilo de las que se realizan a Guadalest y otras poblaciones del interior. Según explicó ayer el concejal de Comercio, Óskar García, "tomamos contacto con las agencias mayoristas y turoperadores de Benidorm y les planteamos nuestras inquietudes en este sentido, descubriendo que éstas no se producen porque hace muchos años optaron por dejar de hacerlas por las dificultades que les ponían frente a las facilidades que les ofrecían en otros sitios. Quitando esas dificultades, y tras explicarles en qué consistirían las rutas que pondríamos en marcha para ellos, se han mostrado muy receptivos a retomarlas". Dichas rutas consistirían en una visita al antiguo lavadero y calles históricas, visita a la iglesia, al nuevo museo, y terminando con una degustación de productos callosinos como el queso fresco y el níspero, para después terminar con una comida en las Fuentes del Algar y, si hay tiempo, bajar la comida con un paseo por el museo de Cactus, terminando en La Quesería. La visita a la Cooperativa agrícola, sin embargo, no se contempla ya que por el momento no quieren participar en la iniciativa. Si todo marcha bien la primera visita se hará a finales de abril, y para tal fin se editarán guías, adecuará un lugar para los autobuses y dotará presupuesto para las degustaciones, además de integrarse en la Fundación Turisme de Benidorm para su difusión.