Caminar por el Castell de Benidorm es hacerlo entre dos épocas. Primero porque las obras de excavación han dejado a la luz restos arqueológicos de la antigua fortaleza que se mezclan con la modernidad de los cristales que lo cubren o las barandillas de cristal y una balaustrada que data de 1920. Pero además, es adentrarse en un enclave turístico que se ha convertido en uno de los escenarios más fotografiados y que, con su nueva apariencia, vuelve a llamar la atención de visitantes y forofos de las redes sociales e «instagramers».

La plaza del Castell ha estado cerrada más de cinco meses por el proyecto de intervención arqueológica y puesta en valor que se ha llevado a cabo gracias a un subvención de los Fondos Feder. Ayer, esta plaza ubicada entre las dos playas de Benidorm, reabría sus puertas completamente, sólo a falta de rematar algunos detalles como la iluminación.

La nueva pérgola, que luce más amplia que la anterior pero con los mismos detalles, la vuelta del «pouet», los restos arqueológicos bajo ventanas de cristal y una rosa de los vientos en todo lo que ahora es la «Replaceta del Castell», es decir, el antiguo «mirador» sobre el agua, recibían ayer la visita de cientos de personas en el primer día. De hecho, a las 16.00 horas cuando se retiraron las vallas y se abrió el paso, los vecinos y turistas ya esperaban ansiosos para conocer «in situ» la reforma y aquello que se había hallado escondido bajo el pavimento.

«Preciosísimo», decía una mujer que a través del teléfono le describía cada detalle al interlocutor del otro lado. «Qué bonito y la barandilla de cristal parece que estés sobre el mar», apuntó otra de las turistas que accedió ayer por la tarde a la plaza.

A ellos se sumaron muchos otros durante este primer día y, cuando cayó el sol y las luces se encendieron, los que pisaban de nuevo el castillo podían contemplar otra perspectiva del mismo. Así, las luces iluminaban todo el espacio que se unió a un atardecer de colores rojizos. Una mezcla casi única.

Pero si algo no faltó ayer fueron las cámaras de fotos y los teléfonos móviles. Algunos recorrieron el espacio fotografiando cada detalle nuevo, la Isla desde esa barandilla que ahora es de cristal y deja una visión mucho más amplia o el renovado «pouet». Los bancos también se llenaron de gente que se hacia fotografías con los teléfonos. Los «selfies» volvieron a la plaza del Castell y a este enclave que ya se ha convertido en uno de los más fotografiados en redes.

La rosa de los vientos de fondo

El Castell de Benidorm y el antiguo «mirador» han protagonizado miles de fotos y los «instagramers» lo elegían como fondo para sus posados. Ayer, uno de los puntos de la escalera que baja a la zona inferior era el más elegido para retratar el momento. La rosa de los vientos que se ha colocado en ese mirador y la Isla de fondo hacían que nadie quisiera irse sin esa foto que volverá a llenar las redes sociales.

Benidorm ha recuperado y reabierto uno de sus enclaves más fotogénicos a solo una semana del Puente y a poco menos de un mes de Navidad con un tiempo primaveral, un marco único para una buena fotografía.