Alrededor de un 70% del yacimiento íbero encontrado en 2005 en la Cala de Finestrat ha sido destruido. Un particular lo ha arrasado con la presunta intención de engrandecer la superficie de su local comercial, ubicado justo encima de los restos arqueológicos, según confirmó ayer el concejal de Urbanismo de Finestrat, Juan Francisco Pérez. Añadió que los técnicos del Ayuntamiento finestrense tuvieron conocimiento de lo que estaba ocurriendo el pasado miércoles, día en que procedieron a tramitar la pertinente denuncia en la Guardia Civil por un presunto delito de expolio del patrimonio histórico y cultural. Desde ese momento, la investigación está en manos de un grupo especializado del cuerpo, dado que como todo yacimiento de la Comunidad Valenciana pertenece a la Consellería de Cultura.

Según declaró el regidor, aunque se cree que se ha salvado un 30% de los restos, y se espera que los demás se encuentren en los sacos de tierra que fueron extrayendo sin permiso del lugar (ahora confiscados), no se sabrá el alcance de los daños hasta que no sean revisados por los técnicos de la Conselleria de Cultura. "Hasta que ellos no vengan a evaluarlos no podremos saber qué se ha perdido", apuntó el edil. Lo que se sabe es la historia que hay tras ellos, pues no sólo fueron catalogados convenientemente cuando se encontraron sino que existe un proyecto para su musealización en la Conselleria pendiente de ser aprobado para su ejecución, algo que ahora será inviable.

Los restos se descubrieron cuando el Ayuntamiento recibió una solicitud de obra para edificar y se procedió a realizar las catas arqueológicas al considerarse toda la Cala como zona protegida por los indicios al respecto que se habían ido encontrando en ella. En dichas catas, se encontró una calle, con estructuras anexas a los lados, que podían ser casas o almacenes y que en todo caso confirmaban la importancia del lugar como enclave portuario en la época íbera, según explicó ayer el arqueólogo municipal José Ramón García Gandía, quien data el yacimiento entre los siglos IV a II a.C.

Tras dar con el vial íbero, el promotor del edificio Rota, ubicado en la avenida de la Marina Baixa número 7, llegó a un acuerdo con el Consistorio de Finestrat para lograr un mayor coeficiente de edificabilidad a cambio de musealizar el yacimiento. Para ello llegó a elaborar un proyecto que presentó al Ayuntamiento, remitiéndolo éste a Consellería, siendo el que se encuentra pendiente de aprobación.

Mientras ese asunto se tramitaba el yacimiento se tapió y cerró para que no se deteriorara, y así ha estado hasta que "unos señores han comprado uno de los locales que hay justo encima y al ver que debajo había hueco decidieron hacer un agujero en el forjado para meterse en él", relató el regidor de Urbanismo y portavoz del gobierno local. Tras ese momento, "con carretillas y a escondidas, empezaron a sacar la tierra, hasta que pasó el celador de obras y viendo que había movimiento dio el aviso a Urbanismo". Tras ratificar el jefe de área lo que estaba ocurriendo, se ordenó a la Policía Local el precinto de la zona y se tramitó la pertinente denuncia en la Guardia Civil, que al menos hasta el viernes no había detenido a nadie vinculado al caso.

El concejal confirmó también que el promotor de esas obras, un español que representa al extranjero que ha comprado el local, tenía concedida la declaración de obra nueva o licencia para reformar el local, "pero en ningún caso para hacer un butrón a través del forjado para excavar en el sótano".

Por otra parte, se da la circunstancia de que el propietario del local estaba informado de la existencia del yacimiento, pues según indicó ayer Pérez, "en la declaración de la propiedad horizontal del edificio figura en una cláusula, y eso consta a todos los propietarios".