El cruce entre las calles Avilés con Asturias, en La Cala de Benidorm, nunca había estado tan concurrido como en el día de ayer. Una decena de efectivos de la Guardia Civil registraron durante algo más de dos horas y media el chalé familiar que Eduardo Zaplana tiene en esta zona residencial de la ciudad turística y se llevaron numerosa documentación en bolsas y cajas. El registro, que se realizó en presencia del exministro, un abogado privado y una comisión judicial, se inició pasadas las 19.30 horas y se prolongó hasta las 22.15. Aunque desde muchas horas antes, este tranquilo barrio ubicado a pocos metros de la playa de Poniente andaba revuelto.
Los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil «tomaron» la calle Avilés al filo de las ocho de la mañana. Allí, además de la casa de veraneo de Eduardo Zaplana, también registraron horas antes otro domicilio ubicado frente al del también exalcalde de Benidorm, en el que se incautaron igualmente de numerosos documentos. Al parecer, según confirmaron distintas fuentes relacionadas con la investigación, dicha vivienda sería propiedad de Robert Bataouche, un empresario francés afincado en la ciudad desde hace décadas y que en su día estuvo vinculado a las adjudicaciones de las ITVs, uno de los negocios que centra parte de la investigación por la que se ha acabado arrestando a Zaplana. Bataouche, administrador de la empresa Marina Greenwich, que es la concesionaria del puerto deportivo Luis Campomanes de Altea, y con participaciones en otras sociedades, entre ellas Terra Mítica Parque Temático de Benidorm u Hotel Mítica SL, fue en su día socio de Tabarca Media junto al ya fallecido Antonio Alcalá de Vargas Machuca, quien a su vez resultó adjudicatario de una de las estaciones de ITV en la provincia.
Varias horas después de esta primera inspección se produjo el segundo de los registros en este mismo vial. En concreto, en el número 17, en pleno cruce entre Avilés y Asturias, donde se ubica la vivienda del exministro. La casa estaba siendo custodiada desde muy temprano por dos agentes de la UCO, a los que al filo de las 15 horas se unieron cuatro efectivos de la USECIC, la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil. Apostados en la puerta principal de la vivienda, una finca con varias alturas y vistas únicas a la playa, su misión era evitar tumultos debido a la gran acumulación de cámaras de medios de comunicación y de curiosos y vecinos del barrio, que a lo largo del día se acercaron hasta la zona para presenciar en vivo y en directo lo que leían en los periódicos y veían por televisión.
Sin embargo, aunque su llegada se esperaba desde mucho antes, la comitiva con Eduardo Zaplana no llegó a la zona hasta las 19.40 horas. El expresidente de la Generalitat fue conducido desde València en un todoterreno BMW de color negro y custodiado por un Seat gris. Ambos vehículos entraron por la puerta del parking privado del chalé y, desde allí, toda la comitiva subió andando por el jardín hasta la vivienda.
El que en su día lo fuera todo en el PP valenciano llegó enfundado en una americana azul marino y camisa y vaquero azul claro, sin esposar y con un aparente gesto amable y colaborador hacia los investigadores. Aunque inicialmente se le ofreció un abogado de oficio, fue un letrado privado el que le acompañó durante toda la inspección.
En el transcurso del registro, los agentes sacaron de la vivienda en varias ocasiones bolsas y cajas con documentación y otros objetos, que cargaron en los maleteros de los distintos vehículos. Pese a las grandes dimensiones de la casa, el registro fue mucho más rápido del que se produjo en la vivienda de Zaplana en València, ciudad a la que fue devuelto pasadas las 22.15.
Durante la jornada, los agentes también giraron visita a otros domicilios de personas arrestadas en la «Erial», entre ellos una vivienda propiedad del exdirector de Relaciones Institucionales de Terra Mítica y persona del círculo más íntimo del exministro, Joaquín Barceló en pleno centro de Benidorm. Allí, al parecer, la comitiva apenas estuvo alrededor de diez minutos y se marchó sin pruebas que poder aportar a la investigación.
