Corría el año 1984 y el norteamericano Patrick O'Shea llegó por primera vez a la bahía de Benidorm a bordo de un gran portaaviones de la Armada de los Estados Unidos. Ya vestía galones, pero "aún no tenía el pelo blanco", como él mismo bromeaba ayer recordando aquel paso por la ciudad.

La noche del domingo, avisó a la tripulación de que no desaprovecharan la ocasión de subir a primera hora del lunes a la cubierta para contemplar la llegada a Benidorm desde alta mar, una llegada "espectacular", según la definió ayer, y que a muchos estadounidenses les trae inmediatamente a la retina el recuerdo de grandes ciudades de su país que, en muchos casos, no han pisado desde hace meses. Veintisiete años después de ese primer viaje, Patrick O'Shea volvió ayer a desembarcar en el puerto comandando el crucero lanzamisiles CG 64 USS Gettysburg, el primer buque de guerra de EE UU que fondea en la bahía desde hace 22 años.

El atraque de este barco de la Armada de los Estados Unidos, pasadas las once de la mañana de ayer, ha vuelto a situar a la ciudad turística dentro de la órbita de localidades que sirven como puerto de escala para los buques de guerra pertenecientes a la Sexta Flota, la unidad operacional de las Fuerzas Navales Americanas en Europa y que tiene como eje de maniobra el mar Mediterráneo. El objetivo, recuperar el "turismo militar" que era más que habitual en Benidorm durante los años 70 y 80 y que, con la llegada de los 90 quedó en el olvido.

Según las estimaciones aportadas ayer por el Ayuntamiento, se prevé que los 356 tripulantes -36 oficiales y 320 marines- que lleva a bordo hagan un gasto en la ciudad cercano a los 200.000 euros durante sus cuatro días de estancia. Por ello, el Consistorio no ha dudado en preparar un amplio programa para la tripulación. Ayer, el comandante del crucero lanzamisiles fue recibido en el despacho de Alcaldía por Agustín Navarro y los ediles de Turismo y Seguridad, Manuel Cabezuelos y José Bañuls, respectivamente. Hoy, está previsto que las autoridades municipales visiten el buque y, para mañana miércoles, se ha preparado una recepción de gala en el edificio municipal del Torrejó.

Pero al margen de las visitas y recepciones oficiales, el gasto que se prevé más importante será el que los propios marines hagan en la ciudad. Al mediodía de ayer comenzaron a desembarcar los primeros tripulantes dispuestos a aprovechar al máximo sus días de descanso y ocio. El primer edil explicó que, por ello, confían en que "puedan apreciar Benidorm y conocer sus bondades para que ésta no sea la primera y última visita, sino que después de este buque puedan venir muchos más", tras lo que destacó que antes de desembarcar, los tripulantes "perciben el pago de parte de su nómina para que puedan gastar en puerto, por lo que esperamos que su visita genere unos ingresos más que positivos".

Además de la gran variedad de locales de restauración, comerciales y de ambiente nocturno de la ciudad, a los 320 marines del Gettysburg se unirán otros 1.600 de un portaaviones atracado en Cartagena para pasar un día festivo en Terra Mítica.

Gran esfuerzo en seguridad

El Ayuntamiento destacó además el esfuerzo "se ha llevado a cabo un gran esfuerzo en seguridad". En este sentido, el edil del área, José Bañuls, explicó que para el desarrollo de la estancia del buque en aguas de Benidorm se ha dispuesto un "dispositivo conjunto en el que trabajan Policía Local, Policía Nacional y Guardia Civil" y agregó que se está a la espera de poder recibir la confirmación de la llegada de algún otro navío más en próximos meses.

"Esperamos que se cumplan las expectativas y pronto pueda venir un portaaviones con cuatro o cinco mil marines a bordo. Esas son las joyas de la corona", concluyó Navarro.