Benidorm recibe a miles de viajeros por carretera y muchos de ellos llegan en autobús. Cuando bajan con sus maletas en la estación de la ciudad sus caras cambian ante un paisaje desolador. El espacio con el que cuenta la capital turística da la bienvenida a los turistas entre desperfectos, suciedad y algunos rincones incluso llegan a ser insalubres. Que la estación de autobuses de Benidorm es un «agujero negro» en la imagen de la capital turística no es nuevo. Lleva años en ese estado sin que nadie haya hecho nada para solucionarlo más allá de promesas y peticiones para que el concesionario de la misma arreglara de una vez por todas una lista interminable de desperfectos. Pero además, supondrá un «agujero económico» en los próximos meses.

Una de las escaleras del espacio fuera de servicio para los usuarios. david revenga

Caminar por la estación es hacerlo entre paredes llenas de agujeros, cristales rotos, locales comerciales cerrados y siendo nidos de insalubridad (solo hay operativos un gimnasio, una tienda de ropa y un supermercado) y la suciedad y enseres se acumulan en esos espacios. Escaleras cerradas, las mecánicas funcionan día sí día no, los baños siguen el mismo camino y encontrar en marcha las pantallas de información es casi un milagro. «No es la imagen que se debería dar de Benidorm y cualquier solución llega muy tarde», apuntan algunas fuentes.

Arreglar esta infraestructura tan importante para el turismo no va a ser fácil, tanto material como económicamente. Pero parece que se vislumbra un poco de luz en el túnel para que recupere la imagen que se pensó para ella cuando se adjudicó el proyecto en 2003. La estación de autobuses de Benidorm ha sumado muchos capítulos como una de las mayores irregularidades urbanísticas ejecutadas en el municipio por el polémico Ortiz En 2003, el Ayuntamiento adjudicó el proyecto con una pequeña zona comercial y habitaciones para el descanso de los conductores de bus. Pero de 500 m2 previstos se pasó a 10.000 y un hotel. En 2007 y 2012 dos sentencias anularon la concesión porque el proyecto no tenía nada que ver con el original. Y empezaron los problemas. Los últimos tres gobiernos de Benidorm (uno del PSOE y dos del PP) intentaron alcanzar un acuerdo con el constructor para finiquitar de mutuo acuerdo el contrato y, de este modo, que ninguna de las partes saliera perdiendo. Y tras meses y meses de reuniones, ha llegado.

Agujeros y desperfectos que se pueden ver en las paredes. david revenga

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La estación de autobuses de Benidorm, a pedazos en pleno mes de agosto

Benidorm compensará a Ortiz con 24,5 millones de euros por las obras ejecutadas en la estación y que no han sido aún amortizadas, a cambio de que él acepte la rescisión de la concesión. Pero esos millones los pagará el nuevo adjudicatario. Y, ¿qué pasa con el estado de la estación? Pues ahí está la segunda parte: Ortiz deberá dejar las instalaciones en perfecto estado para lo que deberá ejecutar un proyecto de rehabilitación integral cuyo coste asciende a 287.141 euros.¿Dinero suficiente?

Pero ¿es suficiente esa inversión para rehabilitar el espacio? Algunas fuentes aseguran que ese importe se queda corto para afrontar todo lo que hay que hacer para «recuperar» la estación. Para empezar, se deberán solucionar todos los problemas internos que van desde el arreglo de paredes, techos o ventanas hasta escaleras, baños o locales comerciales para dejarlos a punto para esa nueva licitación. Pero también se afrontará, según las fuentes consultadas por este diario, la remodelación y arreglo de las fachadas exteriores de todo el complejo. Es decir, menos en la estructura, la adecuación tiene que llegar a todos los rincones de este espacio para que vuelva a ser «atractivo» para los turistas y viajeros pero, sobre todo, para aquel que quiera pujar por la concesión de nuevo que el Ayuntamiento tendrá que licitar en seis meses (que se podrían ampliar tres más). Esos cerca de 300.000 euros tienen que dar para dejar la infraestructura como si fuera nueva. Habrá que esperar para ver si realmente llegan para todo.

El estado de uno de los locales comerciales de la estación. david revenga