El 25 de julio de 1866 nació en Orxeta Ángel Llorca. Poco más de dos décadas después obtuvo el título de Maestro de Primera Enseñanza. Tras iniciar su profesión en la provincia, marchó a Madrid a ampliar estudios. Hoy es considerado como uno de los más destacados impulsores de la Renovación Pedagógica en España, algo por lo que la dictadura franquista le inhabilitó perpetuamente para que no pudiera siquiera cobrar la pensión. Ayer, la fundación que lleva su nombre y el Ayuntamiento de su pueblo natal le rindieron un homenaje. Lo hicieron presentando una película documental sobre su vida y su obra, y destapando una placa en su recuerdo en la casa que le vio nacer, ubicada en la calle Mayor número 42 de esta pequeña localidad de la Marina Baixa.

El homenaje dio comienzo sobre las seis de la tarde, con la proyección de la película, realizada por la productora Producciones Audiovisuales, subvencionada por el Ministerio de Educación, la Fundación Ángel Llorca y el Ayuntamiento de El Perelló. El visionado duró cerca de una hora, emocionando en más de una ocasión al centenar de personas que acudieron a la cita. Y es que, el video no sólo contaba la vida y obra del ilustre maestro en tercera persona, sino que lo hacía también desde algunas voces del pueblo, de aquellos que hace dos años fueron grabados para recoger, de forma permanente, los recuerdos que tenían del viejo profesor.

Aunque Llorca, como otros tantos personajes ilustres, no fue profeta en su tierra, la labor realizada por esta fundación que rescata del olvido su impulso a nuevos métodos en el área de la educación, y al propio debate pedagógico, la ha puesto en valor.

El alcalde de Orxeta, José Vicente Ferriz, así lo manifestó ayer, afirmando que para la localidad es un orgullo que se sepa que hay una fundación con el nombre de un orxetano, y que divulga su figura.

Cabe recordar que en 1905 se le concedió el Premio de Honor y Medalla de Oro en la Exposición escolar de Bilbao por los trabajos de su Escuela en Elche, siendo miembros del jurado Manuel B. Cossio y Miguel Unamuno. En 1937, en plena Guerra Civil, ya jubilado, creó junto a un grupo de jóvenes maestros en el Perelló las Comunidades Familiares de Educación, apostando por una pedagogía basada en la experiencia e ideas que le costó la pensión.