Nunca hubo tantísimas plazas hoteleras cerradas durante el invierno y nunca, además, hubo tan bajos niveles de ocupación. Las restricciones a la movilidad y el cierre perimetral de nuestra autonomía para frenar los contagios de covid-19 han hecho que el turismo desaparezca del paisaje urbano de Benidorm. Así lo refleja la estadística publicada esta semana por la patronal turística Hosbec, según la cual la ocupación hotelera cayó durante la primera quincena de noviembre al 21,4% y tan sólo prevé alcanzar el 18% para lo que resta de mes. Y ello, a pesar de que la planta hotelera en funcionamiento está bajo mínimos: sólo diez hoteles abiertos. O, dicho de otra manera, permanecen abiertas solo 8 de cada cien camas de hotel.

Fuentes de Hosbec mantienen que el comparativo de estos datos con el mismo período del año pasado «es demoledor: respecto a 2019 se han perdido 61,5 puntos de ocupación. El mercado nacional representó un 58,7% del total mientras que para Hosbec, si hay algo positivo, es la presencia de turistas del Reino Unido, que están en segundo lugar con un 23% a pesar de las cuarentenas impuestas por su Gobierno. Según la patronal, se trata de turistas que realizan la reserva por su cuenta y que vuelan con compañías como Easyjet o Ryanair, que siguen programando algunos de sus vuelos.

Por lo que se refiere al conjunto de la Costa Blanca, la media de ocupación en la primera quincena fue del 27,1%, un dato que de aquí a final de mes podría incluso mejorar.