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Antonio García Buigues JEFE DE URGENCIAS DEL HOSPITAL DE LA MARINA BAIXA

Antonio García Buigues: «Los botellones echan por tierra todo el sacrificio que hemos hecho durante meses»

Reconoce sentir frustración por las imágenes de fiestas y botellones del pasado fin de semana en muchas ciudades y teme que, tras ellas, venga un goteo de nuevos contagios. Por eso, recuerda que aún no hemos vencido al virus y que queda camino hasta la famosa inmunidad de rebaño.

Antonio García Buigues.

Después de un año tan duro como el que hemos vivido la ciudadanía en general, pero especialmente los trabajadores del sector sanitario, debido a esta epidemia ¿cómo se reciben las imágenes de botellones y de desfase que pudimos ver el pasado fin de semana en algunas ciudades de España?

Con miedo, miedo de poder volver otra vez a estar en la misma situación que hemos vivido hace solo unos meses. Y también, por otro lado, te sientes un poco frustrado, decepcionado, porque hemos hecho un esfuerzo enorme; hemos sacrificado muchísimas cosas no solo en lo laboral, también en lo personal; hemos estado meses y meses sin ver a amigos, a familiares, sin pasar las Navidades con los tuyos... Te has privado de tantísimas cosas en lo personal y te has sacrificado tanto en lo profesional, que al ver esas imágenes da la impresión de que todo ese esfuerzo se echa por tierra, se esfuma, no se valora, se menosprecia.

Le pongo un ejemplo: se ha publicado que el Hospital del Mar de Barcelona tuvo el pasado fin de semana, tras el fin del estado de alarma, siete ingresos por covid y 27 por intoxicaciones etílicas derivadas de estas celebraciones.

Es terrible. Y, además, el efecto de estas borracheras es doblemente perjudicial, porque a todo lo que conlleva el abuso del alcohol súmale que durante todo el tiempo que has estado bebiendo, que debe ser mucho, has estado sin mascarilla y sin tomar precauciones sanitarias, con lo cual el riesgo de poderte contagiar se dispara una barbaridad. ¿Cómo se percibe todo esto por parte de los sanitarios? Sinceramente, con bastante frustración.

Da la sensación de que mucha gente se ha tomado el fin del estado de alarma como si hubiésemos terminado con la pandemia, pero imagino que ustedes siguen viendo a diario casos positivos o sospechosos de covid-19, ¿no?

Seguimos viendo, pero ahora es verdad que pocos. Sin embargo, es cuestión de tiempo. Veremos qué pasa en dos semanas, pero yo creo que habrá un aumento de la incidencia porque es lo que nos dice la experiencia. Siempre que se han relajado las medidas han crecido los contagios, lo que pasa es que no es algo inmediato, tienen que pasar unas dos semanas para que notemos los efectos y ver si el fin de las restricciones se traduce en más positivos y una semana o dos más para que empiecen a llegar casos un poco más graves a los hospitales.

¿Les preocupa?

Nos preocupa. Nosotros ahora tenemos dos temores. Por un lado, que al haber más libertad de movimientos y más población en la zona, se van a incrementar sin duda las urgencias en general, porque hay más gente que va a salir a la calle, va a volver a hacer cosas que antes no hacía,... Y, por otro lado, nos preocupa evidentemente el coronavirus: sigue habiendo contagios. Si no ha habido más es porque hay más gente vacunada y porque hasta ahora hemos estado más recluidos, pero en cuanto se restablezcan los viajes, los movimientos y las libertades, los contagios van a seguir creciendo. Es lo mismo que pasó en verano y que ahora se puede volver a repetir.

¿Quiere decir con eso que, a su juicio, todavía es pronto para recuperar ciertas libertades?

Creo que habría que haber esperado un poco, no demasiado, quizás unos tres meses, que es el tiempo en el que se calcula que la vacunación va a alcanzar ya un porcentaje de población más alto. Yo confío en que para septiembre se notará que la vacunación ha tenido un efecto y se reduzcan de forma importante los contagios. El problema es que mucha gente cree que ya hemos llegado a ese momento, que ya hemos llegado a ese 70% de la famosa inmunidad de rebaño, pero aún nos falta un último esfuerzo.

La Conselleria de Sanidad ha abierto la puerta a que, a partir de septiembre, se puedan recuperar celebraciones como las Fallas, las Hogueras, fiestas patronales... ¿Cree que es una posibilidad real que para esas fechas pueda haber festejos?

Yo creo que empezar a ilusionarse no está mal, siempre y cuando se tengan previstas medidas restrictivas. Es decir, no podemos pasar de no hacer ninguna fiesta a hacer unas Fallas, unas Hogueras o unas fiestas de Moros y Cristianos como se han celebrado toda la vida: con masificaciones, descontrol,... De aquí a septiembre queda mucho por delante, pero ilusionarse y planificar no está mal, siempre y cuando se tengan en cuenta ciertas cosas.

¿Qué cosas?

Pues en primer lugar, la posibilidad de dar marcha atrás si llegado el momento de estas celebraciones la situación sanitaria hubiese empeorado o estuviésemos en cifras de incidencia altas. Y dos: aunque se pudieran celebrar las fiestas porque va todo bien, fijar claramente ciertas medidas sanitarias y restrictivas que acompañen a esas celebraciones, como aforos limitados, control en el uso de las mascarillas, distancias y todo lo que ya sabemos.

Se ha repetido mucho en todo este tiempo que hay gente que por miedo dejó de ir a Urgencias en los peores momentos de la pandemia con dolencias graves por miedo poder contagiarse en el Hospital. ¿Lo han percibido así? ¿Cómo está ahora la situación?

Así, así ha sido. Nosotros pasamos de tener una media de unas 200 urgencias al día en enero de 2020 a menos de cien. Y ya una vez que nos confinaron, cayeron a cifras tan bajas como unas cincuenta. Hubo, por ejemplo, dolores torácicos que se aguantaron mucho en casa y yo estoy seguro de que eso originó mucha mortalidad en el domicilio; personas que en condiciones normales hubieran acudido a Urgencias y se quedaron en casa y o bien el desenlace fue en casa o que, cuando llegaron aquí, el retraso complicó mucho la evolución. Eso se notó muchísimo. Y después también tuvimos un descenso muy drástico de accidentes de tráfico, en bicicleta, deportivos en general, porque la gente no salió de casa. Pero, básicamente, la principal causa fue el miedo de la gente a venir al Hospital. Ahora la situación se está normalizando, están creciendo las urgencias y la gente ya no tiene ese temor.

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