Apoyar al sector turístico que ha puesto por delante la seguridad que su propio patrimonio; ayudar a los autónomos a tirar para adelante; y garantizar la seguridad sanitaria en el territorio tras la crisis generada por el coronavirus. Estas fueron algunas de las premisas que el alcalde de Benidorm, Toni Pérez, planteo ayer al hacer balance y hablar del futuro que tiene la ciudad tras la crisis sanitaria. La capital turística tuvo que renunciar a su principal motor para centrarse en afrontar una crisis que iba a volver a golpear a los ciudadanos y probablemente mucho más profundamente que hace unos años. El primer edil tiene claro que la pandemia ha hecho estragos en varios ámbitos pero que el municipio saldrá más «reforzado» que nunca de la situación actual, tanto social como turísticamente.

El alcalde participó ayer en los Foros Municipales impulsados por INFORMACIÓN sobre la gestión de la pandemia. Una conferencia web, patrocinada por la firma de gestión y digitalización Global Omnium y el Ayuntamiento de Benidorm, y moderada por el director del Club INFORMACIÓN, Toni Cabot. En este encuentro, en el que también ha contestado a las preguntas de los participantes, ha analizado cómo se enfrentó la ciudad a la situación de crisis sanitaria, qué decisiones se tomaron y cómo se ha gestionado, por ejemplo, la seguridad de las playas para evitar contagios.

Precisamente, cerrar las playas el 14 de marzo fue una de las decisiones que pensó que nunca tomaría. Y como esa, tampoco le pasó nunca por la cabeza que la actividad turística se pararía en seco: «Si hay una industria maltratada y golpeada por esta pandemia ha sido el turismo», afirmó en su intervención. Pérez hizo un repaso casi cronológico desde marzo. Recordó cómo la ciudad ya se puso a trabajan a finales de febrero al ver cómo evolucionaba la pandemia en otros países de Europa. Sobre todo, con los datos que se recogen en la «Smart Office», la oficina incluida dentro del Destino Turístico Inteligente (DTI) que proporciona un análisis en cifras de todo lo que sucede.

Benidorm paralizó su actividad ese 14 de marzo: se cerraron las playas y los hoteles, con Hosbec a la cabeza, plantearon el día 15 el cierre de toda su planta hotelera en 72 horas con una ciudad al 80% de ocupación. «La ciudad no había cerrado nunca su actividad, ni siquiera en invierno», indicó el alcalde, quien apuntó que la decisión tomada por la patronal hotelera fue «valiente y arriesgada» más cuando se tomó ocho días antes de que hubiera un mandato legal para hacerlo (el Estado de Alarma marcó ese cierre para el 26 de marzo). A ello se sumó el trabajo de Visit Benidorm para «convencer a turoperadores y líneas aéreas de que no siguieran mandando turistas que ya habían pagado sus vacaciones». Una gestión que «hay que tener en cuenta y que se hizo desde Benidorm», añadió.

Pero ante todo, había que afrontar una crisis sanitaria que, aunque Benidorm «ha conseguido soslayar con una incidencia moderada», sí que pasó a una crisis social y económica que «ha afectado al tejido social y productivo» de la ciudad. Así que se plantearon medidas sociales y económicas para ayudar a las familias de la ciudad; pero también planificar la recuperación del turismo. Con todo, el alcalde aseguró que «probablemente hasta Semana Santa de 2021 no recuperaremos el pulso y capacidad para generar riqueza y felicidad».

Así, «era una crisis sanitaria pero sabíamos que iba a venir una social y económica como nunca antes» para lo que se prepararon todos los recursos para «aliviar la carga fiscal a la ciudadanía», además de promover un proyecto de voluntariado llamado Red de Ayuda Colectiva (RAC). Y en cuanto al turismo, se planteó un Plan Especial de Protección que se trasladó a todos aquellos lugares donde teníamos voz». Benidorm se unió además al tren de la Diputación de «un verano fiscal»; es decir, reclamar ayudas que no hundieran más al sector.

