Sus pertenencias caben en una mochila de la que no se separa. No tiene nada más. «Esta es mi casa», dice Tomek mientras la señala. Aún es capaz de esbozar alguna sonrisa cuando le preguntan como está después de lo que vivió en Benidorm hace unas semanas. Admite estar «muy estresado» porque todo el revuelo que se ha organizado a su alrededor «es una situación nueva para mí». A pesar de todo, su conclusión es positiva: «Espero que esta historia ayude por lo menos a una persona más. Si sirve para ayudar, seré feliz».

Tomek es un joven de origen polaco de 34 años que lleva tiempo viviendo en la calle. En el mes de mayo se enfrentó a uno de los peores capítulos de su vida que la ha cambiado por completo. Sin dinero para comer y con una adicción al alcohol que él mismo ha reconocido, alguien le ofreció 100 euros por tatuarse el nombre de un británico que celebraba su despedida de soltero en la frente. En ese momento no le pareció mala idea: «Iba borracho», explicó Tomek ayer a las puertas del Servicio de Atención al Turista Extranjero (SATE) de Benidorm donde acudió a formular la correspondiente denuncia junto a miembros de la Asociación de Comerciantes Británicos.

El alcohol que llevaba ese día en el cuerpo y los 100 euros que le ofrecieron por ello no le dejaron pensar. «Cuando estás en la calle, tienes hambre y necesitas beber, 100 euros es como ganar la lotería», afirmó ayer. Un dinero que «viviendo en la calle» es «mucho». Así que, en sus propias palabras, en ese momento dijo «sí, ok» pero al día siguiente, cuando vio lo que tenía en la frente, solo pensó «¡Oh, qué he hecho!». Además «me sentí humillado porque tengo el nombre de alguien en mi frente sin poderlo quitar y estará ahí para el resto de mi vida».

Ayer, ante los medios de comunicación que se agolpaban en las puertas del SATE, quiso puntualizar que solo fue un ciudadano inglés el que estaba con él junto al tatuador. «No eran 30 como se ha dicho», alegó además de recordar que ese hombre «también iba borracho». El tatuador trabajó en su frente hasta que el dolor fue «tan insoportable» que hubo que parar. En ese momento, a la persona que le dio el dinero le pareció bastante aunque no estuviera acabado. «Se aprovechó de mi situación», todo para «divertirse».

Pero además a Tomek no le cuadra la versión de que el nombre fuera el del novio de una despedida de soltero sino más bien que aquel británico quiso tatuarle el nombre de su novia y su dirección. Sin embargo, esta persona niega todo, hasta que Tomek viva en la calle. «Allí éramos tres, él, yo en la camilla y el tatuador y él estaba haciendo fotos», así que no entiende cómo dice ahora que no estaba. También alega que el tatuador «no debió hacerlo nunca porque estaba borracho». Pero su pesadilla no acabó ahí. Unos días después, en la playa de Levante, le atacaron para robarle los 17 euros que aún le quedaban y le hicieron un corte en el cuello que enseña mientras habla en un perfecto inglés en la puerta del SATE. Era la quinta vez que le robaban en España.

Así que transcurrido todo, se fue a Granada. Allí ya había vivido un invierno porque asegura que a las personas como él las atienden «muy bien» y en un «comedor social» que lamentablemente cierra en agosto. Allí en la capital granadina se enteró del revuelo por un amigo de Polonia que le mandó hace apenas tres días un mensaje al Facebook con las fotos que corrían por la red. «¿Eres tú? Me preguntó. Le dije que sí y estalló la bomba».

También en la ciudad andaluza intentó poner una denuncia sobre lo sucedido pero no pudo, de ahí que decidiera volver a Benidorm donde la Asociación de Comerciantes Británicos ya se había puesto manos a la obra para ayudarle y estaba buscándole. Sobre las 5.00 horas de este viernes llegaba en autobús y lo recogían miembros de la entidad.

Tratamiento

Tras poner la correspondiente denuncia, lo llevaron a comer para reponer fuerzas y, ya por la tarde, acudió al hospital Clínica Benidorm a hacerse un chequeo. Ese mismo centro se ha ofrecido de forma gratuita a borrar las huellas del tatuaje de su frente. La Asociación de Comerciantes Británicos ha conseguido reunir en muy pocos días más de 3.000 euros para esa cuestión pero que ahora destinarán a, según explicó la presidenta Karen Mailing, a dar a Tomek una salida a sus problemas médicos. A parte de la adicción al alcohol, el joven polaco tiene problemas de espalda. Mailing indicó que «la decisión la tiene que tomar él», es decir, que rehabilitarse es decisión del joven pero ellos pondrán todos los medios a su alcance para intentar que tenga una nueva vida.

Tomek recalca que «está feliz» de estar en Benidorm y que solo espera que «se haga justicia» sobre aquellos que jugaron con su pobreza «para reirse». Mientras, la entidad busca un lugar para que pueda quedarse estos días y «estar tranquilo» después de todo. Una ayuda inesperada que puede cambiarle la vida para siempre.