El Castell de Benidorm vuelve a ser visitable. El enclave turístico se ha vuelto a abrir esta tarde después de las obras de excavación que han tenido más de cinco meses este espacio cerrado al acceso. Cientos de vecinos y turistas han paseado ya por la nueva plaza y contemplado las novedades que se han incluido.

Los móviles y las cámaras no faltaron en todo momento. Fotografías y "selfies" han vuelto a este enclave por el que pasan millones de personas al año y que se ha convertido en uno de los más fotografiados para redes sociales y elegido por los "instagramers" para sus posados. Al caer la tarde, las imágenes captadas por los objetivos se llenaron además de los colores del atardecer.

El proyecto de intervención arqueológica y de construcción de la recuperación y puesta en valor del Castell de Benidorm comenzó en junio. Entones se cerró al paso esta conocida plaza y el «mirador», lo que dejó a los visitantes sin acceso a unos de los enclaves turísticos más importantes y que aparece en miles de fotografías al año; acceso que solo se abrió unos días en Fiestas de Benidorm. Pasados esos meses de intenso trabajo, el espacio volverá a abrir con su tradicional balaustrada y pérgola blanca con detalles azules y su «pouet», pero también con un pavimento reformado y a modo de museo al aire libre. Eso sí, con algunos remates para terminar como la iluminación, la ventilación mecánica forzada en los elementos de suelo pisable y toda la señalética que explicará cada vestigio y el conjunto del yacimiento, según explicó el alcalde Antonio Pérez junto a la concejala de Patrimonio, Ana Pellicer; el concejal de Obras, José Ramón González de Zárate; y otros miembros de la Corporación.

Los hallazgos que han quedado visibles bajo ventanas de cristal son parte de la muralla bajomedieval de Levante y Poniente; el aljibe con abrevadero; un tramo de escalera del siglo XVIII que daban acceso a la planta superior del castillo y de la muralla moderna; y la muralla de cierre, parte del foso y uno de los muros de la torre de Levante. Además, dos tramos de las barandillas blancas, que datan de 1920, se han sustituido por cristales desde los que ver también restos de la muralla y una nueva vista de la Isla y de las playas mucho más abierta.

Esa fortaleza, que se transformó en el siglo XVI y en el XVIII mantuvo la estructura, podría seguir mucho más allá pero para descubrirlo habrá que esperar a otra campaña arqueológica del futuro que permita excavar otra parte del castillo. Mientras, el director de Arqueología, Eduardo López, explicó ayer que se hará una recreación de lo que se piensa que puso ser el Castell que se colocará en un panel explicativo para que se conozca la historia de este enclave y cada elemento de esas ventanas de cristal contará también con su explicación.

Una muralla marcada en el suelo

Con todo, los visitantes podrán descubrir el recorrido de la muralla mirando el suelo de la plaza. Y es que se ha instalado un pavimento corrido diferenciado que marca la alineación de la estructura del castillo en época moderna (siglo XVIII). Este pavimento se conjuga con la calzada portuguesa y con el granito en damero de la pérgola que ha crecido «en anchura respecto a la anterior», según Pérez. Una pérgola que se estrenara como escenario de un pleno institucional el próximo 6 de diciembre, Día de la Constitución.

Pero si algo destaca y se ha añadido como mejora al proyecto, es la remodelación de la «Replaceta del Castell», conocida como el «mirador». Allí, una rosa de los vientos de granito y bronce ocupa todo el espacio con hitos locales y geográficos de cada punto cardinal, así como los ejemplares de fauna autóctona más singulares que se pueden encontrar en los mismos. Las obras han supuesto una inversión de 1,2 millones de euros, 500.000 de ellos de una subvención de fondos europeos Feder.