Con todo, Benidorm sacó algo positivo de la pandemia: conocer la población real con la que cuenta cada día más allá de los empadronados. La ciudad ronda los 70.000 vecinos en el padrón, pero los datos de estos meses de agua o recogida de enseres, entre otros, ha marcado una población diaria de 125.000 personas. «Desde el 15 de marzo hemos gestionado para el conjunto, para ese tejido social, empresarial, de las personas, empadronados o aquellos que pasaron su confinamiento aquí», indicó el primer edil.

Y entre todo, Benidorm tuvo además que cambiar su estrategia como Destino Turístico Inteligente para añadir el «más seguro» en el que se introdujeron medidas que pasaban por «la monitorización de la situación sanitaria, crear un protocolo para asegurar el destino y la gestión de espacios públicos». En este último punto es donde entró en funcionamiento el proyecto de «Benidorm Beach Safety» o cómo organizar las playas de Benidorm para que fueran las «más seguras, todos los días y para todos» cuando se pudieran volver a abrir al público.

«Para Benidorm es clave tener atractivos y hacer un efecto llamada para que los turistas vengan a disfrutar de unas vacaciones seguras a la ciudad», indicó el alcalde. Con todo, concluyó su intervención alegando que «estamos ganando la batalla cuerpo a cuerpo pero el enemigo aún está ahí y se llama covid».

Cierre de playas

Tras su comparecencia, llegó el turno de preguntas donde reconoció que «cerrar las playas es cerrar Benidorm» y que fue una decisión «traumática»: «Nadie se presenta a alcalde para tomar decisiones así». Además apuntó que la ciudadanía se ha comportado «de manera ejemplar y modélica» desde que se desató la crisis sanitaria.

En cuanto al futuro, el alcalde reconoció que «ya hay un cambio en el comportamiento de los turistas» y que en la actualidad se vive «un momento de mucha incertidumbre», aunque el sector turístico está preparado para «hacer frente a cualquier circunstancia». Sobre los rebrotes, el primer edil se mostró cauto y reconoció que «el temor» está en la población y en los turistas. En cuanto a las medidas de seguridad, apuntó que «solo se recuperará la situación con compromiso individual sumado a un reto colectivo». También se le preguntó la implantación de una tasa turística: «No y nunca con Toni Pérez en el gobierno», alegó. Y en cuanto al Brexit y si se había diluido su debate, fue claro: «Para nosotros el Brexit sigue muy latente pero desapareció del debate en marzo» con «toda lógica» por la situación sanitaria pero que sigue siendo una preocupación.

Reivindicaciones: Más apoyo de las administraciones públicas

El alcalde de Benidorm, Toni Pérez, respondió ayer también a cómo es la relación del Ayuntamiento con otras administraciones. En este punto tuvo una de cal y otra de arena a pesar de indicar que «me prometí hace tiempo ser leal» con ellas. El primer edil rompió una lanza a favor de la Diputación de Alicante o la Secretaría Autonómica de Turismo. En el primer caso al considerar que «está fijando su mirada en los problemas reales de los municipios». En el segundo, porque Benidorm «se siente parte» de ella a pesar de que «no comparto el color político ni ideología» pero se hace un «trabajo codo con codo» durante la pandemia y cuentan con la capital turística como «un aliado fundamental para que la marca Comunidad Valenciana crezca». Eso sí, indicó que «lamentamos la incomparecencia en algunos casos de quienes tienen otras responsabilidades que no son las turísticas». En el caso del Estado, indicó que ese Plan de Especial Protección al Turismo «no ha tenido lamentablemente ningún eco. Pequeños detalles y medidas, pero el turismo, en el gobierno de España, debería estar posicionado en el nucleo duro de las decisiones». También se refirió al remanente: «Tenemos un gran remanente y superávit con el esfuerzo de los vecinos» y «estamos viendo que eso que sirvió para el Gobierno de España y las autonomías para enjugar las cuentas, son una bolsa apetecible». Apuntó que el Ejecutivo central ha hecho varios intentos de «apropiarse» de esos bienes que debemos tener la capacidad de invertir aquellos que hemos tenido la capacidad de generarlos». Lo que piden es que ese superávit se libere para atender las necesidades de los municipios.