Un nuevo incendio en Benidorm ha vuelto a poner esta tarde en alerta a la partida de Armanello, la última gran bolsa de suelo por urbanizar en la ciudad pero cuya degradación va día a día en aumento. El siniestro se ha originado pasadas las 16.30 horas en las inmediaciones de una de las viviendas de esta zona, que se encuentra abandonada desde hace cerca de dos décadas a la espera del desarrollo de un plan parcial que se ha tenido que volver a iniciar de cero por problemas con el antiguo urbanizador, el polémico empresario alicantino, Enrique Ortiz.
El fuerte viento y la acumulación de vegetación seca y de todo tipo de suciedad han provocado que se formara una intensa humareda, que se ha hecho visible incluso desde algunos municipios colindantes a Benidorm, como La Vila Joiosa.
Para sofocar las llamas, el Consorcio Provincial de Bomberos ha tenido que movilizar un total de cinco vehículos, toda la dotación del parque de Benidorm, así como a todos sus efectivos. Además, ha sido necesario el apoyo de los Bomberos Forestales y el apoyo de Policía Local y Nacional.
Fuentes de este cuerpo de extinción han explicado que, debido al viento, la intensa columna de humo ha sido desplazada hacia los edificios colindantes al Armanello, en la zona del Hotel Pueblo, y que ha sido muy dificultoso poder sofocar el fuego. De hecho, dos horas después de iniciarse, los Bomberos todavía seguían en la zona refrescando y estabilizando la superficie afectada para asegurarse de que el viento no vuelve a reavivar las llamas.
El siniestro no ha provocado heridos pero sí ha vuelto a poner el acento en el elevado riesgo que existe en esta zona. De hecho, podría decirse que no hay semana en la que no se produzca en alguno de estos terrenos un pequeño conato de incendio que obliga a Bomberos y Policía a intervenir, tal y como reconocen desde ambos cuerpos.
Como ya ha venido contando reiteradamente este diario, la mayoría de viviendas que aún siguen en pie en la partida de Armanello se encuentran okupadas de manera irregular. Muchas de ellas tienen enganches de luz en las farolas de la vía pública y tampoco reúnen las mínimas condiciones higiénico sanitarias que garanticen la seguridad de las personas que habitan en ellas. A esto se une la abundante vegetación que puebla a sus anchas por todas las propiedades y la proliferación de vertederos incontrolados, lo que convierte a esta zona en un auténtico polvorín, como así ha quedado de nuevo demostrado este mismo miércoles.
