A partir de este mes de diciembre solo podrán circular por el casco antiguo de La Vila Joiosa aquellos vecinos que residen en el mismo y cuenten con la autorización pertinente para ello; o los que la tienen en trámite, porque el nuevo sistema que pretende acabar con parte del tráfico rodado en esta zona histórica arranca con cerca de medio centenar de permisos aún pendientes de concederse. El control de accesos del casco antiguo se inició este martes y, a partir de ahora, aquellos que no estén registrados en el Ayuntamiento para circular por el mismo podrán ser sancionados por incumplir la ordenanza que se ha creado para ello.

El nuevo sistema entró este martes en funcionamiento para la zona más histórica del municipio. A partir de ahora, las entradas y salidas en vehículos se harán solo por dos puntos: uno de ellos estará situado en la subida a la plaza Castelar; y otro en la confluencia de la avenida Doctor Esquerdo y el paseo de San Pedro. Serán unas cámaras las que lean las matrículas de aquellos que quieran acceder. Si se cuenta con autorización, el semáforo se pondrá verde; si no, permanecerá rojo.

El control de accesos del casco antiguo arranca con un centenar de autorizaciones dadas a los vecinos con las que podrán circular por este barrio. El proceso para solicitarlas arrancó en enero de 2019 y, según las fuentes consultadas por este diario, algunos de ellos no recibieron hasta este martes ese permiso. Además, el Ayuntamiento, según fuentes municipales, tiene pendiente de resolver cerca de 50 más.

Pero, ¿se multará a esos vecinos que aún no tienen el documento? Pues desde el consistorio se ha dado una moratoria de dos meses a esos residentes. Es decir, que aunque la ordenanza entró ayer en vigor y ya se puede sancionar, los que aún lo tengan pendiente pueden enviar un correo al Ayuntamiento para avisar de esta cuestión y así evitar ser multados, una medida que se acordó con los representantes de los vecinos en una reunión hace unas semanas. Las sanciones oscilan, según la documentación consultada, entre los 100 y los 500 euros.

Los permisos concedidos, según las mismas fuentes, son para cinco años. En el caso de los hoteles y empresas que se encuentran en el casco antiguo, se podrá informar de los vehículos que tengan que acceder a «mes vencido sin necesidad de autorización previa». Y en cuanto a los transportistas y demás usuarios que necesiten acceder de forma esporádica podrán notificarlo durante los siguientes 7 días tras acceder y así evitar ser sancionados.

Con todo, los vecinos pueden seguir pidiendo autorizaciones. De hecho, según apuntaron algunas fuentes, la cita previa para realizar el trámite se está dando «para dentro de dos o tres semanas».

El control de accesos del casco antiguo que prohíbe la circulación de vehículos a motor por este emblemático barrio de casas de colores lleva «coleando» desde 2016 cuando ya se instaló el sistema de semáforos y cámaras pero varios problemas en la tramitación de la ordenanza fueron retrasando su implantación.

Fue en 2018 cuando se aprobó y fue publicada la nueva ordenanza en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP). Así, en enero de 2019, el Ayuntamiento daba un plazo de dos meses a los vecinos para que pidieran sus autorizaciones, un proceso que provocó algunas dudas a los residentes sobre la documentación a presentar o los plazos. Así, estaba previsto arrancar el régimen sancionador el 1 de julio de 2019, pero en ese momento también se retrasó porque, según se informó en ese momento, había que perfilar «flecos» en el sistema. Fue hace un mes cuando el Ayuntamiento informó que se activaría finalmente el 1 de diciembre a través de un bando municipal.

Seguimiento con los vecinos

Este martes, el alcalde de la Vila Joiosa, Andreu Verdú, y la concejala de Seguridad Ciudadana, Isabel Perona, con varios miembros del equipo de gobierno, tras comprobar el funcionamiento del nuevo sistema, indicaron que desde el Ayuntamiento, Policía Local y la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo se realizará un seguimiento conjunto para comprobar la evolución de la implantación y de este modo hacer «coparticípes» a los residentes.

Verdú explicó que «esta ordenanza sale adelante con el beneplácito de la vecindad, persiguiendo el objetivo marcado que no es otro que la conservación y cuidado del casco histórico del municipio». Perona recordó que la implantación se ha hecho « empatizando con la ciudadanía» que reside en el casco histórico, «dándoles todas las facilidades e informaciones a través de una dirección de correo electrónico que la concejalía ha puesto en marcha con el fin de poder resolver todas las dudas y contratiempos».