Urbanismo. Nació como un proyecto personal de José Ignacio de la Serna, quien falleció en 2015 sin verlo acabado. El edificio es el residencial más alto de Europa, con dos torres encaradas de 200 metros.
Es visible desde cualquier punto de Benidorm. Su color dorado hace que girarse a ver su altura sea imprescindible y se ha convertido ya en un icono del «sky line» de la capital turística. Pero su historia tiene decenas de capítulos con finales felices y no tan felices: desde la crisis inmobiliaria hasta la compra por el banco malo o, incluso, el interés de un grupo saudí por quedarse su estructura. 14 años han pasado desde que se dio la primera licencia y arrancaron las obras de los cimientos. Más de una década desde que el edificio InTempo comenzó a alzarse sobre el cielo de Benidorm. Un «coloso» de 52 pisos y 192 metros de altura, que una vez acabado dispondrá de 256 viviendas.
Hace apenas un mes, este residencial, que nació para ser el más alto de Europa, colgó la bandera de España a más de 200 metros de altura. Era la escenificación del fin de unas obras de construcción que han durado 14 años, con varias paralizaciones de por medio y cambios en la propiedad. Fue en la azotea del edificio, ya prácticamente terminado. Roberto Pérez-Guerras fue el arquitecto que diseñó la torre y que quien dirigió las obras en la primera y la última etapa. Pero el InTempo fue una apuesta personal del constructor José Ignacio de la Serna que falleció en febrero de 2015 sin verlo acabado.
Su promotora, Olga Urbana, fue quien consiguió la primera licencia en 2006. Los trabajos se paralizaron en 2014, con el 93% del proyecto ejecutado, después de que la mercantil entrara en concurso de acreedores dejando muchos propietarios que ya habían adquirido sus viviendas en tierra de nadie. Sus problemas lo acabaron convirtiendo en uno de los iconos de la crisis económica.
El proyecto terminó en manos de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), la entidad conocida como «banco malo» en el argot financiero. Heredó el préstamo hipotecario valorado en 108 millones de euros y luego lo vendió en 2017 por 60 millones de euros a un fondo de inversión extranjero. El InTempo pasó a la firma SVP Global.
Fue en 2018 cuando este grupo se propuso acabar las obras en el menor tiempo posible. No quería que el complejo se deteriorara más y, además, quería seguir la estela de otras constructoras que han visto en la zona de Poniente el escenario perfecto para reactivar la construcción de grandes edificios. La nueva propietaria dejó en manos de la promotora catalana Uniq Residential la finalización y la comercialización del proyecto y en la empresa Dragados la finalización de las obras. Así, el grupo inversor rediseñó algunas partes del proyecto inicial como, por ejemplo, los más de 13.000 metros cuadrados de zonas comunes del complejo.
En enero de 2020, la máquinas y operarios volvieron a trabajar en el InTempo. En junio de este año, faltaba rematar la limpieza y pequeños detalles en algunas de las 256 viviendas. La previsión es que este mes se conceda la licencia de ocupación y los primeros apartamentos (ya hay vendido un 40%) puedan empezar a ser entregados a partir de agosto. Y ese sí será el punto y final de la historia del «coloso dorado» de Benidorm.
Las obras del edificio InTempo arrancaron en mayo de 2007. Un año después, se podían ya ver los cimientos de este gran «coloso» de Benidorm y en mayo de 2009 empezaba a coger altura.
Este fue uno de los momentos cruciales y más impactantes en la construcción: la unión de las dos torres con una estructura de hierro que tenía que soportar el peso del «diamante» que corona el edificio.
Operarios desmontaron la gran grúa del InTempo. El proyecto no atravesaba su mejor momento y las obras se paralizaron. No se retomaron hasta cinco años después.
El nuevo dueño del edificio InTempo de Benidorm, la firma SVP Global, anuncia que se reiniciarán las obras de construcción de este emblemático rascacielos.
El InTempo ya tenía forma aunque quedaban partes por terminar. Pero los problemas no cesaban y su finalización estaba pendiente de un hilo a pesar del esfuerzo y la inversión económica.
En estas fechas, la cimentación y la estructura del edificio superaban ya los 700.000 kilos de acero. Sus dos torres aún no estaban unidas por el centro.
La torre InTempo colgaba este día la bandera de España a más de 200 metros de altura para escenificar el fin de unas obras de construcción que se han demorado durante más de 14 años.
