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Subirse a un árbol: hasta 750 euros de multa en Bolulla

Bolulla crea una normativa de convivencia ciudadana para acotar las conductas incívicas

El municipio de Bolulla.

Subirse a un árbol y provocar algún daño, lavar animales en la vía pública, poner publicidad en los coches o hacer acrobacias con bicicletas o monopatines que puedan suponer un peligro unido a conductas como no recoger las deposiciones de las mascotas o ser incívicos con otras personas. La pequeña localidad de Bolulla ha aprobado una ordenanza de Convivencia Ciudadana con la que pretende acotar aquellos comportamientos vecinales que no permitan convivir con naturalidad y tranquilidad en este pequeño municipio de apenas 400 habitantes. Una normativa que se asemeja a las de las ciudades grandes y que el Ayuntamiento ha decidido aplicar para tener una herramienta con la que enfrentarse a los reincidentes.

Hace unos meses, desde el consistorio se alertaba por redes sociales que se perseguirían los comportamientos incívicos que se estaban dando en el pueblo. Entre ellos, ponía el ojo en la cantidad de deposiciones de mascotas que se podían ver por las calles y alertaba a los dueños que no las recogían de que su empeño en ensuciar las calles podría tener consecuencias. La ordenanza de convivencia ya estaba sobre la mesa y esta misma semana ha sido aprobada definitivamente tras su publicación en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP).

Pero, ¿qué más recoge el documento? Pues más de 80 artículos y 150 posibles hechos sancionables divididos en leves (de 300 a 600 euros), graves (de 601 a 6.000 euros) y muy graves (de 6.001 a 18.000 euros). Y entre ellos, algunos más curiosos que otros. Por ejemplo, subirse a un árbol puede suponer hasta 750 euros de multa (150 euros si se paga pronto) o hacer acrobacias con bicicletas o monopatines que estarían en el mismo importe.

El alcalde, Adrián Martínez, explicó a este diario que la ordenanza se ha hecho en base a una genérica y que recoge supuestos generales. Es decir, que donde habla de los árboles, se entiende que «es por el daño que se pueda ocasionar» en algunos casos; es decir, si una persona lo hace con mala intención y provoca un incidente con otra persona o rompe algo, es cuando se aplicaría. Pero además, explicó que «aplicaremos lo que tengamos que aplicar» en los casos más graves y cuando se «tengan que tomar cartas en el asunto». Porque la intención es que los vecinos conozcan bien esta nueva ordenanza e informarles de qué sanciones se podrían imponer en caso de que no se cumpla con ella. «Hablamos siempre de sancionar a los reincidentes, los que no respetan la convivencia cívica», indicó Martínez.

Precisamente ese es el objeto de la ordenanza: «Preservar el espacio público» como lugar de convivencia y civismo, en el que «todas las personas puedan desarrollar en libertad sus actividades» con pleno respeto a la «dignidad y a los derechos de los demás y a la pluralidad de expresiones culturales, políticas, lingüísticas y religiosas y de formas de vida diversas» del municipio.

Trile o cenizas en contenedores

La ordenanza recoge otras conductas con sanciones específicas. Por ejemplo, como actividad grave estaría el juego del trile en las calles con sanciones de 750 a 1.500 euros. Pero también depositar petardos, cigarros o cenizas en los contenedores, una práctica que puede conllevar también hasta 750 euros de multa. Y es que el municipio alertó hace unas semanas de que se habían quemado tres de ellos en solo unos días e incluso colocó un bando para informar a los vecinos. La ordenanza recoge sanciones esta conducta.

Además de la recogida de excrementos en la calle, se sancionará a aquel que lave a los animales en la vía pública o lave la ropa en las fuentes; también si se colocan carteles o vallas sin permiso o publicidad en los vehículos y además la actividad de los aparcacoches, supuestos que se dan también en las grandes ciudades. Y entre las sanciones graves, también aquellas conductas que atenten contra la libertad de las personas o permitan que los terrenos o edificios estén en mal estado, entre otras. Con todo ello, Bolulla pretende que la convivencia en este pueblo siga siendo tranquila y la normal entre los vecinos.

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