El útil que una vez fue utilizado para escribir asuntos del día, allá por los siglos II ó I a.C (Ibérico final, hace 2.200 años), relata ahora un momento clave del pasado de la Marina Baixa, la transición de la etapa íbera a romana. Se trata de un "stylus" de hueso, un punzón que los romanos utilizaban para escribir en tablillas de madera encerada, que ha sido encontrado por el equipo de arqueología municipal de La Vila dentro de un silo circular de 1,8 metros de diámetro en un yacimiento íbero de la localidad.

La excavación de Les Ribetes surge con las obras del colector de aguas pluviales que recorre el casco urbano de La Vila. Una superficie de más de 800 metros de longitud en la que se han realizado sondeos para proteger las zonas donde hubiera indicios de la existencia de restos arqueológicos. Los sondeos descartaron casi un 90% del área de obras, dejando otras, como ésta, para ser excavadas. Según explica Antonio Espinosa, director del Museo de La Vila, la zona en la que están trabajando es un saliente del antiguo talud costero que hubo entre los barrancos del Censal y el Barranquet, hoy ocultos por el relleno de metros de escombros que se pusieron para construir la carretera y la expansión de la ciudad. En ese espolón, "un lugar privilegiado por su control visual de la bahía de Allon, se estableció un importante asentamiento, primero ibérico, después romano, probablemente una villa suburbana propiedad de un personaje principal, o bien un barrio completo en la periferia de la ciudad". En una anchura de 3 metros de ese lugar (lo que corresponde a la zanja del colector de pluviales) es donde se ha encontrado el silo fechado en el II a.C y en su interior, el punzón.

Según recuerda el concejal de Patrimonio Histórico, Pepe Lloret, los silos son grandes hoyos excavados en el suelo, enlucidos de arcilla y quemados para endurecerla, donde se almacenaba grano tostado para conservarlo todo el año. Cuando se abandonaban se rellenaban con lo que se tenía a mano, de ahí que se encuentren en ellos objetos interesantes, como es este "stylus" de hueso. Un punzón que se expondrá en un futuro en el museo, con otros dos decorados de bronce también encontrados en La Vila, uno de los cuales está ahora en el Museo de las Culturas de Valencia.

El "stylus", cuyo nombre da origen a la pluma estilográfica, tiene un extremo con forma de punzón para escribir y otro de una superficie biselada para hacer de goma de borrar, aplastando la cera.

Perfilado el perímetro de la ciudad romana

Las excavaciones surgidas por el colector han desvelado los límites de Allon hacia el este. Antes de las obras de la antigua N-332, en los años 30 del siglo XX, su costa era una sucesión de espolones rocosos que dominaban el talud costero con un desnivel de 20 metros sobre la playa. Una especie de línea ondulada cuyos entrantes eran barrancos que penetraban en perpendicular al mar hacia el interior, obligando a subir hasta la plaza de "La Creueta" para sortearlos y seguir camino hacia la parte oriental del territorium de Allon, de la comarca. Ese rodeo se ha conservado fosilizado bajo La Vila durante 2.000 años. Muestra que si un carro romano quería ir, por ejemplo, la villa del Albir, partía del foro (Plaza de la Generalitat), subía por el Kardo Maximus o calle principal norte-sur (hoy calle Canalejas), hasta la Creueta, escoltado por cientos de tumbas, y, tras alcanzar un bivium (cruce de caminos) fosilizado tomaba el camino viejo de Valencia (actual avenida de Benidorm), para pasar junto a villas como la de Barberes Sur y la cantera romana de Cales i Alataies, recientemente descubierta.

Por otra parte, se ha descartado excavar de momento en la plaza de la Generalitat, donde se encontraron indicios del foro y de una calzada que bajaba al puerto, a una gran profundidad, ya que se pasará el colector a una profundidad por debajo de los yacimientos detectados, según informaron desde la Concejalía de Patrimonio Histórico.