En las terribles escaleras del campo de Mauthausen se dejaron la vida miles de republicanos españoles. Muchos, valencianos. Así, en su canción "Tres de Pego", el grupo de rock La Gossa Sorda rememora a tres vecinos de esa localidad que acabaron en ese monumento al horror nazi. Años después, tras la guerra, dirigentes del Tercer Reich buscaron refugio en la costa mediterránea, a muy poca distancia de Pego. Lo que son las cosas.

De estos dramáticos círculos trata la exposición "Mauthausen. Crónica Gráfica", inaugurada ayer en el Ayuntamiento de Benidorm. Son 65 fotografías que relatan la existencia cotidiana de los presos y que fueron realizadas por los propios nazis. "Vieron la luz gracias al esfuerzo de uno de los republicanos valencianos, Francesc Boix, que logró sacar los negativos del campo" relató Emili Payà, responsable del Centro Octubre de Acció Cultural. Las instantáneas sirvieron como prueba en los juicios de Nuremberg.

Por su parte, la concejala de Cultura, Eva Mayor, precisó que "aunque se trata de una muestra itinerante, hemos querido aprovechar su paso por Benidorm para ofrecer una segunda mirada, la de los dirigentes nazis que se refugiaron en Alicante y en las Marinas". Un fenómeno que pasó de soslayo durante la era franquista, pero que en la actualidad ha sido recreado en trabajos históricos y literarios: de hecho, la exposición incluye el cómic "Hitler, el precio de la vida", editado en 1977 (costaba 60 pesetas) y que cuenta el deambular de oficiales nazis por Benidorm, Calp o Valencia, donde se ven inmersos en una complicada trama de espionaje. No es sólo un argumento de ficción: algunos nazis participaron en España en diversas conspiraciones políticas, tal y como asegura en clave mucho más científica el periodista Joan Cantarero en su libro "La huella de la bota", sobre el rastro de los nazis en Dénia. Cantarero cree que en esa población pudo esconderse el médico de Mauthausen Aribert Heim. Otro círculo que se cierra.