El Partido Socialista fue el domingo, de manera holgadísima, la fuerza más votada en Benidorm en las tres urnas (Congreso, Autonómicas y Senado), pero ni los resultados de las autonómicas (los más aproximados en teoría a una confrontación en municipales) ni mucho menos los de las elecciones generales, serían suficientes para que la izquierda lograra convertir en alcalde a alguno de sus candidatos. Sumados cada uno de los dos grandes bloques, el popular Toni Pérez continuaría portando la vara de mando. Con el apoyo de Ciudadanos y Vox, el actual primer edil se garantizaría 14 concejales, uno por encima de la mayoría absoluta.
Con la referencia de los resultados autonómicos y de acuerdo a la Ley d'Hondt, los partidos del Botànic lograrían once de los 25 escaños del Ayuntamiento de Benidorm: siete el PSOE, dos Podemos y dos Compromís; el centro derecha y la ultraderecha, por su parte, se anotarían una mayoría absoluta de 14 ediles, con los seis del Partido Popular, los cinco de Ciudadanos y los tres de Vox. Y todo ello, sin tener en cuenta la particularidad de unas elecciones locales en las que el Toni Pérez candidato es también el Toni Pérez alcalde, su grado de conocimiento entre la población es muy superior al del resto de rivales, no confrontará votos con su excompañera de partido Gema Amor, que no concurre a los comicios, y aspirará a la reelección en un escenario en el que conviven otras candidaturas locales que poco o nada aportan al bloque progresista.
as tres formaciones de izquierda sumaron anteayer 12.680 votos en las generales y 12.505 en las autonómicas, con el PSOE como formación más votada en ambas, con el 30,29 y el 27,17% de apoyos, respectivamente. PP, Cs y Vox congregaron 14.796 sufragios en las generales y 14.279 en las autonómicas, más de 1.700 votos de diferencia con el Botànic y por encima de 2.100 sobre Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y el aspirante de Compromís, que se quedó sin escaño en Alicante.
Mientras que los populares y Ciudadanos anduvieron parejos en ambas elecciones, los votantes del PSOE prefirieron a Pedro Sánchez sobre Ximo Puig, con tres puntos de diferencia a favor del presidente del Gobierno. Pablo Iglesias logró en Benidorm mil votos más que su candidato autonómico, mientras que los ultras de Vox lograron dos puntos más para el Congreso que para las Cortes Valencianas, probablemente por tratarse de una ciudad con aluvión de electores de otras provincias de España, entre quienes la cuestión autonómica pesa menos que la nacional.
El caso de Compromís es especialmente llamativo en Benidorm. La formación de Mónica Oltra obtuvo 2.349 votos en las autonómicas y se descalabró hasta los 573 en las generales, lo que indica que no sólo Pedro Sánchez y Pablo Iglesias pescaron en el caladero nacionalista, sino que una parte importantísima del voto de Compromís en las generales acabó necesariamente en la saca de Pablo Casado.
Sociología e ideología
A pesar del antagonismo de ambas siglas, hay una explicación para ello más ligada a la sociología que a la ideología. Históricamente, parte del voto nacionalista que en su día encarnaron en Benidorm la Unitat del Poble Valencià y ahora el Bloc, ambos en el ADN de Compromís, acababa en las listas del PP en las elecciones generales y se dividía en las locales. En las formaciones conservadoras de la localidad casi ha sido una seña de identidad situar a líderes con generaciones y generaciones de benidormería detrás, cabezas de familia que han compartido infancia, adolescencia, vecindario y hasta lazos familiares con quienes luego han resultado enfrentarse en las urnas, desde la antigua Alianza Popular de María Zaragoza y Miguel Barceló, a los democristianos de Vicente Pérez Devesa o los nacionalistas con los que llegó a compartir candidatura en los años 80 el actual presidente de los hoteleros, Toni Mayor. En suma, la gent del poble, una minoría muy influyente en el censo de Benidorm que sostiene un voto fiel, aunque muy fragmentado entre los populares y sus históricas escisiones y, en menor medida, los socialistas.
A tenor de los datos del domingo, las versiones menos optimistas del PSOE local son de la opinión de que un mes es muy poco tiempo para darle un vuelco a estos resultados y se produzca un vuelco en el Gobierno local. Por el contrario, el entorno del candidato, Rubén Martínez, confía en que el PP ahonde su descalabro y el soufflé de Vox se reduzca tras obtener unos resultados que no van a influir en la gobernabilidad nacional y autonómica . Desde el PP, por su parte, se confía en que el electorado premie la gestión del Gobierno local, que ha sido capaz de gobernar cuatro años en minoría, sin estridencias que mermen sus apoyos y pactando con el resto de grupos.
En el resto de la Marina Baixa, el PP ha mantenido únicamente en Finestrat y en Callosa d'En Sarrià, y la victoria del PSOE en La Nucía se considera coyuntural y al margen de los comisiones locales. Pocos dudan de que Bernabé Cano no logre una mayoría más que holgada, sensación que se repite con el Partido Socialista en l'Alfàs. Cano y Vicente Arques se han convertido en especialistas en ganar por goleada en sus respectivos municipios, bien por su gestión desde el Gobierno local, bien por el escaso fuste de sus oponentes o por una mezcla de ambos factores.
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