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Aforo desbordado en les Fonts de l'Algar

Cientos de personas se agolpan en el paraje sin respetar las distancias ni otras medidas de seguridad

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Aforo desbordado en les Fonts de l'Algar en Callosa d'en Sarrià

Podría decirse que les Fonts de l'Algar son lo más parecido al paraíso aquí en la tierra. O, al menos, lo eran hasta que el nuevo coronavirus irrumpió en nuestras vidas para cambiarlo todo. El escaso control en el cumplimiento de las medidas de seguridad contra el covid-19 ha hecho que la visita a este enclave se haya convertido estos días en un infierno para muchos visitantes, que han trasladado a este diario numerosas quejas. Entre ellas, por la falta de espacios de aparcamiento, por el poco uso de las mascarillas en el entorno de las zonas de baño o por la masificación que se produce a diario en todo el recinto, que gestiona el Ayuntamiento de Callosa d'en Sarrià. El alcalde de la localidad, Andrés Molina, del PP, afirma que desde el Consistorio se intenta hacer cumplir las normas y, aunque reconoce que hay «momentos puntuales en los que hay aglomeraciones», asegura que este año el paraje «está mucho menos masificado que en otros veranos».

Las colas de gente se observan desde muchos metros antes de llegar a la zona de taquillas. A diferencia de otros años, en los que había dos entradas para acceder al recinto, este año el Consistorio ha establecido un recorrido único y limitado el acceso a un solo punto, lo que hace que el público tenga que hacer cola en un estrecho pasillo, en ocasiones durante más de media hora, para llegar a la entrada principal. Allí, además de los que esperan para entrar, confluyen también los que salen del paraje, así como un equipo de fotógrafos que retratan a los turistas y el tenderete que tienen montado para exponer las fotos que más tarde les invitarán a comprar. No hay marcas en el suelo, ni flechas para señalizar el itinerario, ni nada de nada, de modo que la gente se agolpa para esperar su turno sin cumplir ni un mínimo con la distancia social de 2 metros que se debería guardar.

A continuación, ya en las taquillas y previo pago de 5 euros por persona, los usuarios reciben una pulsera amarilla, roja o verde, en función de la hora a la que acudan, que deberán ponerse en la muñeca y llevar mientras se estén bañando. El aforo está limitado a 800 personas, aunque no hay tornos ni otro sistema de conteo que garantice que no se supera.

Tras algo más de tres meses cerradas durante el tiempo que duró el confinamiento, el Ayuntamiento de Callosa reabrió las Fuentes del Algar el 22 de junio fijando tres tramos horarios: de 9 a 13 horas, de 13 a 16 y de 16 a 20 horas. La idea era que, una vez superado el tiempo de la pulsera que cada usuario tiene asignada, la gente abandonara el lugar y dejara sitio para los que vienen detrás. Pero en la práctica no hay un vaciado general ni nadie que controle que así se haga, de modo que llega un momento del día en el que pueden coincidir personas con los tres colores de pulsera dentro de las fuentes.

Y aunque muchos bañistas mantienen la mascarilla mientras van de un lado a otro, la mayoría hace poco o nulo uso de las mismas, lo que unido al no cumplimiento de distancias de separación, provoca situaciones bastante incómodas y de alto riesgo para la transmisión del SARS-CoV 2, lo que lleva a mucha gente a recoger sus bártulos y abandonar el paraje, tal y como han relatado algunos afectados.

El alcalde: «Nos alarmamos más»

Fuentes conocedoras de la situación indican que la Policía Local de Callosa ha remitido a la Generalitat al menos dos informes con propuesta de denuncia por la gestión que está realizando el Ayuntamiento en este paraje a pesar de la crisis sanitaria. Según estas fuentes, entre los aspectos notificados por los agentes figura el escaso control de aforos y del distanciamiento social. Igualmente, la oposición municipal también asegura haber alertado de la masificación que se registra prácticamente a diario. «Pero el Algar es la gallina de los huevos de oro para el Ayuntamiento y al equipo de gobierno le da todo igual con tal de hacer caja», afirma la portavoz del PSOE, Mari Carmen Mascaró.

Por contra, el alcalde callosino mantiene que desde el Consistorio «se hace todo lo posible por cumplir las normas y controlar el aforo», aunque reconoce que «en algunas ocasiones es difícil hacerlo al cien por cien». Andrés Molina señala que con motivo del covid-19 se ha «limitado mucho» el acceso al Algar: «Hemos puesto el aforo en 800 personas para que no haya masificación, cuando otros años se ha llegado a las 2.500 en un día, pero para nosotros es muy difícil materializar que no haya colas o que la gente respete las normas y cumpla con los horarios de cambio de pulseras», manifiesta el primer edil, que también atribuye algunas quejas a que «la gente ahora se alarma más».

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